Benedicto XVI expresó a su llegada a Cuba ayer su simpatía por las "justas aspiraciones`` y "legítimos deseos`` de todos los cubanos, refiriéndose, entre ellos a los "presos" del país. Unos 150 disidentes fueron detenidos en los últimos días.
El papa dijo que llevaba en su corazón "las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados``.
Sin embargo, el papa no hizo referencia a los "prisioneros políticos" tal y como hiciera su predecesor Juan Pablo II al hacer en enero de 1998 la primera visita de un pontífice a la isla. Sí observó que Juan Pablo II despertó "en muchos" cubanos "una renovada conciencia de la importancia de la fe".
"Estoy convencido de que Cuba, en este momento tan importante de su historia, está mirando al mañana. Por ello se esfuerza a renovar y ampliar sus horizontes", dijo el pontífice. Esta frase que fue criticada por la cubana disidente, Yoani Sánchez, a través de su red social Twitter. "Nuestros gobernantes se aferran al pasado", replicó.
Prisioneros. Un grupo opositor cubano denunció, en tanto, que al menos 150 disidentes han sido detenidos en los últimos días para impedir que protesten durante la visita papal.
"La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional puede confirmar que, a esta hora, el número de detenidos en los últimos cuatro días es de al menos 150 pacíficos disidentes", dijo ayer su presidente, el opositor Elizardo Sánchez. "Son detenciones preventivas", declaró.
Además "a un número semejante se les ha prohibido salir de sus casas o asistir a las misas o recibimientos al papa por los lugares que recorrerá", añadió el líder de la Comisión, que es ilegal pero tolerada por el gobierno comunista.
Disidentes, además, denunciaron que sus líneas telefónicas habían sido bloqueadas. "No me llegan sms desde el extranjero y tampoco llamadas. Quien quiera comunicarse conmigo mejor use señales de humo", escribió también la bloguera Sánchez en Twitter.
La llegada. El papa llegó a Cuba en la que constituye la primera visita de un pontífice a la isla en 14 años. El Santo Padre aterrizó en el aeropuerto de Santiago, la segunda ciudad cubana, en una visita que busca fortalecer a la Iglesia Católica como interlocutora política del gobierno comunista de la isla, mientras que muchos esperan que su arribo impulse los cambios económicos, sociales y políticos que ya están en marcha.
Hasta ahora no se ha confirmado si el expresidente Fidel Castro asistirá a algunos de los actos que celebre el pontífice o si va a acudir a alguna reunión con funcionarios del gobierno.
De igual forma, el Vaticano tampoco ha confirmado que el papa reciba al presidente de Venezuela Hugo Chávez, quien llegó al borde de la medianoche del sábado a Cuba para iniciar una ronda de radioterapia tras su operación en febrero de un tumor canceroso.
Bienvenida. El papa descendió las escaleras y fue recibido en la pista de aterrizaje por el presidente cubano Raúl Castro, vestido de civil, a quien le estrechó ambas manos.
Luego caminaron en una alfombra roja en medio de honores militares, bendijo a dos niños y luego se sentó con Castro sobre dos asientos y un toldo que los protegían del sol que quemaba fuerte.
"La Constitución garantiza plena libertad (religiosa)``, dijo Castro en su discurso de bienvenida mientras nuevamente criticó al gobierno de Estados Unidos por el embargo que padece la isla. "El gobierno guarda buenas relaciones con todas las religiones. En nombre de la nación, le doy la más calurosa bienvenida", le dijo al papa.
"Nos satisfacen las estrechas relaciones entre la Santa Sede y Cuba que se han desarrollado sin interrupción durante 76 años siempre basadas en el respeto mutuo``, agregó Castro. "Catorce años después que Juan Pablo II nos visitara, el bloqueo económico, político y mediático contra Cuba persiste e incluso se ha endurecido en el sector financiero``, agregó.
Tras los discursos de ambos líderes, Benedicto XVI se desplazó en su Papamóvil mientras miles de personas lo saludaban a ambos lados de la vía, desde el aeropuerto de Santiago hasta la sede del Arzobispado a realizar una misa.
Luego tenía pactada otra misa en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, la más grande de la ciudad, y recorrer en carro la distancia que lo separa del poblado de El Cobre, donde se hospedaría.
En la habana. Benedicto XVI empezará su jornada de hoy con una oración a la Virgen de la Caridad, patrona de los cubanos, en el que se estima será un evento cerrado. Luego se dirigirá al aeropuerto para viajar a La Habana, ciudad dónde culminará su gira mañana.
La Plaza de la Revolución fue acondicionada para recibir 200.000 personas, según la información dada por los organizadores y se prevé que autobuses de otras localidades lleguen al evento. Solo el 10% de los cubanos son católicos.
Las autoridades permitieron que los trabajadores se ausentaran por algunas horas de sus centros de trabajo.
"Yo trabajo en una farmacia, nosotros le damos servicios a la población, no se interrumpe el servicio pero los compañeros van a participar del cordón de recibimiento, de ahí vamos a la misas en la plaza... es un honor para todos los santiagueros recibir nuevamente a un Papa``, dijo Juana García, de 36 años.
Aunque el viceministro de Turismo, Alexis Trujillo aseguró que la isla no registró un crecimiento sustancial del turismo extranjero a raíz de la visita del papa Benedicto XVI, centenares de peregrinos estadounidenses llegaron, muchos de Miami, para participar en la misa en Santiago y luego planean ir a La Habana para seguir las actividades del jerarca católico.
Papa: "Cuba está mirando al mañana y por eso se esfuerza por ampliar sus horizontes".
Castro: "Catorce años después de la visita de Juan Pablo II persiste el boqueo a Cuba".
Multitud acompaña la visita
La cifra acumulada de fieles que participaron en los actos de la visita del papa Benedicto XVI a México alcanzó los 3,4 millones de personas, informó el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva. "El evento ha dado reconocimiento indiscutible, fue un éxito la organización, cumpliéndose las metas y los resultados; ha sido satisfactorio", dijo Oliva. Fueron 6.000 voluntarios de Cruz Roja y de protección civil, así como 320 medios de comunicación registrados los que participaron.
La mejor acogida fue en México
Papa agradeció hospitalidad; volvió a ir contra narcos
SILAO | Benedicto XVI pidió a los mexicanos "no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal" al despedirse antes de partir hacia Cuba, después de que éstos le brindaran la acogida más calurosa de su pontificado, según reconoció su portavoz.
"Deseo reiterar con energía y claridad un llamado al pueblo mexicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro", señaló Benedicto XVI en una última alusión al flagelo de los narcotraficantes, que han desatado una hecatombe en México.
Además de las emotivas manifestaciones de fervor y de las declaraciones contra la violencia, la visita también estuvo marcada por referencias a la libertad religiosa, en un país que debate una reforma constitucional sobre el tema.
En su principal acto, la misa campal del domingo a la que asistieron unas 640.000 personas, el papa Joseph Ratzinger dijo que México y el continente viven "momentos de dolor y de esperanza a la vez", pero que no es suficiente "el poder de los ejércitos para someter a los demás por la fuerza o la violencia".
Benedicto XVI también se refirió a otros problemas que además de a México afectan al resto de América Latina -región donde vive el 28% de los católicos y que visita por segunda vez-, como la migración, "la pobreza, la corrupción, la violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores y la criminalidad".
Durante los tres días que estuvo en México, Benedicto XVI recibió multitudinarias muestras de afecto, la más especial ocurrió la noche del domingo cuando una serenata sorpresa de mariachis lo obligó a salir para recibir un sombrero de charro. "Ahora entiendo por qué Juan Pablo II decía `me siento Papa mexicano`", exclamó visiblemente emocionado.
El papa demoró siete años en llegar a un país de lengua española de América Latina, que su predecesor consideraba como el "continente de la esperanza". AFP