Video militar: gobierno dice ahora que no existe amenaza terrorista

Interpelación. FA apoyó a Rosadilla y Bonomi; oposición reclamó renuncia

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DANIEL ISGLEAS

A dos meses de que el presidente José Mujica advirtiera a los líderes de la oposición de supuestas amenazas contra jueces y fiscales, el gobierno descartó ayer la existencia de grupos terroristas dispuestos a atentar contra las instituciones.

Esto es lo que quedó en limpio tras la interpelación en el Senado a los ministros Luis Rosadilla (Defensa) y Eduardo Bonomi (Interior), por la divulgación a principios de marzo de un supuesto video (que después terminó en "imágenes" que solo el presidente Mujica vio) con amenazas a jueces y fiscales que están participando en los casos contra acusados de violaciones a los derechos humanos en la dictadura (1973-1985).

En la interpelación la oposición sugirió que todo este episodio no pasa de una maniobra política para condicionar a la opinión pública sobre la necesidad de apoyar la anulación de la ley de Caducidad.

El llamado a sala perseguía un doble propósito: obtener información sobre las amenazas, y hacer caer a ambos ministros por la "desprolijidad institucional" con que se manejó el tema.

La interpelación terminó con la aprobación de una declaración de apoyo a Rosadilla y Bonomi votada por los 17 senadores del Frente Amplio, que además rechazaron los pedidos de renuncia formulados por los senadores interpelantes Sergio Abreu (Partido Nacional) y Tabaré Viera (Partido Colorado). No llegó a votarse una moción de los partidos de oposición pidiendo el alejamiento de los ministros.

Básicamente, los senadores interpelantes centraron sus exposiciones en una pregunta: ¿quién fue la persona que entregó al presidente Mujica las imágenes con esas amenazas de un supuesto comando militar? Las explicaciones apenas arrojaron una tenue luz sobre el controvertido caso al cabo de dos meses de investigaciones. El ministro Bonomi se limitó a señalar que es "poco probable" que exista un grupo subversivo autodenominado "Ejército Nacional Libertador" -firmante del manifiesto con las amenazas-, conclusión a la que se llegó luego de que los servicios de Inteligencia siguieran tres líneas de investigación: una que apuntaba a grupos de militares retirados, otra a radicales de izquierda y la tercera a una organización neo nazi. Según Bonomi, estas hipótesis son "poco probables".

"No hay una amenaza real", resumió el ministro del Interior, y dijo que "no ha habido otros avances" en la investigación, lo que molestó a la oposición, que esperaba recibir ayer detalles de cómo surgió el manifiesto amenazante.

MANIOBRA. El descarte de la existencia de un grupo subversivo a quien responsabilizar de las amenazas hizo que la oposición vinculara la situación a la anulación de la ley de Caducidad. Viera y el nacionalista Francisco Gallinal apuntaron sus baterías a señalar que este episodio, que para el gobierno hoy no tiene otra explicación a la vista, no es sino una "operación de inteligencia política".

"Puedo pensar que este fue un invento y que se persigue condicionar a la opinión pública por la ley de Caducidad", dijo Viera.

Gallinal añadió que la situación está "estrechamente vinculada" al tema de la ley de Caducidad y que existe "intencionalidad política con origen en el gobierno". Estas alusiones molestaron al presidente del Senado, Danilo Astori, quien corrigió a Gallinal por estar para él fuera de tema, lo que el nacionalista rechazó.

Mientras la sesión discurría en el juego de ataque y defensa, el presidente Mujica se hizo presente en el Senado. Sin aviso previo, como es habitual en él, apareció en el ambulatorio y pidió a un ujier que hiciera salir de sala al ministro Bonomi.

Los periodistas que seguían la sesión desde las barras bajaron al ambulatorio, pero se encontraron con que la seguridad presidencial les impidió el paso. Ni cámaras ni micrófonos ante el presidente, fue la orden.

Mujica saludó a su ministro y le trasmitió el respaldo, pidiéndole que hiciera lo propio con Rosadilla para evitar que cedieran a los pedidos de la oposición y renunciara. Luego, se marchó rápidamente del Palacio Legislativo.

"mentiras". La oposición quedó muy desilusionada con algunas explicaciones de los ministros. Sobre todo con Rosadilla, que reiteró lo dicho en la comisión de Defensa del Senado en cuanto a que no había podido "interrogar" al presidente Mujica sobre quién le entregó las imágenes con las amenazas. Mujica es el único que ha admitido haberlas visto. Bonomi no hizo referencia a ese aspecto.

No solo Abreu manifestó incredulidad por lo dicho por Rosadilla, sino que también lo hicieron otros senadores. "Los ministros no tienen el respaldo del presidente porque los mandó al Senado sin el nombre de quién hizo la denuncia", dijo Abreu.

El colorado Pedro Bordaberry apuntó sobre las imágenes que "no creo que dos ministros hablen con el presidente y no le hagan esta pregunta simple: ¿quién te las trajo? Esto no lo cree nadie, ni siquiera los que van a declarar satisfactorias las explicaciones. Todos sabemos que ellos saben y protegen a alguien. Nos están mintiendo", afirmó Bordaberry.

El nacionalista Carlos Moreira también declaró su sorpresa por la ausencia de información. "El Poder Ejecutivo se muestra anárquico porque sus ministros no dialogan con el presidente, se dice que no le pueden hacer preguntas, no hay un ida y vuelta", dijo Moreira.

Luego, el oficialista Rafael Michelini afirmó que el tema no está cerrado para el gobierno y que el Senado "no puede tirar a dos ministros ante una situación que no es clara".

IMÁGENES. Rosadilla dio a entender que la conmoción pública de que hablaron tanto Abreu como Viera ocurrió luego de que el semanario Búsqueda publicara el manifiesto del "Ejército Nacional Libertador" el 10 de marzo, y no antes cuando el hecho había sido informado a los líderes partidarios el 24 de febrero.

El ministro de Defensa reiteró que el presidente les dijo a él y a Bonomi el 17 de marzo que había visto "imágenes" pero que no les dio otros detalles sobre el contenido.

Bonomi insistió en que Mujica les dijo a ambos que no había visto un video sino imágenes, y que lo hizo entre los días 12 y 14 de marzo. Y ratificó a Rosadilla en cuanto a que recién el día 17 de marzo el presidente les informó.

Argumentos de los protagonistas

Sergio Abreu.

No puede venir un ministro al Parlamento y decir que no sabe porqué no interroga al presidente. Estoy desorientado. Todos sabemos que alguien habló con el presidente y que el presidente lo oculta. ¿A quién le pregunto? Al Poder Ejecutivo. Si no tienen esa información, no pueden estar más en los cargos. Retacear información es parte del histórico dominio de contar cosas a medias, y de omitir intencionalmente verdades que se saben y por algo no se dicen.

Tabaré Viera.

Nadie cree que los dos ministros que son viejos compañeros de Mujica no le hayan preguntado quién le dio el acceso a las imágenes. ¿Por qué se involucra a militares? ¿Por qué no se hizo la denuncia al juzgado como era obligación? ¿Qué papel jugó el coordinador de inteligencia estatal (Agusto Gregori, MLN-T?

Si el ministro (Rosadilla) le preguntó y el presidente no le dijo es porque no es de la confianza del presidente y en ese caso debe dar un paso al costado.

Eduardo Bonomi.

No puedo venir acá a inventar cosas. Desde el primer momento dije que no había nada nuevo. Lo que importa es que no existe una organización terrorista como la que se ha planteado. Y tampoco puedo mandar a la Justicia algo que no tiene verosimilitud. La oposición ha tratado de agravar una situación que no es grave para poder pedir la renuncia de los ministros alegando que no se dan respuestas. Claro que damos respuestas. Lo que importa no es si hay un video, sino todo lo que se generó en torno al video. Y eso no lo hizo el Poder Ejecutivo.

Luis Rosadilla.

Siempre he hablado con la verdad, sin ocultar nada a los partidos políticos ni al Parlamento. Los cuatro partidos con representación parlamentaria recibieron un documento que contenía una estimación. En él se les solicitaba, si así lo consideraban necesario, mantener reserva sin que este aspecto debiera ser tomado como una obligación. No voy a permitir que se diga en voz alta, fuerte, que lo que decimos no lo cree nadie. Hay gente que no lo cree pero en esta sala y fuera de ella hay muchos que sí lo cree.

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