El rock perdió un maestro

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ALEJANDRA VOLPI

Tras perder la batalla con el cáncer, falleció ayer a los 62 años, el emblemático músico argentino. Portador de una fineza y sofisticación reconocible en sus composiciones, el "Flaco" dejó un legado enorme en el rock rioplatense.

Hasta último momento Luis Alberto Spinetta intentó quitarle drama a su enfermedad. En Argentina, antes de que tomara estado público que padecía cáncer de pulmón, hasta las publicaciones amarillistas guardaban silencio. Era la noticia que nadie quería dar.

Cuando finalmente salió a la luz el diagnóstico, el propio Spinetta se manifestó a través de las redes sociales para decir que estaba recuperándose "muy cuidado por una familia amorosa, por los amigos del alma y los mejores médicos del país" y pidió a sus seguidores que "no paniqueen".

Sin embargo, pocos días después fue intervenido quirúrgicamente de urgencia por una perforación intestinal con enfermedad diverticular, una complicación ajena a su padecimiento. Y el embate resultó letal. El año pasado su salud se había desmejorado vertiginosamente. Canceló varios conciertos y ni siquiera pudo asistir a la presentación que marcó el regreso del grupo de su hijo Dante, Illya Kuryaki.

Quienes lo conocieron artística y personalmente no dudarían en afirmar que "El Flaco" -un hombre admirado y querido- debe haber dejado varios proyectos en el debe.

Poeta incansable; la fineza y sofisticación eran sus sellos. Es considerado uno de los padres del rock argentino, gracias a una carrera iniciada a mediados de la década de 1960 como líder del grupo Almendra, con el que escribió páginas fundamentales para el género. En esa época creó uno de los clásicos que lo identificarían para siempre y que sin embargo él ya no tocaba en vivo desde hacía años, a pesar de la insistencia del público: Muchacha ojos de papel. A Spinetta en ese sentido, le gustaba tocar de principio a fin el nuevo material que tenía para presentar sin especular con fórmulas comerciales. Lejos estaba de eso.

Ya en 1973, cuando lazó el disco Artaud, considerados por muchos como el mejor álbum de la historia del rock argentino, compartió un manifiesto en el que expresaba: "más vale que los rockeros, cualesquiera sean sus tendencias, jamás se topen con el gran estupefaciente de la represión que pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad". Más recientemente expresaba: "La música es un lenguaje que está en el cosmos como todo lo que nos rodea. El músico que se pone en contacto con el cosmos, que sabe indagarlo con amor, que consigue la comunicación con otros seres y con Dios... ese hombre músico podrá apoderarse y utilizar ese lenguaje como si leyera una clave que pareciera indescifrable y hará su música, sin detenerse jamás".

En una entrevista con quien escribe, en 2006 cuando acababa de publicar Pan, Spinetta decía no temerle al paso del tiempo, "por ser impostergable, con su virtud y su cadencia" teniendo en cuenta que "el cuerpo es el tesoro y el ángel" y que "la suerte va y viene". Por entonces ya estaba un poco "guardado" pero jamás perdió el sentido del humor. "Soy más solitario ahora porque en los últimos años decidí no salir más, ni conocer gente nueva. Con la gente mirando al abu Luis, prefiero estar en casa, a no ser en el escenario... pero tampoco soy `Ostra Washington`".

Sus hijos Dante, Valentino, Vera y Catarina, manifestaron su dolor a través de Twitter, con una frase del disco Pan: "no habrá un destino incierto, ni habrá distancia que pueda alejarme de ti". El País intentó comunicarse con Litto Nebbia, compañero de generación, pero su esposa lo disculpó: "está destrozado, se encerró a tocar el piano, no puede ni hablar". Ruben Rada lo conoció a fines de los `70. "Lo invité a tocar la guitarra en el tema Malísimo, en el Teatro Alvear de Buenos Aires. Siempre nos reímos como locos. Era muy fan de Hugo (Fattoruso) y de Los Shakers, al igual que Charly (García). Era un tipo maravilloso, lamento mucho su partida. Pienso que fue el más jugado de todos los rockeros. Hizo una música super elegante, fina, con letras increíbles, una idea musical totalmente distinta a todos nosotros. Se va uno de los grandes, un artista impar. Tengo mucho respeto por Luis. Lloré un rato, me vino una angustia tan grande como cuando murió Mateo". En una entrega de los premios Gardel, Spinetta subió al estrado a recibir un premio en la categoría de jazz y señaló que sólo cuando le entregaran ese galardón a Hugo Fattoruso "se haría justicia". Así era, de frontal y visceral. Hoy el pianista uruguayo lo recuerda: "era el uno, estaba despegado. Su expresión artística está en un punto muy, muy alto. Y además de haber sido un genio, era muy medido como persona". Por su parte, Osvaldo Fattoruso grabó en varios de sus discos y lo acompañó en vivo alguna vez. "Eso fue hace veinte años. Siempre me trató como alguien especial. Con Fito (Páez) soy más amigote pero del `Flaco` me impresionó su elegancia, me trataba con tanto respeto que me daba vergüenza", recuerda.

El camino repleto de amigos, de rebeldía, de música y de coherencia admirable

Almendra

Lo formó en 1967 junto a Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García. En el 69 salió el primer disco, con canciones inolvidables como Muchacha (ojos de papel). Se separaron en el 70, tras sacar otro disco, e hicieron algo más juntos en 1980.

Pescado rabioso

Tras una incursión discográfica solista, Spinetta se unió a Osvaldo Fascino (luego David Lebón), Black Amaya y Carlos Cutala. El grupo editó Desatormentándonos en 1972 y el muy estimado álbum doble Pescado 2, en el convulsionado año de 1973.

Invisible

En 1973 Spinetta forma otra banda con Carlos Alberto Machi Rufino y Héctor Pomo Lorenzo. De ahí salieron tres discos hasta la separación producida a los tres años de vida. La despedida del grupo se hizo con dos recitales repletos en el Luna Park.

Jade

Al mismo tiempo del reencuentro de Almendra, sale Spinetta Jade. Allí estaban Diego Rapoport, el bajista uruguayo Beto Satragni, Juan del Barrio y Héctor Pomo Lorenzo. Editaron cuatro discos, con variaciones en su formación.

Los socios del desierto

Integró el trío con Daniel Wirtz y Marcelo Torres hacia 1995. Encontró una fuerte repercusión popular a través de una minigira nacional y los cuatro discos que editaron con esta formación. Se recuerda su recital gratis en los bosques de Palermo.

Bandas eternas

El 5 de diciembre de 2009 se presentó en Velez Sarsfield. Durante 5 horas tocó y cantó junto a sus viejos compañeros de ruta, además de Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati y Ricardo Mollo, entre otros. De allí salió un DVD, en 2010.

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