La revolución serena de Obama

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CARLOS MAGGI

Cuando nace un nuevo estilo, hay que detenerse para constatar su existencia; lleva un tiempo reconocer que algo está cambiando.

Al ser elegido presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció en sus modales y en sus propuestas, que una revolución podía llegar, después del barullo de las armas; y llegar silenciosa, como es el pensamiento.

La asunción de Barack Obama a la presidencia de EE.UU. sustituyó un estilo bárbaro y confrontativo, por un estilo marcado por el humanismo.

Los fastos de un alto cargo, llevan a pensar que quien ejerce el poder es siempre un gran hombre o una gran mujer; pero no. El ejemplo de George W. Bush lo demuestra; su gobierno estuvo signado por la penuria mental; durante ocho años, no pensó ni dejó pensar; nada creció en su entorno que no fuera regresivo; eligió siempre lo más tosco; y así quedó su país: siendo el más poderoso, metido en una guerra perdida; y siendo la gran potencia económica: pisando el umbral de una horrible crisis financiera (2008). Y lo peor: siendo un pueblo emprendedor: se vió a su gente, quebrada y sin ánimo, a la defensiva, sin decisión para encarar riesgos.

La sustancia de la vida está en la acción innovadora, en el misterio de la chispa que inventa y crea.

Obama se rodeó de gente rica en talento y ocurrencia; dotada de la preciosa condición del percibir al otro.

Repaso síntomas que van rehaciendo la confianza.

La cultura avanza sin enviones, obra por ósmosis.

Es verdad que en EE.UU., el empleo se recupera, pero no en medida suficiente; el gobierno se disculpa, pero esa parsimonia marca la diferencia entre la acción directa y una cicatrización. Una revolución callada se cumple regenerando lo destruido.

Cuando suena el bang de una crisis financiera, la gente se alarma primero y se retrae después y deja de gastar lo que gastaba; ahorra hasta que poco a poco se cansa de ser tan prudente.

En 1967, comenzó en EE.UU. una encuesta mensual de expectativas basada en una sola pregunta muy sencilla... ¿Piensa comprar un auto en los próximos 6 meses?

En julio del 2012, el índice afirmativo de esa encuesta, subió 2,1% y alcanzó el punto más alto, el récord, desde la creación de ese índice. ¿Alguien hizo ruido para que esto sucediera? Es una comprobación nimia, pero es espontánea y significativa.

Apunto otras dos cifras concordantes y más convencionales: las ventas al contado marcan un récord en la historia del país; y en paralelo cayó el endeudamiento personal.

La confianza se rehace a pasos cortos; y la confianza es el alma de las finanzas que mueven el mundo.

En el plano político, a pocos meses de las elecciones, la única duda es, si los americanos tendrán tiempo para percibir que están menos asustados.

Hay otras innovaciones más sutiles, cumplidas en campos rimbombantes.

En vez de invadir a lo loco, un país árabe, Obama inicia una estrategia elegante, sostenida en otra forma de encarar el terror.

Dos personas inexplicables se reúnen un par de veces al año en una casa de muros altos. Una casa sin cable ni internet, ni teléfono. Durante esos años, las dos personas no se comunican, ni se ven. La casa muda y los dos visitantes semestrales platican con el resto el mundo que los rodea, pero solo se dirigen la palabra en esa casa gris de Pakistán.

Son emisarios de alguien importante y clandestino. Nadie llegó a saber quien era el dueño de la casa. Nunca ningún vecino la vio habitada.

Asi cursó la ínfima ceremonia mortal de Bin Laden. Sin fuerzas visibles. Todos aconsejaron no repetir el papel de Carter cuando fue a liberar en helicóptero a los secuestrados de Irán.

Dos años y el proceso invisible se hace contundente. Obama, en vez de invadir Pakistan, mató a Bin Laden a la manera de un castigo de Dios, limpiamente. Bush entró a sangre y fuego en Irak, sin saber que era Babilonia.

Hay una mutación en los modales, corrrespondiente a otro modelo, digital, que opera a tiempo real y camina en puntas de pie.

Ser pragmático consiste en prestarle atención al resultado de las ideas. Un gobierno rutinario usa ideas fijas y las aplica sin tomar en cuenta todas las jugadas de la partida. Por este detalle, EE.UU. perdió dos guerras; como si estuviera en tiempos imperiales.

Para Obama, se fija el rumbo y se navega, si es necesario, contra viento y marea.... pero sin precipitarse; es un líder homeopático que exaspera a la izquierda del partido demócrata, que como toda izquierda es impaciente. Después del estreno de Batman y la matanza de Aurora, el presidente viajó para acompañar a las familias, pero no dijo una palabra en favor del control en la venta de armas. El viaje marca el rumbo, nadie duda que está en contra de una sociedad armada; sin embargo, el silencio distingue a la tardanza que requiere todo cambio cultural.

Cada medida vertiginosa de Bush (primero tomaba una resolución y después llamaba a la gente que sabía) alejaba su país del humanismo; cada movimiento de Obama desvanece en algo, la barbarie ambiente.

Ningún presidente hace lo quiere. El hombre más poderoso del mundo es nadapoderoso si en lugar de caminar, intenta correr al cabo de su fuerzas.

El premio Nobel de la Paz no terminó con las guerras en tres meses... Pero tampoco agregó otras invasiones que Bush hubiera localizado en Libia, Egipto, Irán, Siria….

Pelear contra el terrorismo nómade y digital con un Pentagono analógico le pareció como combatir los virus con escopeta. Obama apuesta a las agencias de inteligencia, a la defensa binaria a la diplomacia y la "inteligencia" en los sentidos de la palabra; no calza botas, así sean las de siete leguas.

Nombra ministro de Defensa al exdirector de la CIA y pone al general de los generales al frente del espionaje. Un enroque que ya tuvo resultados con operaciones fulminantes, poco costosas y nada corporales.

Lejos de las elecciones, rescató la industria del automóvil y ahí si, tuvo que apurarse, porque las grandes empresas se fundían; aplicó entonces una iniciativa de corte social demócrata, para salvar millones de puestos de trabajo. Sabía que las medidas eran impopulares, pero también sabía que iba a obtener resultados. Tres años después de las descomunales inyecciones de capital, nadie en el mundo vende más autos que General Motors.

El frente más comprometido sigue siendo el desempleo. En el último trimestre de Bush se perdían 700.000 empleos al mes. El gobierno de Obama creó como promedio, 131.000 puestos de trabajo, al mes. Obama gastó demasiado, a juicio de los republicanos; y demasiado poco, a juicio de Paul Krugman.

Las elecciones están muy cerca y los americanos tienen dos opciones: una, la recuperación lenta y adecuada a las contingencias; otra, una demolicion rápida en manos de Romney, que promete reproducir con urgencia el "exitoso" modelo Bush.

¿Donde vio Obama el obstáculo mayor? El discurso inaugural de Obama, al ser electo, localizó de entrada a su gran enemigo. Dijo:

-- "Si todavía queda alguien por ahí que aún duda de que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, esta noche es su respuesta.

Hay nueva energía por aprovechar, nuevos puestos de trabajo por crear, nuevas escuelas por construir… Y ¡si que podemos!

Donde nos encontremos con el escepticismo y las dudas, con aquellos que dicen: no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: ¡Sí que podemos!"

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