Viraje de Cuba para salvar al socialismo

Cambio obligado. Raúl Castro encomendó a Marino Murillo, un dirigente de 50 años, aplicar medidas económicas de apertura La isla recibe US$ 1.400 millones anuales en remesas de Estados Unidos | Cambio obligado. Las medidas que lleva a la práctica el Partido Comunista incluyen reducir el número de estatales, eliminar subsidios y permitir la actividad privada 400 mil viajeros llegan desde el Norte

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LA HABANA | AP Y

THE NEW YORK TIMES

Cuba está en proceso de cambio, dentro de los parámetros del socialismo. Un dirigente de 50 años tiene la responsabilidad de impulsar las medidas. Recibe inesperada ayuda del exterior: suministros y remesas procedentes de Estados Unidos.

Cuando Raúl Castro reconoció que era hora de entregar el poder a líderes más jóvenes, pocos esperaban que el presidente de 80 años nombrara a alguien incluso más viejo que él como su número dos.

Pero en medio de esta dirección de "históricos", un alto funcionario de bajo perfil, Marino Murillo Jorge, sobresale por su juventud y la responsabilidad que tiene a cuestas: encausar los cambios económicos diseñados para liberar la economía y, al mismo tiempo, defender a la Cuba socialista.

"Parece ser el zar del proceso de reformas, un líder de la nueva generación que analiza y elabora políticas, las explica al público y las empuja entre las burocracias", dijo Philip Peters, experto del Lexington Institute.

Hijo de la generación posrevolucionaria, de baja estatura, subido de peso, amigo de las guayaberas talla XXL, de anteojos que a cada rato se acomoda sobre la nariz, Murillo llegó al mundo en 1961 mientras la revolución se consolidaba.

Ahora, cinco décadas después, Murillo es el responsable de poner en marcha una serie de medidas que reduzcan la cantidad de empleados estatales, eliminen de subsidios y dar espacio a la iniciativa privada.

En abril, Raúl Castro dijo en el VI Congreso del Partido Comunista, que el tiempo se acercaba para que una nueva generación asumiera el poder y anunció el establecimiento de un término para el mandato.

Luego dijo que varios dirigentes fallaron, no por destituir a funcionarios en franco ascenso, sino por promover a personas equivocadas, y que un cambio de liderazgo aguardaría en una conferencia en 2012.

Pero, por lo pronto, sólo dos jóvenes fueron nombrados en el influyente buró político del PC para la reunión, que lidera Raúl Castro y su octogenario vicepresidente José Ramón Machado Ventura: Murillo y la jefa del PC en La Habana, Mercedes López Acea, de 46 años.

Con una carrera más técnica que política, Murillo devino en el timonel de la nave que Castro espera conducir por las reformas pero con el desafío de no perder los logros.

Aunque su perfil creció paulatinamente y a la sombra, fue hacia finales de 2010 cuando más atención mediática recibió. En ese entonces, atrajo también la mirada de observadores extranjeros.

ENIGMÁTICO. Muy pocos detalles de su vida son de conocimiento público, incluyendo datos básicos como dónde vive, si está casado o no y si tiene hijos.

Algunas biografías oficiales dicen que es licenciado en economía, fue auditor y director de área en el Ministerio de la Industria Alimentaria antes de comenzar su despegue público al frente de la cartera de Comercio Interior, en 2006, puesto que ocupó hasta 2009.

También se sabe que se desempeñó como profesor y asistió a cursos en la Unión Soviética. Su ingreso al PC data de comienzo de la década del 90, aunque antes desarrolló actividades en la Unión de Jóvenes Comunistas. Documentos públicos también mencionan que hizo estudios en el militar Colegio de la Defensa Nacional.

Estos lazos de vieja data con el PC, los militares, y el gobierno constituyen una ventaja en su trabajo de institucionalizar las reformas con la vieja guardia, comentó el economista, Arturo López Levy.

Tiene una imagen de pragmático y franco que se mantuvo todos estos años, que confirmaron quienes tuvieron alguna interacción con él en los esporádicos encuentros con periodistas o empresarios.

En 2009 pasó a ocupar un puesto estratégico: ministro de Economía y Planificación, cargo que desempeñó hasta 2011.

Ese mismo año entró al Consejo de Estado, máximo órgano legislativo cuando el Parlamento está en receso.

En marzo de 2011 fue nombrado supervisor del Ministro de Economía en su carácter de vicepresidente y trabajó de lleno en la implementación de las políticas que actualizan del modelo y las reformas.

VISITAS. Los cambios que impulsa el régimen cubano y de los que es responsable Marino Murillo, que buscan preservar el socialismo, también reciben estímulos desde Estados Unidos, debido a las modificaciones de política que introdujo el presidente Barack Obama para permitir más contacto entre ciudadanos estadounidenses, muchos de ellos originarios de Cuba, y los habitantes de la isla gobernada por el Partido Comunista.

Alejandrina Hernández solo llevó ropa liviana en la valija y sus cosméticos cuando viajó desde Miami con destino a La Habana, en fecha reciente. Mantuvo su equipaje, es decir, su equipaje personal, al mínimo. En cambio llevó 45 kilos de alimentos, ropa y medicamentos para su familia y otros cubanos, cuyos familiares en Estados Unidos pagaron para enviar los obsequios.

"Necesito ver a mi familia, pero estos viajes son muy caros", dijo Hernández, quien ha retornado ocho veces, en los últimos 18 meses, a ver a su marido y su madre. "De esta manera, más o menos se equilibran los costos".

Hernández es parte de una oleada de visitantes de origen cubano que residen en Estados Unidos, que comenzó desde que el presidente Obama derogó las restricciones a los viajes, en 2009, para quienes tienen familiares en Cuba.

El gobierno de Obama también alivió las restricciones para los viajes de estadounidenses que no sean de origen cubano. En marzo, amplió de tres a once el número de aeropuertos que pueden administrar vuelos directos a Cuba. Asimismo, ahora permite que cualquier estadounidense envíe hasta US$ 2.000 por año a cubanos para ayudar a negocios privados.

Economistas y agentes de viajes estiman que 400.000 pasajeros volarán a Cuba desde Estados Unidos en el presente año, casi cuatro veces más que en 2008 y más que en ningún otro momento desde que Estados Unidos cortó los vínculos con la isla hace unos 50 años. Los visitantes arriban con dinero en efectivo ygrandes mochilas llenas de bienes que el embargo y las penurias económicas de Cuba han puesto fuera del alcance de los cubanos, desde productos esenciales como leche en polvo y caldos en cubos, hasta vitaminas y lujos como BlackBerrys y televisores de pantalla plana. Gran parte de esos bienes están destinados al living y despensas de los familiares o minoristas que operan en el voraz mercado informal de Cuba.

Pero, el dinero y los productos también alimentan al incipiente sector privado, la frágil columna vertebral del plan que impulsa el presidente Raúl Castro para dar renovado vigor a la débil economía del país. Muchos emprendedores dicen que obtienen capital y abastecimientos de familiares en el exterior. Los opositores a que haya más contacto con Cuba dicen que ese tipo de apertura simplemente ayuda a mantener a flote al gobierno de Castro. El senador republicano por Florida, Marco Rubio, cuyos padres son exiliados cubanos, ha calificado a las remesas de dinero y los viajes por parte de cubano-estadounidenses como "quizás la mayor fuente individual de ingresos del gobierno más represivo de la región".

Un jerarca del Departamento de Estado, que pidió que su identidad se mantuviera en reserva debido a las características delicadas del tema, dijo que "el contacto adicional entre los pueblos y mejorar la independencia económica del Estado", ayudó a "socavar la represión". El jerarca sostuvo que los beneficios son superiores a las preocupaciones porque "el gobierno cubano tenga rédito indirectamente".

"LUJOS". Manuel Orozco, experto del Diálogo Interamericano, un centro de análisis político en Estados Unidos, indicó que las remesas a Cuba, -estimadas entre US$ 900 millones y US$ 1.400 millones, el año pasado- resultan importantes para las pequeñas empresas que están surgiendo en la isla. Sin embargo, dijo que los cubanos emigrados esperarán la profundización de las reforma en Cuba -o detalles de las nuevas normas del país que permiten tener propiedades y vender autos- antes de enviar montos más grandes. "Nadie en la diáspora va a invertir US$ 10.000 ahora", dijo.

La corriente de visitantes alimenta la pequeña, aunque creciente, cultura de consumo de Cuba. En un país, en el que la mayoría gana unos US$ 20 por mes, con la contrapartida de servicios sociales y subsidios, el consumo de cualquier tipo se hace notorio.

Arnol Rodríguez, quien dejó Cuba hace once años y vive en la ciudad de Rochester, en el Estado de Nueva York, estaba en un lujoso hotel de La Habana, en fecha reciente, mirando a su hijo y algunos amigos comer pizza y moviéndose al ritmo del reggaeton.

"No se pueden dar el lujo de tener esto", dijo Rodríguez, de 49 años, quien gastó US$ 200 en la invitación que hizo a amigos y familiares para pasar el día en la piscina. "No me importa cuánto me cuesta".

Rodríguez, quien realizó su viaje número 14 a Cuba, indicó que llegó con siete maletas con kits para análisis que usará su hermano diabético, zapatos, ropa, chocolate, una PlayStation 2, dos discos duros y un aparato para DVD.

Armando García, presidente de Marazul Charters, que opera vuelos diarios entre Estados Unidos y Cuba, dijo que los visitantes más frecuentes son lo que se fueron del país a comienzos de los años `90.

DIFERENCIA. Contrariamente a lo que ocurre con los exiliados que se fueron poco después de la revolución de 1959 liderada por Fidel Castro, los más recientes migrantes tienden a mantenerse en contacto con la isla, intercambiando anécdotas y noticias por mensaje de texto, teléfono o correo electrónico. "Ayuda a destruir el mito de la separación", entre los isleños y la comunidad de1.800.000 cubanos que vive en Estados Unidos, señaló Katrin Hansing, profesora de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

Una vez en la isla, los emigrantes se introducen nuevamente en sus redes sociales, invitan a sus familiares a cenar, salen a bailar con amigos y hasta se hacen controles médicos en el sistema de salud cubano.

Alejandrina Hernández, quien vive desde hace seis años en Miami con su hijo, cuenta a su marido y amigos sobre las largas horas que trabaja como mucama, el peligro de las hipotecas y las delicias de tener aire acondicionado generalizado e Internet. "Los cubanos están un tanto confundidos respecto de cómo es la vida en Estados Unidos", indicó Hernández, de 50 años. "No saben lo dura que es y cuánto hay que trabajar. Al mismo tiempo, se ven los frutos del trabajo. Cuando uno retorna a Cuba ve que todo se está cayendo a pedazos".

La cifra

2.000 Es el monto en dólares que cada estadounidense está autorizado a enviar a Cuba por año para ayudar a los negocios privados.

Explosión de celulares y poca Internet

El 16% de los cubanos usó, en 2010, algún tipo de servicio de Internet o una red doméstica que no tiene acceso internacional pero permite ver correos, indicó un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas. Se contabilizaron casi 1.8 millones de usuarios de servicios de Internet, unos 100 mil más que en el año precedente.

Cuba tiene 11.2 millones de habitantes y su conectividad es baja, una situación que se espera mejore a partir de un cable submarino de fibra óptica procedente de Venezuela que debería estar operable este mes. Según ONE, habría unos 159 usuarios de Internet por cada 1.000 habitantes.

Hay reglamentaciones estrictas para la contratación de las cuentas de Internet, que por lo general, son distribuidas por actividad laboral o en instituciones académicas, sin que alguien pueda ir a "comprar" un acceso. Sin embatgo, las personas pueden abrir correos electrónicos a través de una "intranet", que no permite navegar por la red de redes -no tiene acceso internacional- pero sí revisar mensajes procedentes de cualquier lugar del mundo.

El informe de también hizo un recuento de los abonados a teléfonos móviles, cuya venta fue liberada por el presidente Raúl Castro, comienzos de 2008 y registró un crecimiento explosivo. Se pasó de tener 198.000 abonados en 2007 a un millón en 2010. AP

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