DÉBORAH FRIEDMANN
Nueve de cada diez adolescentes que estudian en liceos públicos comen menos frutas y verduras de lo recomendado, 37% tiene un peso inadecuado y casi la mitad vive en casas donde alguien fuma.
Esas son algunas de las conclusiones preliminares de la investigación Detección de factores de riesgo cardiovascular en adolescentes de Ciclo Básico en liceos públicos divulgadas el martes pasado en el IV Congreso Uruguayo de Enfermería Pediátrica. El trabajo obtuvo ayer el primer premio entre los estudios presentados en esa instancia.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Uruguay, representan 32,9% de los fallecimientos, explicó Maira Castro, una de las coordinadoras del estudio, que fue efectuado por el equipo de Educación y Salud Comunitaria de la Universidad Católica del Uruguay.
En particular, la arteriosclerosis es una patología progresiva y lenta que comienza en la infancia y que tarda décadas en manifestarse. "Es por eso que es importante intervenir en esas etapas, antes de que se consolide el daño", estimó Castro.
A partir de esa situación, el equipo se planteó como objetivo describir la situación de riesgo de enfermedad cardiovascular en liceales de Montevideo, que concurren a centros públicos, entre septiembre y octubre de 2010. El estudio contó con la autorización de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el apoyo de la Comisión Honoraria de Salud Cardiovascular.
Para ello efectuaron una encuesta a 380 estudiantes de cinco liceos públicos de la capital. Los alumnos tenían entre 12 y 18 años; de ellos, 52% eran mujeres. Además, el equipo que hizo el trabajo de campo, formado por estudiantes avanzados y docentes, les tomó las medidas y la presión arterial.
RESULTADOS. Los factores de riesgo se pueden dividir en dos grupos: modificables y no modificables. En la primera categoría, están, por ejemplo, los antecedentes de hipertensión. Entre los liceales 33% tiene el padre y/o la madre con esa patología.
Luego hay otros factores como el sedentarismo, estado nutricional y hábitos alimenticios, que sí pueden cambiarse y evitar enfermedades o complicaciones en el futuro.
Entre los estudiantes entrevistados 54,3% no hacía actividad física extra curricular. "En los liceos realizan dos horas de ejercicio semanal. Los que no la hacen fuera del liceo puede considerarse como un indicador de sedentarismo, pero es un aspecto que hay que seguir investigando", señaló Castro.
Además, sólo 7% admitió que fuma -cifra que puede tener un sesgo debido a que se le preguntó directamente a los adolescentes-. "Lo que sí llamó la atención es que 40% o más está expuesto al humo de tabaco en el hogar. Eso tiene implicancias por varios motivos: el hecho de fumar está naturalizado dentro del hogar y, por otro lado, hay una baja percepción del riesgo, como que `está todo bien con fumar`, como dirían los adolescentes", dijo la especialista.
A su vez, indagaron el consumo de alcohol, que si bien no es un factor de riesgo cardiovascular en sí mismo, se puede asociar al tabaco. El 27,5% admitió que toma alcohol; de esa proporción la mayoría dijo que lo único que consume es cerveza.
En relación al estado nutricional, los datos aún están siendo procesados. De todos modos, las investigadoras presentaron resultados preliminares. El 63,2% tiene un peso normal; 19% presenta sobrepeso, 9,6% obesidad, 7,2% delgadez y 0,8% desnutrición.
Los investigadores indagaron también los hábitos alimenticios. "Estamos en el horno", dijo Castro. Se refería a que, por ejemplo, casi nueve de cada diez jóvenes consume frituras una o dos veces por semana y casi 70% toma bebidas azucaradas en más de tres oportunidades en siete días.
"Esto constituye un factor de riesgo, sin dudas. Sabemos que el consumo de fiambres y embutidos es alto en contenido en grasas, sodio y colesterol, que es un factor de riesgo y la mayoría de la población consume tres o más veces por semana. Lo mismo con el consumo de snacks y de las bebidas azucaradas: la ingesta frecuente es un factor de riesgo de sobrepeso y obesidad", señaló Castro.
Respecto al consumo de pescado, que disminuye el riesgo de padecer una enfermedad coronaria, más de la mitad de los jóvenes (52,54%) dicen no comerlo nunca o hacerlo menos de una vez por semana.
Otro dato revelador fue el consumo de frutas y verduras: 93,45% dijo que come menos de tres porciones por día y no siempre lo hacen. Sólo 3,14% come de dos a cuatro porciones diarias y 3,4% cinco, que es lo recomendado. Estos datos son también "importantes", dijo Castro, porque "el consumo de frutas y verduras es un factor de protección cardiovascular".
El estudio indicó que sólo 8% de los entrevistados no tiene factores de riesgo. El 29,6% presenta un factor, 34,4% dos factores, 21% tres factores, 6,4% cuatro factores y 0,8% cinco.
"LLAMADO DE ATENCIÓN". Los resultados son para Nelly Murillo, epidemióloga, docente e integrante del equipo de esta investigación "un llamado de atención".
Señaló que una muestra de ello es "saber que hay un porcentaje de la población que tiene su magnitud" y que lleva una vida sedentaria - "dicen que no hacen actividad física porque no les da el tiempo", ejemplificó-.
"Si los factores de riesgo están actuando desde que el chiquilín tiene 12 años, estamos hablando de una exposición muy larga que tiene consecuencias", dijo. Y añadió: "Si nosotros podemos llegar a esas poblaciones en reducir la exposición a los factores de riesgo entonces estamos en el camino correcto para prevenir la enfermedad".
Por eso, para la especialista es clave poder desarrollar una estrategia que disminuya el riesgo potencial en aquellos factores que los adolescentes pueden modificar.
Aspectos clave
Investigación premiada
Detección de factores de riesgo cardiovascular en adolescentes de Ciclo Básico en liceos públicos es una investigación divulgada en el IV Congreso Uruguayo de Enfermería Pediátrica, que obtuvo ayer el primer premio entre los estudios presentados en esa instancia.
Liceales de Montevideo
El objetivo fue describir la situación de riesgo de enfermedad cardiovascular en liceales de Montevideo, que concurren a centros públicos.
Prevención desde ahora
Los resultados serán claves para diseñar estrategias para que cambien los factores de riesgo modificables.