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BUENOS AIRES | VICTORIA MOLNAR

El 79% de las uruguayas presas en la Argentina intentaba ingresar drogas al país, según datos del Consulado en Buenos Aires. Dicen que lo hacen "por necesidad" y son la pieza más frágil, pero no menos útil, de un dispositivo de narcotráfico.

Hace un par de meses, Sandra -no es su nombre real para resguardar su identidad- le dijo a su madre que esa noche se quedaba a dormir en lo de una amiga y no volvía a la casa que compartía con sus ocho hermanos y ayudaba a mantener. Unos "conocidos" le ofrecieron ganar en un solo día lo que ella gana en 5 meses por la limpieza diaria de un edificio en Montevideo y junto a su prima de 33 años viajó a Buenos Aires. Iban por un solo día, pero esa noche, a la vuelta, fueron detenidas en la terminal porteña de Buquebus por intentar pasar, adosado al cuerpo y debajo de la ropa, lo que describe como "un cinto de droga que nos trajeron preparado".

Tiene apenas 18 años y la droga era más de dos kilos de cocaína, ahora comparte un pabellón con otras 19 muchachas -argentinas, españolas, colombianas, bolivianas, peruanas y hasta una tailandesa- que no tienen más de 21 años en una de las tres cárceles para mujeres que tiene el Servicio Penitenciario Federal de la República Argentina.

Para Sandra la tensión inicial ya pasó, se lleva bien con sus compañeras y su madre ya la fue a visitar, le envía lo que puede y habla por teléfono con ella a diario.

Pero afuera el modus operandi se repite: alguien que conocen en Uruguay les hace una oferta de dinero y viajan -en barco o en avión- a Buenos Aires por uno o dos días y allá, gente que -en la mayoría de los casos- nunca antes han visto las "prepara" colocándoles la droga fajada al cuerpo o en maletas. Por último las van guiando paso a paso a uno y otro lado del río mediante mensajes de texto.

"Son mujeres jóvenes de entre 18 y 35 años, socialmente vulnerables. Las traen de Uruguay, les ponen la droga y las mandan de vuelta. La mayoría es la primera vez que lo hace y no tiene antecedentes", expuso la Cónsul General en Buenos Aires, Lilián Alfaro, quien ve esta realidad con mucha preocupación y agregó que el Estado uruguayo a través del Ministerio del Interior está atento a la situación.

"YO TAMBIÉN LLEVO". Según pudo saber El País tras visitar las Unidades Nº 3 y Nº 31 de la cárcel de mujeres de Ezeiza -ubicada a unos 35 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires-, pocos días después de la detención de Sandra, cayeron dos feriantes montevideanas de unos 30 años.

Iban a volver por El Tigre y una de ellas logró subir a la Cacciola pero al ver que agarraban a su compañera se bajó del barco: "Yo también llevo lo que tiene ella, yo también tengo droga", dijo ante la mirada atónita de quienes la requisaban.

En el lugar hay al menos 15 mujeres uruguayas privadas de su libertad, todas por casos de estupefacientes. Las mujeres son el blanco.

UNOS 800 IMPUTADOS. Dentro del sistema carcelario argentino, Uruguay ocupa el cuarto lugar con más ciudadanos presos, por detrás de Perú, Bolivia y Paraguay. Según datos del Consulado General del Uruguay en Buenos Aires hay unos 309 ciudadanos uruguayos detenidos en la Argentina -la mayoría en centros de la provincia de Buenos Aires- y además más de 500 están imputados en causas penales y, aunque aguardan en libertad su procesamiento y posterior condena, no pueden volver al país.

"Los detenidos quedan a cargo de la Justicia argentina y nosotros como Consulado los asistimos como a cualquier compatriota. Muchos están solos en el país, nadie los viene a visitar, entonces nos piden que le hagamos el contacto con los familiares y nos solicitan desde ropa, hasta que les ayudemos a realizar la documentación para trabajar en el penal o les demos asesoramiento legal. Por suerte para todo eso la articulación con la Argentina es óptima", explicó Alfaro sobre la labor activa que eligió llevar a cabo en estos casos y por la que ahora se cuenta con datos sobre la situación de los ciudadanos uruguayos presos en la Argentina.

$ 10.000 POR KILO. "Son conductas de tráfico, aunque como no pudieron concretar el paso, a la mayoría se las condena por tenencia. La pena ronda los 4 años y medio y pueden salir expulsadas a la mitad", explicó a El País el abogado penalista Juan Olmos Badin, uruguayo recibido en la Argentina que colabora de forma voluntaria con el Consulado en el asesoramiento a detenidos uruguayos y agregó que el 95% no cuenta con un letrado privado por lo que son representados por un defensor oficial brindado por el Estado argentino, y éstos a veces llegan a tener cientos de casos a la vez.

Asimismo, el 98% de los imputados por drogas fue detenido mientras intentaba cruzar desde la Argentina hacia Uruguay y, hasta el momento, el Consulado uruguayo no tomó conocimiento de algún detenido que haya realizado el circuito inverso.

De acuerdo a los relatos de las detenidas, por lo general llevan dos kilos y medio de cocaína y les pagan en promedio unos $ 10.000 por kilo, lo que significa que el costo de traslado es exiguo si se lo compara con los $ 500.000 que vale en el mercado clandestino.

Si bien no ingieren la droga para transportarla son las llamadas "mulas", el eslabón más frágil de la cadena del tráfico de drogas.

Ellas saben poco y nada del negocio. También ignoran quiénes pueden estar detrás y la pista se desvanece en un crimen casi perfecto.

Dentro de la población de reclusos uruguayos en Argentina -309 en total- las mujeres son minoría. Sin embargo, mientras que entre los hombres presos el robo ocupa el primer motivo de detención, con un 59%, y le sigue la droga con un 35%, en las mujeres esa relación se invierte y la gran mayoría, un 79% son detenidas por llevar estupefacientes. El cuadro se agrava si se considera que se trata de un delito no excarcelable con penas de entre 4 y 15 años de prisión. Además -sin tener en cuenta la distinción de sexo- solo el 6% de este tipo de detenidos tienen antecedentes penales -en cualquiera de los dos países-, algo inversamente proporcional a lo que ocurre en los casos de robo, un delito en el que el 92% de los procesados es reincidente.

15 Es la cantidad de uruguayas que están presas por intentar viajar con droga en las unidades 3 y 31 de la cárcel de mujeres de Ezeiza.