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Alertan por el fenómeno de pandillas en Uruguay

Revista policial. Dice que hay factores que "contribuyen formación" de los grupos

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EDUARDO BARRENECHE

Un estudio policial concluyó que existe la posibilidad de que se reproduzca en Uruguay el fenómeno de las "maras" (pandillas) centroamericanas, ya que las características sociales del país "son compatibles" con el desarrollo de estos grupos violentos.

La investigación, que fue publicada en el N° 1 (enero-diciembre 2011) de la revista de la Escuela Nacional de Policía distribuida ayer a autoridades ministeriales y policiales, advierte: "El desarrollo de pandillas con tales características en nuestro país provocarían grandes pérdidas que el Estado uruguayo no está hoy en día preparado para enfrentar".

La investigación fue realizada por los licenciados en Seguridad Pública y docentes del Centro de Formación y Capacitación de Personal Subalterno (Cefocaps), oficial Karla Andrea Rodríguez Scelza y oficial subayudante, Wilinton Alexander Suárez Silveira.

El artículo, titulado "Maras y la sociedad uruguaya", expresa que la transnacionalización de estas pandillas hacia países tan alejados y culturalmente diversos como Canadá, España, Alemania y Japón podría indicar que "existe alguna posibilidad de que estos grupos arriben a un país como Uruguay".

El informe advierte que el incremento de la violencia por parte de los menores infractores -se estima que en Uruguay hay unos 1.000 adolescentes delincuentes, de los cuales 450 se encuentran alojados en hogares del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa)- es "un caldo de cultivo" para el establecimiento de "maras" en Uruguay. "Se pueden encontrar hoy en día grupos de niños, niñas y adolescentes infractores, que obstaculizan el cumplimiento de las normas vigentes de la convivencia social. Es un fenómeno que si bien no es nuevo, es cierto que cada vez el número de menores infractores es mayor. Ocurre que cada vez disminuye la edad en que comienzan a `delinquir`", dice la investigación.

Las "maras" surgieron en la década de los 80 en Centroamérica. En una primera etapa realizaban pequeños robos, cobraban "peajes" a aquellos que pasaran por sus territorios y protagonizaban enfrentamientos con pandillas rivales. Hoy estas pandillas son asociadas a altos niveles de violencia y a crímenes sofisticados. Las principales pandillas centroamericanas -Mara Salvatrucha y Mara 18- tienen hasta abogados y contadores en sus filas.

MODA. La investigación expresa que "es muy probable" que si el fenómeno de las "maras" emigra hacia el Río de la Plata "lo haga en primera instancia hacia Argentina y como todas las modas, sea copiado por la sociedad uruguaya". Además de la minoridad infractora, la investigación concluye que los "barra brava" en el fútbol y en el basquetbol son terreno fértil para la creación de pandillas violentas. "Es cada vez más común el ver a jóvenes integrando distintos grupos para realizar diversas actividades, incluso a veces actividades violentas, como es el caso de los `barra bravas`, no sólo en eventos multitudinarios como el fútbol sino también espectáculos `cerrados` como el basquetbol", indica. Advierte que también se han dado episodios aislados de violencia entre jóvenes de distintos bandos en barrios conflictivos como Cerro Norte.

La investigación señala que ocurrieron incidentes con personas que vivían en situación de calle que fueron golpeados por desconocidos, además de rociadas con combustibles y posteriormente quemados.

Agrega el informe que esos hechos son investigados y se sospecha que su autoría podría ser de células neonazis uruguayas. "Hay varias características propias de la sociedad uruguaya que son compatibles con el posible desarrollo de las `maras` en Uruguay", señala el estudio.

El informe reitera que la incidencia de los menores infractores, las "barras bravas", la existencia de tribus urbanas (Emos y Floggers) y la desintegración familiar "contribuyen" a la formación de "maras" o de pandillas similares.

Pandillas juveniles con códigos comunes

Las "maras" son pandillas juveniles. Sus integrantes, los "mareros", conforman diferentes tipos de bandas. Las más conocidas en Centroamérica y Estados Unidos son: Mara Salvatrucha (MS 13), Mara 18 (M 18), Vatos Locos (VL), Los Poison, Los Ponys, Los Pelones, La Chatarra. Todas son rivales entre sí.

Estas maras se dividen a su vez en "clikas": células o pequeños grupos que se conforman en torno a un líder y organización propios, según la investigación publicada por la revista de la Escuela de Policía.

Incluso puede llegar a haber rivalidades entre distintas "clikas" de una misma pandilla: se trata entonces de una organización "muy compleja y enmarañada que dificulta su estudio, prevención y combate", señala la investigación realizada por dos policías.

Las "maras" han incorporado modalidades y estéticas bien determinadas que prácticamente las uniforman. Tienen su propia música: el reggaeton.

Sus miembros suelen raparse la cabeza y tatuarse íntegramente con signos de su ideología, identificando así a su pandilla.

Los tatuajes se ganan con méritos; los más destacados son los que se consiguen asesinando. Para alcanzar una jefatura es obligatorio haber eliminado por lo menos a un policía. Las "manchas" (tatuajes) se leen como un libro: en cada dibujo podrá saberse si el marero mató a un "chepa" (policía) o si estuvo preso, entre otros hechos.

El consumo de drogas dentro de la pandilla es algo común. Para ingresar, los hombres deben pasar por diferentes fases demostrando su fidelidad y las mujeres mantener sexo a la vez con varios pandilleros.

LA CIFRA

1.000

Es la cantidad de adolescentes infractores que la Policía estima que hay en Uruguay. La mitad de ellos están internados en Sirpa.

Bandas violentas Y callejeras

El término "maras" proviene de marabunta, un voraz tipo de hormiga migratoria de la selva amazónica que, en sus traslados, arrasa con todo lo que se le cruce. En la actualidad, "mara" es el sinónimo salvadoreño de pandilla delictiva juvenil. Originada por el retorno a Centroamérica de enormes cantidades de emigrantes deportados por delincuencia desde México y Estados Unidos, transfiere las condiciones para recrear en El Salvador situaciones de marginalidad y violencia aprendidas y desarrolladas por los deportados en los países donde estaban radicados. La palabra "mara" es el equivalente centroamericano a lo que en otros países se conoce como "pandilla". Esto es, grupo de amigos de la misma colonia, pueblo o del mismo instituto o escuela. De esa transculturación arranca el fenómeno que hoy en día supone el mayor peligro para la democracia de esos países, señala una investigación de dos policías.

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