Usan técnica similar al GPS en cirugías cerebrales complejas

Hospital Británico. Utilizan por primera vez en tumores chicos y profundos

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LETICIA COSTA DELGADO

El sábado pasado el neurocirujano Saúl Wajskopf realizó una biopsia a un paciente de una mutualista de Canelones. Identificó un tumor pequeño en su cerebro y descubrió que podía revertirse con quimioterapia, sin practicarle una cirugía.

Una semana antes intervino a una niña de cuatro años que hacía 12 meses sufría episodios de epilepsia. El tumor estaba alojado en una zona sensible del cerebro, muy difícil de abordar. Además, era pequeño, lo cual hacía más compleja la operación. Fue realizada con éxito y la niña no ha sufrido más crisis epilépticas.

El factor común entre ambas intervenciones fue la utilización de un neuronavegador de última generación, un sistema que procesa imágenes de tomografías y resonancias magnéticas tomadas al cerebro y a la lesión del paciente, y ubica exactamente dónde se encuentran los instrumentos durante la operación.

"Es un GPS adaptado a la neurocirugía", ilustró Saúl Wajskopf, director de la cátedra de Neurocirugía de la Universidad de la República. El especialista realizó las intervenciones en el Hospital Británico, institución que trajo el equipo al país. Si bien a nivel mundial lleva años utilizándose, hasta ahora Uruguay no contaba con este tipo de tecnología.

De todas formas Wajskopf aclaró que no se trata de un tratamiento para patologías sino de una herramienta quirúrgica.

"No es un tratamiento. Es un método técnico para mejorar la precisión quirúrgica, y por lo tanto los resultados que se obtienen", señaló. La primera intervención, la cirugía pediátrica, duro unas tres horas. Sin el neuronavegador podría haber llevado cinco.

Wajskopf comparó la realización de la operación con la visita a una ciudad. "Podés visitarla con un buen coche y con los mapas de ruta que utilizamos toda la vida, pero vas a demorar más", comentó.

"El neuronavegador, como un GPS en un coche, te permite llegar al lugar donde querés y te da una seguridad enorme en todo el acto quirúrgico".

CARACTERÍSTICAS. La utilización del equipo está indicada especialmente para tumores pequeños, de difícil localización y que están en zonas profundas del cerebro, no en su superficie. Casos para los cuales, durante la cirugía, hay que tener una precisión muy importante para no desviarse de la zona afectada.

En el caso de la niña, paciente de una mutualista de Tacuarembó, el tumor medía un centímetro y medio. "Existía incluso la duda de si era un tumor o una malformación congénita de las circunvoluciones cerebrales, entonces decidimos operarla", recordó el neurocirujano.

Ubicaron la lesión, realizaron un corte pequeño para obtener una biopsia, comprobaron que era un tumor y lo extirparon por completo.

"Las resonancias posoperatorias muestran que no quedó tumor ni hubo complicaciones", precisó el técnico. Por la zona donde estaba ubicado el tumor podía provocar convulsiones.

Una de las particularidades del equipo es que cada instrumento consta de tres o cuatro esferas con una ubicación espacial determinada. Cada uno de los objetos con que viene tiene una combinación de esferas única.

La cámara que acompaña las intervenciones capta las esferas y envía la señal a una computadora. Esta las registra e indica exactamente la zona del cerebro en la que están.

El sistema permite, además, convertir cualquier objeto en un instrumento de neuronavegación. Basta con que se apliquen las esferas sobre el dispositivo que haya que emplear para que la cámara lo capte y aumente la precisión al utilizarlo.

Sin embargo, tiene una limitación. Las imágenes sobre las que trabaja son generadas antes de la intervención, cuando el tumor está completo. Ese es "el mapa" que recrea.

Una vez que la operación comenzó y el tumor redujo su tamaño la imagen deja de ser exacta. Sí mucho más clara, nítida y precisa que la que ofrecen otros equipos, pero no exacta.

Allí vuelve a entrar en juego la capacidad del cirujano y su conocimiento de la morfología del cerebro humano, referencia principal durante décadas.

Por eso, Wajskopf dijo que no hay que verlo como "la panacea" sino como algo mejor que lo que hay -se estima que reemplazará a la estereotaxia, sistema mecánico de cálculo de coordenadas dentro del cerebro-, pero que seguramente será superado en unos años.

MEJOR QUE ANTES. Actualmente el Hospital de Clínicas prueba otro neuronavegador que fue creado como parte de un proyecto entre la Facultad de Medicina y la Facultad de Ingeniería de la Udelar.

La iniciativa surgió en 2001 con el objetivo de combinar esfuerzos para construir un equipo así dentro del país.

"Es un neuronavegador artesanal que hemos usado varias veces en el Clínicas y que seguimos desarrollando con apoyo del Ministerio de Salud Pública", contó Wajskopf.

"Nos sirvió para aprender qué es la neuronavegación y para empujarnos a la necesidad de tener uno de última generación como este".

Consultado sobre si la prueba del equipo tenía algún riesgo para los pacientes el neurocirujano desestimó esta posibilidad porque "no es un equipo invasivo". "Es una imagen no una maniobra quirúrgica", aclaró.

Para Wajskopf el neuronavegador se suma a una lista de equipos de avanzada que han llegado al país en los últimos cinco años.

"Uruguay siempre se caracterizó por tener muy buenos médicos clínicos", comentó, "pero en los años 80 y 90 nos vimos rezagados" en materia de tecnología. Actualmente, dijo, los equipos con que cuenta el país lo ponen al nivel de los mejores centros del mundo.

"Hay uruguayos que, tengan lo que tengan, quieren tratarse en el exterior y tienen todo el derecho", comentó.

Muchas veces su decisión se explica en que, más allá de la tecnología, la efectividad de los procedimientos disminuye cuando las intervenciones no se realizan con frecuencia.

Wajskopf admitió esta realidad pero dijo que mientras antes esto se daba en 20 o 30% de las neurocirugías hoy no supera el 2% de las intervenciones.

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