Cuesta conseguirla en el mercado formal donde se venden sólo dos marcas y por eso particulares hacen su negocio trayéndola por su cuenta desde Uruguay y ofreciéndola a través de sitios web. El kilo puede costar entre 110 y 150 pesos uruguayos.
A los uruguayos no les gusta la yerba argentina, ni siquiera aquellas confeccionadas especialmente sin palo. "Se lavan muy rápido y además son más fuertes porque como le ponen azúcar al mate ellos no la sienten, pero si lo tomás amargo es terrible", aseguró Leslie Wallace, quien reside en el vecino país desde hace casi 5 años.
Ninguna novedad, si no fuera porque conseguir yerba uruguaya en Argentina es una tarea difícil y eso las convierte en objeto de deseo de los uruguayos que allí viven y también, es justo decirlo, de muchos argentinos que la probaron y no se resignan a olvidarla.
Es el caso de Giselle González una diseñadora bien porteña del barrio de Núñez quien aprovecha que el marido de su mejor amiga es uruguayo para sumar su pedido. "A mí me encanta y le pido que me traiga siempre, acá no es fácil conseguir", expuso.
Beatriz Dupont, una montevideana que desde 1970 vive en Buenos Aires y forma parte del Consejo Consultivo Baires de la capital argentina, explicó: "Como es una yerba importada y se considera una exquisitez, te la cobran lo que quieren".
"El sabor de la yerba argentina no tiene nada que ver, por eso cuando se hacen rifas en eventos de uruguayos siempre se rifa yerba (uruguaya) como premio", agregó.
MERCADO "PARALELO". Dos supermercados (Coto y Carrefour) son los encargados de la distribución formal de las marcas de yerba uruguaya.
Aunque no las encontró en las góndolas, El País constató que dos de las principales marcas de yerba uruguaya (Canarias y Sara) figuran en los catálogos virtuales de esos supermercados a $ 30 y $ 25 argentinos, respectivamente ($ 110 y $ 130 uruguayos).
A medida que uno se aleja de la capital argentina o de las zonas fronterizas con Uruguay la búsqueda se torna más complicada. En un "mercado paralelo" al de los dos grandes distribuidores y actuando para cuando éstos también tienen escasez, varios uruguayos han encontrado la forma de hacer una diferencia o pagar parte de su viaje con el rédito que pueden sacarle a la venta de yerba.
Así aparecen avisos en sitios de internet ofreciendo sobre todo la yerba "de mi país", pero también traen otras a pedido.
ENVÍO. Suena el teléfono y alguien atiende en el barrio porteño de Constitución. ante el pedido, llaman a otra persona, María, quien explica: "Ahora tenemos en stock, cuesta $ 34 (argentinos, unos $150 uruguayos) el kilo y te podés llevar los paquetes que quieras, los pasás a buscar o te los llevamos. Decime por dónde estás y te averiguo el costo del envío a tu zona, enviamos a todo el país". Ante la posibilidad de ir al comercio a retirarla, explica que no es un negocio sino una casa particular.
La pregunta sobre de dónde traen la yerba o cómo la consiguen pone a María en guardia, y como si se tratara de la ley seca o de algún estupefaciente, dice: "Yo no sé de dónde la traen, sólo la vendo. ¿Cuántos paquetes vas a querer?".
En algunos de estos lugares la compra mínima es de dos o tres kilos.
Dicen que con cada necesidad nace un negocio, y en el territorio donde se encuentra la mayor comunidad de orientales afuera del Uruguay la yerba uruguaya no es la excepción.
En la aduana, generalmente no hacen problema, salvo que una persona sola traiga más de seis o siete kilos.
Escasez sin yerba
Desde el mes de abril se ha producido una situación de escasez de yerba en Argentina, y no sólo de la uruguaya.
Los supermercados solo la venden de a dos unidades, hay poca variedad y los precios aumentaron en 109%, un rango que duplicó las estimaciones del gobierno de Cristina Fernández. De hecho, el costo de la materia prima de la infusión preferida por los argentinos se convirtió en un debate que hasta hoy enfrenta a productores, cadenas de distribución y al Estado. Según el gobierno argentino ello se debe "a una especulación de los distribuidores" ya que los controles oficiales exponen que "hay stock suficiente para que haya yerba en la mesa de los argentinos".
La presidenta evaluó la posibilidad de frenar la venta del producto al exterior "dado que continúan las denuncias por desabastecimiento" y adelantó que, de seguir así, se analizaría "importarla".