CARLOS CIPRIANI LÓPEZ
A media mañana de ayer se habían ya acondicionado las arenas de la costa montevideana en donde miles de personas se reunieron el jueves para cumplir o contemplar los rituales de raíz afro que rinden culto a Iemanjá.
Kilos de sandías caladas, restos de grandes y pequeñas barcas, docenas de gallinas sacrificadas, flores naturales y de papel, miles de velas, frascos de perfume, collares y elementos metálicos de diversa especie aparecieron esparcidos a orillas de varias playas montevideanas.
Solo en Ramírez se recogieron 8 toneladas de desperdicios, después de un gran despliegue que pudo observarse en la mañana de ayer, desde la hora 8.
Para los trabajos mecánicos se duplicaron las herramientas, trabajándose con palas cargadoras, palas combinadas, y máquinas para la limpieza de playas que incluyen una suerte de filtradora de arena.
Fue también importante el aumento de personal dedicado a juntar tanto las ofrendas como la basura generada por alimentos, desde desechos orgánicos hasta bolsas de celofán.
Unas cien personas, hombres y mujeres, con rastrillos y bolsas, realizaron la limpieza manual. La mitad de ellos, identificados con remeras blancas que lucían la leyenda "Defendamos la Naturaleza", eran umbandistas. Los mismos que durante la noche del jueves caminaron por la costa entregando volantes explicativos del acuerdo que suscribieron en el mes de enero con la Intendencia de Montevideo.
En pocas palabras, los religiosos adhirieron a difundir las medidas necesarias para cumplir sus rituales sin afectar el medioambiente. Los antecedentes en materia de limpieza de playas se registraron en 2002, al formarse el Equipo Técnico de Educación Ambienta. Y en 2005 se implantó el Sistema de Gestión Ambiental en las playas, cuando comenzó a manejarse el concepto de Desarrollo Sostenible y se impusieron los planes de Educación y Gestión Ambiental dirigidos a mantener una costa segura, diferenciable y disfrutable.
Por el convenio de 2012, el colectivo "Representantes de las Religiones Umbanda y de Matriz Afro" se obligó en concreto a difundir entre sus fieles "el compromiso de no utilizar elementos en los rituales desarrollados en la costa, que por sus características o tiempo de descomposición atenten contra el medio ambiente".
Sin embargo, por lo que se vio ayer antes de que las playas quedaran en condiciones de ser visitadas por los bañistas, cosa que aconteció luego de las 10 de la mañana, parece que la labor de difusión asumida por algunos grupos de umbandistas para que los fieles se comprometan con los procesos de mejoramiento ambiental, demandará un buen tiempo antes de surtir los efectos perseguidos.
Lo que demora más tiempo en degradarse, el nylon, las tablas de espuma plast o las flores artificiales, son precisamente los materiales que emplean muchos de los más humildes artesanos que se ubican con sus puestos sobre las veredas de las ramblas, sea en las playas del oeste montevideano, sobre todo en el Cerro, como en las del Este.
Por otra parte, el acuerdo suscrito para que se cumpla con toda la normativa departamental, ha sido ya resistido por algunos responsables espirituales de diversos templos. Ellos dicen que hasta una semana después de cumplidos los ritos no es posible volver a las aguas de mares o ríos. Tampoco les parece inofensivo recolectar las ofrendas que otros fieles como ellos brindaron a Iemanjá.