CALIFORNIA | AP Y AFP
Steve Jobs vio el futuro y guió al mundo hacia él. Trasladó la tecnología a los bolsillos, llevó el espectáculo de los CD a los bytes y convirtió los artefactos en extensiones de las personas que los utilizan. Les dijo qué necesitaban antes que lo supieran.
Al cultivar la sensibilidad contracultural de Apple y la ética del diseño minimalista, Jobs lanzó un producto sensacional tras otro, incluso ante la cara de la recesión de finales de la década del año 2000 y ante su propia fallida salud -que este 5 de octubre lo llevó a la muerte a los 56 años.
Ayudó a convertir las computadoras de un pasatiempo de los obsesivos de la informática a una necesidad de la vida moderna en la casa y la oficina. Y en el proceso, puso de cabeza no sólo la tecnología personal sino también a las industrias de la telefonía celular y la musical.
El espíritu personal de Jobs, un amante de los alimentos naturales que adoptó una filosofía del budismo y New Age, estuvo íntimamente ligado a la persona pública que dio forma para Apple. La firma en sí misma se convirtió en una declaratoria contra la mercantilización de la tecnología: un punto de vista curioso para una empresa cuyas computadoras pueden costar tres o más veces que otras de sus rivales.
De hecho para los amantes de la tecnología, comprar productos de Apple significaba entrar en un club exclusivo. Por encima planeaba una complicada y contradictoria figura que era infinitamente fascinante: incluso para sus detractores, que tenía muchos.
Jobs era un héroe para los techno-geeks, pero un villano para algunos socios, a los que intimidó, y para algunos empleados cuyos proyectos desechó bruscamente o terminó, dicen, reclamando como propios.
Con la presentación de sus productos fue construyendo una imagen que se convirtió en un icono de las exposiciones orales. En ferias y eventos de Apple solía subir al escenario en jeans, zapatos deportivos y suéteres negros, hechizando a la audiencia y concluyendo siempre con una presentación final precedida con la frase: "Hay un asunto más``.
Cierto es que para transformar a la industria estadounidense no tuvo pocos rivales. Durante mucho tiempo estuvo ligado a su contemporáneo de la era de las computadoras personales Bill Gates, y atrajo comparaciones con otros genios creativos como Walt Disney. Por cierto, Jobs murió como el mayor accionista de Walt Disney Co., tras la venta del estudio de animación computarizada Pixar en 2006.
Conocido por un feroz perfeccionismo, Jobs se destacó por su capacidad para aunar el núcleo duro de la tecnología con una gran comprensión de la naturaleza humana.
En una de sus últimas apariciones ante la prensa, desplegó una enorme imagen de señales de tráfico que mostraba la intersección de "tecnología" con "artes liberales", y dijo que era allí donde Apple estaba derrotando a sus rivales.
EL ALMA DE APPLE. Steven Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955 en San Francisco y fue dado en adopción a Clara y Paul Jobs, quienes alentaron su afición por la electrónica. Se graduó de la secundaria en 1972 y se inscribió en la universidad Reed College en Portland, Oregón, aunque abandonó los estudios.
Fundó Apple con un amigo en un garaje de Silicon Valley en 1976 y fue obligado a dejar la empresa una década después. En 1997, regresó a rescatarla.
Durante su segundo período Apple se convirtió en la empresa de tecnología más valiosa en el mundo con un mercado que ascendía a los 351.000 millones de dólares.
En 2001, Jobs lanzó el iPod, que ofreció "1.000 canciones en tu bolsillo``. En los siguientes 10 años, sus auriculares blancos parecían más omnipresentes que el reloj pulsera. En 2007 llegó el iPhone con pantalla táctil. Y en 2010, Jobs presentó el iPad.
Para 2011 Apple se convertía en la segunda compañía más grande de Estados Unidos por valor de mercado. Pero en agosto, la empresa superó a Exxon Mobil -importante petrolera estadounidense- como la compañía más valiosa.
Steve vs. genios de Liverpool
La manzana mordida de Apple enfrentó instancias judiciales con la de Apple Records, la histórica discográfica de Los Beatles, que tenía como símbolo una manzana.
En 1981 Ringo Starr, George Harrison y Paul McCartney llegaron a un acuerdo con Apple Computers para que usara su logo en todos los productos menos los musicales. Hasta que apareció iTunes, que parecía chocar con el acuerdo. Finalmente un juez reconoció el derecho a usar el logo en los lectores portátiles iPod y en iTunes.
Hasta que el año pasado Jobs anunció, con satisfacción, la llegada de la discografía completa de Los Beatles a iTunes. Cumplió un sueño, pues era fanático de los cuatro genios de Liverpool.