Uruguayos en la cumbre tecnológica

Tecnología. Tres uruguayos hablan de su experiencia en grandes empresas. La posibilidad de trabajar allí "está más cerca" de lo que se piensa. El nivel de formación no es lejano a Uruguay

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Los mejores servidores del mundo, los mayores niveles de seguridad o la posibilidad de colaborar con las empresas que hacen vanguardia a nivel mundial. La experiencia de trabajar en Silicon Valley, en Google y en la NASA contada por tres uruguayos "high tech".

Entre los últimos adelantos en materia de software y las ideas más sofisticadas: hay uruguayos que se insertan laboralmente en las empresas que marcan la pauta mundial a nivel de tecnología.

Ese mundo, multicultural y altamente tecnológico, presenta desafíos y oportunidades lejos del Río de la Plata. También rareces y anécdotas. Marcelo Cordini estuvo en la NASA, Guillermo Melantoni trabaja en Silicon Valley y Juan José Silveira toma café en las oficinas de Google. Los tres saben lo que es ser un uruguayo "high tech".

PURA INNOVACIÓN. "Mi vida no es estar al lado de Steven Spielberg o tomar una margarita con George Lucas", dice Guillermo Melantoni, arquitecto y Senior Product Manager en Autodesk, la empresa de software para arquitectos. La aclaración es válida porque trabaja en las oficinas de Autodesk en Silicon Valley, el polo tecnológico de Estados Unidos.

Allí, en la península de San Francisco, en el estado de California, se encuentran las sedes de grandes corporaciones tecnológicas como Facebook, Mozilla, Yahoo, Ebay y Apple, entre muchas otras. "Pero tengo la posibilidad de ir a hablar con la gente que hace los parques nuevos de Disney o ir a Pixar o hablar con la constructora más grande del mundo", agrega a sabiendas de los privilegios que brinda la zona.

El término Silicon Valley surgió en los años `70, pero se popularizó una década después gracias a la empresa de computadoras IBM, cuyas oficinas se encuentran allí. En ese lugar, gracias a la permanente innovación, la realidad llega un par de años antes.

"Trabajo con las empresas que hacen punta en cualquier cosa. Hace cuatro años estaba viendo impresiones 3D en metal y viendo prótesis para gente que había tenido accidentes. En las conferencias se escucha gente que está imprimiendo riñones o que está tratando de imprimir material orgánico para hacer piel. Hay gente que está usando Maia, que es un producto Autodesk para juegos, y que lo aplican a la biología molecular", explica. "No estás repitiendo la tendencia estás haciendo la tendencia. Estás generando".

PURA SEGURIDAD. Una de las cosas que llamó la atención del ingeniero en software Marcelo Cordini, en la NASA, donde trabajó para un proyecto durante cuatro meses, fue la seguridad.

"Por un tema de seguridad hicieron un edificio en Virginia, a 300 millas de Washington, en el medio de la nada como le gusta a ellos, top secret", relata.

No es raro. La Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA por sus iniciales en inglés) fue fundada por el ex presidente estadounidense Dwight Eisenhower y tiene como objetivo expreso revelar lo desconocido. "Yo llegué y fui a un anexo de ese edificio, en donde por seguridad ubican a estudiantes y extranjeros. Me pusieron en una oficina y después de hacerme preguntas e investigar a mi familia me dieron un pase para que pudiera entrar libremente al edificio donde estaba mi supervisor. Durante esas tres semanas iba escoltado", recuerda.

PURA COMODIDAD. Cualquiera que haya visto las imágenes de las oficinas de Google las asocia más con un patio de recreo que con un lugar de trabajo. Y efectivamente son así.

"Las oficinas son muy cómodas, realmente se preocupan mucho de fomentar el intercambio de ideas con los espacios y que no falte nada para que nos podamos concentrar en el trabajo tranquilos", cuenta José Silveira, quien es Senior Software Engineer de Google en el equipo de Google+ Local y trabaja en ellas desde hace cuatro años.

En el edificio del célebre buscador, que desde 1998 revolucionó la dinámica de la información, las oficinas, según Silveira, son excelentes desde California hasta Tokio, las comidas entran en el paquete y el café también.

"Nos dan desayuno, almuerzo y cena gratis, con comida de excelente calidad. Tenemos espacios para descansar, para jugar y mejores máquinas de café que muchos coffee shops".

Sin embargo, esas comodidades no es lo más especial que Silveira encontró. Lo que más lo impresionó fue la gente.

MULTICULTURAL. "Una de las mejores cosas de trabajar en Google es la gente, mis compañeros de trabajo son muy inteligentes y además puedo trabajar en proyectos grandes, con mucha gente de varios países, aprendiendo cómo hacen las cosas algunos de los mejores ingenieros en la industria".

Es un aspecto que genera consenso. Uno de los atractivos de estas corporaciones es que ofrecen un clima multicultural, equipos de trabajo políglotas y gente con experiencias muy diversas. Cordini concuerda cuando relata su estadía en la NASA.

"La gente que conocí adentro estaba investigando cosas que eran mucho más voladas que lo que yo estaba haciendo. Casi todos eran ingenieros aeroespaciales. Investigan cómo atravesar las atmósferas, cómo aterrizar en otros planetas y son cosas que a veces no las van a ver en producción nunca. Es difícil imaginar estudiar eso acá".

MÁS ALLA DEL DINERO."Lo primero que vi es que no estaban ahí por dinero, podía que tuvieran o no un sueldo fantástico. Pero estaban por la reputación y lo que les interesaba era sacar publicaciones y ser gente reconocida", cuenta Cordini. "No les interesa lo que le puede interesar a cualquiera en la industria, lo que quieren es hacerlo bien con mucha investigación. Están 100% por la reputación".

Es que la motivación es una característica de estos conglomerados donde las charlas motivacionales se traducen en pautas de conducta.

"Yo creo que una de las cosas más increíbles es pensar que estoy en el centro de generación de e influencia de una forma de hacer las cosas. No estoy por la plata", reafirma Melantoni, aunque el ingreso por hogares de Silicon Valley de 84.000 dólares anuales (según cifras de 2010) es el segundo más alto de Estados Unidos. "Me parece que estoy en una especie de misión, me gusta pensar que estoy ayudando a la gente a hacer las cosas mejor".

DESDE URUGUAY. Lo que distingue a un uruguayo en Google es "la bandera sobre mi escritorio", bromea Silveira. Más allá de las bromas y de las banderas, los uruguayos parecen gozar de cierta "ventaja formativa" que es apreciada por las grandes compañías.

"Siento que acá aprendí a aprender rápido. Trabajar allí fue un reto porque había cosas que de las que no tenía ni idea. Pero me sorprendió que el nivel de Uruguay no está tan lejos del nivel que se maneja en el exterior", explica Cordini.

"Lo que me dio la educación en Uruguay, que nunca se lo voy a dejar de agradecer es el generalismo que me lo aportó la Facultad de Arquitectura. Entender el mundo desde la globalidad, no solo ser bueno en una cosa. Allá pueden ser mucho mejores en una cosa puntual, pero ignoran completamente el resto. Y lo ignoran y está bien visto ignorarlo", agrega Melantoni y afirma: "nosotros venimos del `lo atamos con alambre`, generamos un visión global por necesidad, porque luchamos por la supervivencia haciendo 40 cosas por día. Allá eso viene bien y se valora".

Cómo se llega a compañías high tech desde Uruguay

Ellos afirman que la receta para llegar a las grandes compañías internacionales es menos difícil de lo que parece.

Según Guillermo Melantoni de Autodesk "es una mezcla de suerte y tener el radar prendido para ver la oportunidad". Él empezó como revendedor de Autodesk en Uruguay.

En su caso fue vital la opinón de sus superiores y la visibilidad, además de "la perspectiva global".

Las oportunidades son frecuentes en el exterior. En el caso de Silveira y en el de Cordini la oportunidad se presentó durante becas en universidades en Inglaterra y España respectivamente.

En el caso de Silveira, Google dio una charla en la Universidad de Manchester e invitó a mandar currículums para entrevistas de trabajo.

En el caso de Cordini, la NASA buscaba a alguien para un proyecto específico en la Universidad donde él cursaba el Máster.

Ambos se presentaron a los puestos disponibles sin esperar quedar entre los seleccionados, y "para contar la experiencia" una vez de vuelta.

"Estudiando en Uruguay yo veía a Google como un mundo muy distante y al que sería difícil entrar pero en realidad está mucho más cerca de lo que uno piensa", asegura Silveira.

Cordini, por otra parte, afirma que en su caso fue vital la experiencia laboral que tenía y que en Europa no es frecuente entre estudiantes.

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