CARLOS TAPIA
El cubano Wilmar Villar murió el martes a las cinco de la tarde, pero su familia no se enteró hasta las ocho de la noche. Hace 50 días que estaba en huelga de hambre. Y hacía dos meses que lo habían arrestado. Su delito era ser opositor.
Tenía 31 años. Era lo que los cubanos llaman cuentapropista. Es decir, hacía changas. Trabajaba de lo que podía. A veces era zapatero, otras carpintero. Se daba maña. Tenía una esposa, Maritza Pelegrino Cabrales, que se quedó sola con sus dos hijas: una de siete y otra de cinco años. La menor es epiléptica; la mayor, asmática. Ella no tiene trabajo. La despidieron el año pasado cuando Villar empezó a participar en cuanta marcha se hacía contra el gobierno de los Castro en Contramaestre, la ciudad donde vivía en el extremo este de la isla. "Era empleada doméstica, pero sus jefes no querían tener problemas", cuenta a El País Janis Barzaga, amiga y vecina de Maritza, que ayer fue su vocera ante la prensa y no paró de atender el teléfono de su casa.
"Cuando empezaron a perseguir a Villar la despidieron. Ganaba 150 pesos al mes, que son solo seis dólares. Ahora no tiene de donde sacar dinero y se quedó sola con dos niñas. Sus padres son grandes, muy mayores. Y el padre está enfermo y te podrás imaginar...". Barzaga no puede terminar su relato. Se quiebra. Habla mientras su amiga está a punto de irse al funeral de su marido, al quien describe como "una persona incapaz de hacerle daño a alguien, que no era para nada violento".
El principio. Todo empezó hace poco más de dos meses. La Policía fue a buscar a Villar a su casa. "Primero lo esposaron y después lo comenzaron a golpear -recuerda Barzaga-. Lo molieron a palos. Lo agarraban y tiraban contra el carro de Policía. El decía: `¿Por qué me pegan? No me merezco esto`. Mi mamá salió a defenderlo y les dijo unas cuantas cosas a los agentes. Después se lo llevaron. Y al rato vinieron a buscarla a ella, que es muy mayor. Estuvo detenida toda la noche".
La madre de Barzaga salió en libertad, pero Villar no. Lo acusaron de desacato. Un tribunal lo condenó el pasado 24 de noviembre a cuatro años de cárcel. Sería el principio de un desenlace fatal. Y el segundo de este tipo en dos años -el 23 de febrero de 2010 el disidente Orlando Zapata murió en prisión en plena huelga de hambre-.
Villar no toleró la condena y comenzó la huelga. Su estado de salud empezó a ser cada vez peor hasta que el miércoles pasado lo internaron. El viernes lo pusieron en cuidados intensivos. El lunes le dijeron a su mujer que su estado era muy grave, pero que estaban haciendo todo lo posible para salvarlo. En la tarde del martes murió.
El final. "Yo no soy opositora -dice Barzaga-. Pero en estos últimos días estuve con ellos afuera del hospital, acompañando a Maritza. Todas las mañanas ella entraba para que le dieran el parte médico. Pero el martes no la dejaron entrar. Ayer (por el martes) un familiar de él nos llamó y nos dijo que creía que estaba muerto. Maritza, entonces, intentó entrar al hospital, pero no la dejaban. Recién a las ocho de la noche le dieron la noticia. Yo creo que el lunes, cuando nos dijeron que estaban haciendo todo lo posible, ya sabían que se iba a morir. Lo que querían era lavarse las manos".
Cuando Maritza y Pelegrino Cabrales salieron del hospital las autoridades les ofrecieron un auto para llevarlas a sus casas. No lo aceptaron. Un rato más tarde lograron conseguir un coche. Cuando estaban en él, según cuenta su vecina, un Policía agredió a la esposa del recién fallecido.
"Uno de la seguridad le tiro un huevo podrido. La llenó de peste. Le ensució toda la ropa. Y ella llegó toda embarrada (vuelve a quebrarse). Eso es un atropello. Hacer eso en medio del dolor... Y aunque no haya dolor, es un atropello. Eso no se le debería hacer a nadie", expresa.
El después. Ayer, el primer lugar donde apareció la noticia fue en Internet. La bloguera Yoani Sánchez escribió en Twitter: "Hable con Maritza esposa de Wilmar Villar y confirma su muerte". Más tarde agregó: "Cuántos más tienen que morir? Cuántos?".
Blogueros oficialistas, en tanto, escribieron en la web que Villar era un "antisocial, guapetón y abusador". También lo tildaron de "violento ciudadano, de una peligrosidad social comprobada".
En tanto, el opositor Elizaldo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (grupo ilegal en el país), sostuvo que en el funeral de Villar fueron detenidos varios detractores del régimen.
Yoani Sánchez, por su parte, informó en Twitter que agentes de Policía custodiaban la fachada de la sede de las Damas de Blanco, movimiento opositor formado por esposas de disidentes arrestados, al que pertenece Pelegrino Cabrales. Allí, un rato antes, habían abierto un libro de condolencias que algunos cubanos se habían animado a firmar.
Barzaga hace memoria y recuerda lo peor. Cuenta que en una de las marchas las autoridades habían sentenciado de muerte a Villar. Entre lágrimas relata: "Fue acá en Contramaestre. Le dijeron que lo iban a desaparecer, y lo desaparecieron. Le dijeron que lo iban a hundir y lo hundieron tanto que lo tiraron para abajo de la tierra".
Condena y reclamo mundial
El gobierno de Raúl Castro y todos los medios oficiales no hicieron declaraciones sobre la noticia de la muerte del opositor Wilmar Villar. La condena sí fue mundial. Desde Human Rights Watch (HRW) expresaron: el hecho "muestra como el gobierno cubano castiga a la disidencia". El gobierno estadounidense de Barack Obama también hizo saber su "indignación" por este "fallecimiento innecesario que resalta la represión permanente al pueblo cubano". El gobierno español de Mariano Rajoy, en tanto, aprovechó para pedir "la liberación de todos los presos políticos".
En la actualidad hay 60 presos políticos en Cuba, 16 de ellos con "licencia extrapenal", según cifras de la disidencia. Son muchos menos que años atrás. Un acuerdo entre la Iglesia y Raúl Castro permitió que 130 fueran liberados a mediados de 2011. Otro sietes recibieron un indulto el 25 de diciembre. (en base a AFP)
La cifra
30 Son los disidentes que fueron arrestados ayer en el funeral de Villar, según la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos.