LETICIA COSTA DELGADO
Realizar un estudio oftalmológico a bebés recién nacidos podría ayudar a detectar más cataratas congénitas y mejorar resultados en tratamientos, señalan especialistas en Oftalmología pediátrica. El MSP lo... exige recién desde los tres años.
Se estima que entre 17% y 20% de los niños uruguayos tiene algún problema visual que sus padres desconocen, de acuerdo a dos investigaciones realizadas por la Facultad de Medicina y la clínica Oftalmología Privada en los últimos años. Es decir, casi dos de cada cinco niños tiene problemas en la vista y sus padres no lo saben.
Osvaldo Borrás, coordinador de Oftalmología Pediátrica de la Asociación Española y uno de los responsables de la clínica Oftalmología Privada, apunta que es muy difícil explicitar qué cantidad de estos problemas corresponden a cataratas. De todas formas, hay datos internacionales que de acuerdo al experto ilustran la realidad uruguaya: la incidencia de la enfermedad (cantidad de casos por año) es de entre 1 y 15 cada 10.000 niños.
Aunque las cataratas suelen asociarse con los ancianos y se tornan más frecuentes con el paso de los años, hay niños que también las sufren.
¿Qué son? Las cataratas aparecen cuando el cristalino -lente que enfoca la luz captada por el ojo- se opaca. Es como cuando los lentes se empañan. La consecuencia es que la luz no ingresa al globo ocular como debería y la imagen que se proyecta sobre la retina es difusa.
Una de las particularidades de la enfermedad cuando afecta a las niños, especialmente si son muy pequeños, es que es difícil distinguir qué y cómo ven.
De ahí que Borrás resalte que sería muy recomendable realizar un screening en todos los niños recién nacidos para descartar, o detectar, este problema. Miguel Zilberglajt, presidente de la Asociación Uruguaya de Oftalmólogos coincide con él. "Habría que ver a todo niño antes del año, y mejor si es antes de los seis meses", considera Zilberglajt, ex profesor adjunto de la Cátedra de Oftalmología de la Universidad de la República.
El Ministerio de Salud Pública establece en el carnet del niño y de la niña que las consultas oftalmológicas deben ser realizadas a los tres, cinco y 12 años. Consultado por El País sobre si el MSP evaluaba exigir los controles antes de los tres años, el director de la Niñez del MSP, Gustavo Giachetto, se limitó a señalar que "lo recomendado" está en el "carné del niño y la niña. No es precisamente eso".
En bebés prematuros los controles sí son más exigentes. Los menores de 28 semanas de edad gestacional (7 meses) o peso menor a 1.500 gramos deben ser sometidos a un primer control a las tres semanas del nacimiento. Y si nacen entre las 28 y las 32 semanas las consultas son obligatorias a partir del mes.
¿Por qué es tan importante intentar detectar la enfermedad lo antes posible? Principalmente por dos razones: las cataratas pueden causar ceguera y, si no se corrigen antes de los seis o siete años, la visión no llegará nunca a desarrollarse correctamente.
CÓMO DETECTARLA. Lo que el oftalmólogo busca en la consulta es el "reflejo rosado pupilar". "Es lo que vemos cuando sacamos una foto con flash y aparecen las pupilas rojas", ilustra Borrás. "La ausencia de reflejo rosado denuncia una alteración ya sea en el cristalino (catarata) o en la retina (podría ser un tumor)", agrega Borrás, cirujano oftalmológico.
"En fotos de frente del bebé si (el reflejo rosado) sale en un ojo y no en el otro debería ser motivo de consulta", comenta el especialista. Aunque admite que el reflejo puede no aparecer por otras causas apunta que "es un signo de alerta".
Cuando el niño tiene cataratas lo que suele aparecer en su pupila es una mancha blanca, algo que muchas veces puede percibirse.
Otro síntoma que puede indicar la presencia de la enfermedad es el "nistagmus", movimiento incontrolado e involuntario de los ojos, en sentido lateral o rotatorio. La ausencia del seguimiento con la mirada (reflejo que se termina de establecer a los tres meses de vida), el estrabismo (desviación de la vista) y la molestia frente a la luz (fotofobia) también pueden ser indicadores.
Según Zilberglajt lo exacto de porqué aparece la enfermedad se desconoce. Pero hay patologías que pueden provocarlas como la galactosemia -alteración de una enzima que procesa lácteos- y la rubéola. También pueden ser consecuencia de complicaciones en el canal de parto, infecciones intrauterinas y alteraciones cromosómicas. En algunos casos aparecen al nacer (congénitas) y en otros durante el crecimiento. Los antecedentes de cataratas congénitas en la familia son otro factor de riesgo.
TRATAMIENTO. La recuperación es una combinación entre intervenciones, lentes, oclusión de los ojos y control del desarrollo de la vista. En suma, debe integrar esfuerzos del médico, de los padres, y del niño.
Para Zilberglajt es importante que las familias comprendan esto. "Es un tratamiento de seis años", advierte el técnico. Es decir, hay que hacerlo durante todo el proceso de desarrollo de la visión.
No todas las cataratas necesitan cirugía. Según Zilberglajt solo las requieren las que son visualmente incapacitantes. En las otras se vigila que la agudeza visual no disminuya.
En aquellos que sí necesitan cirugía, el cristalino opaco es reemplazado por un lente intraocular. La intervención suele realizarse recién después del año, para que los órganos estén más desarrollados.
Después de la operación el comportamiento de los niños suele modificarse. Zilberglajt recuerda haber operado niños menores de cuatro años que se frotaban los ojos y estaban tristes, "como apagados". Según cuenta dejaron de estarlo.
Borrás apunta que a veces la cirugía es exitosa pero el desarrollo posterior no. Cuando las cataratas están en un solo ojo el cerebro tiende a "elegir" el ojo sano; el que fue operado no es estimulado y la visión no se desarrolla igual de los dos lados. Ahí es donde entran los padres tapando el ojo sano y asegurando que el niño no se quite el parche, ya que si lo hacen pueden poner en riesgo su vista, asegura Zilberglajt.
Lejos de lo que podría pensarse, el pronóstico es mejor cuando las cataratas están en los dos ojos porque, tras la intervención, se desarrollan simultáneamente. Algunos niños necesitan también usar lentes convencionales para ver de cerca.
Un curso histórico en el país
Los pasados 1 y 2 de diciembre se realizó en el hotel Sheraton el VIII Congreso de Oftalmología y, en su marco, el curso internacional Bascom Palmer Eye Institute. Este es realizado cada año en Miami, Estados Unidos, pero a iniciativa de la Asociación de Oftalmólogos del Uruguay y en lo que para sus integrantes fue "un hecho histórico", fue desarrollado en Montevideo. Investigadores destacados a nivel internacional compartieron detalles de técnicas de avanzada como la inyección de medicamentos dentro del ojo para tratar problemas de retina.