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CARLOS REYES

Pedro Dalton, el cantante de Buenos Muchachos, acaba de publicar un par de libros que se complementan. Son "La cara del ángel" y "Cuatro libros de poesía y un montón de ojos". El autor analizó con El País este par de novedades.

Dibujante, escritor y cantante, Dalton (Montevideo, 1967) había publicado ya un par de libros de poesía: Mentira el cielo (2006) y No solo de hambre vive el hombre (2007). Ahora acaba de publicar por Estuario Editora una novela (La cara del ángel) y un libro de poesía, planificando publicar un nuevo libro para este 2012.

"No sé mucho de géneros: estoy medio por fuera de cómo se dividen los géneros. Lo que pasa es que yo escribo medio sin querer, pero creo que es como una novela como de vida, como una novela romántica con drogas", explica el artista.

La cara del ángel plantea un romance entre un veterano y una joven de 18 años, pero a la vez el asunto es más complicado, dado que la chica es hija de la viuda del mejor amigo del protagonista.

"Te digo la verdad, no fue como muy fácil editarla y hacerme cargo de lo que está escrito, en cuanto a la pesadilla de las drogas. Pero la verdad es que la edité porque me gustó cómo quedó. Cuando la empecé fue como por una cuestión de necesidad, como casi todas las cosas que hago con respecto al arte, tanto dibujar, cantar, escribir. La empecé haciéndola como para mí, en Arachania, en la playa, sentado en una mesita, con un cuaderno. Porque venía leyendo Bret Easton Ellis y Raymond Carver, y estaba muy colgado con querer ser escritor, jugando, como juegan los niños. Y arranqué de esa manera: no pretendo dejar ninguna huella en ningún lado, fue por una cuestión de necesidad, aunque se me hizo como redifícil, me di cuenta de lo difícil que es escribir".

"Requiere una lucidez que todavía no logro tener. Hay cosas que se podrían haber desarrollado de otra manera. Pero bueno, estoy aprendiendo y la edité porque me gustó como quedó", agrega.

En cuanto a su propia prosa, Dalton la define como "rápida y directa, y que tenga como esos vértices de cosas chocantes, que te afectan emocionalmente. Y después que tenga algo como de poesía, descripciones de cielo, de árboles, de sensaciones. Casi no puedo escribir prosa sin acudir a la música: necesito que haya una banda sonora constantemente. En general escribo con música de piano, con Chopin y con Erik Satie, porque si hay alguien cantando me confunde, me distraigo. Y yo qué sé: trato de que sea sencillo y contundente".

Consultado sobre la relación entre su prosa y su poesía, el músico responde. "La poesía es como un hijo directo de la música, de las letras que hago en Buenos Muchachos. Las cosas que tengo que truncar en las canciones, por una cuestión de métrica, de sonidos y de tonos, cuando escribo poesía, libero eso. Y la prosa es tratar de contar un cuento, que es de las cosas que más me gustan, y de las más difíciles, y en este momento estoy súper trancado con ese asunto. El otro día leí una novela de Raymond Chandler, La hermana menor, y es increíble la facilidad con la que escribe el flaco. A mí me cuesta un huevo. No logro ese ritmo, esas metáforas perfectas, que con dos palabras y dos situaciones estúpidas, te das cuenta de todo lo que está pasando, sentís los olores. Es como que estás leyendo y parece que estuvieras mirando. Y eso es lo que me gustaría lograr y sé que estoy como lejos".

"Este año va a ser muy musical. No sé si en 2012 me voy a dedicar a escribir algo, lo que sí tengo es otra carpeta donde voy tirando poemas, corrigiendo, y me voy a juntar con un amigo, Alejandro Ferreiro, para que me ayude un poco a determinar la onda de los poemas estos. Me cuesta mucho el tema de los ritmos, de cómo manejar las comas, los puntos. La poesía, al ser un poco más libre, creo que es un buen ejercicio para plantearme este año. Me gustaría este año lograr hacer un libro de poesía que fuera bueno, porque tengo cosas para decir".