1/1:  20120511 800x422 ()

Desde hoy hasta el 29 de julio la Comedia Nacional estará presentando, de viernes a domingos en la Sala Zavala Muniz, del Teatro Solís, "El tobogán", un conocido título del dramaturgo uruguayo Jacobo Langsner, dirigido por Juan Worobiov.

Comedia dramática sobre una familia de clase media enfrentada a la crisis financiera del Uruguay de los 70, este título es muy significativo para el viejo público de teatro. De hecho, su primera versión, estrenada en el Teatro Odeón de Montevideo en 1970, con dirección de Omar Grasso, y la actuación protagónica de China Zorrilla, la posicionó como un clásico del teatro nacional.

Más allá de su valor literario, que lo tiene, el tema era urticante en aquel momento, y tampoco es ajeno al presente. La hipótesis de Langsner es que cuando una situación límite se instala en el hogar, los conflictos se incrementan poniendo a prueba vínculos, valores y compromisos entre sus integrantes.

En ese sentido, la obra funciona como símbolo del deterioro de la sociedad, con la visión encontrada de tres generaciones sobre el desencanto con la modernidad, la desesperanza y el individualismo. El tobogán, una de las obras más maduras de Langsner, se estrenará esta noche, con elenco a cargo de Andrea Davidovics, Miguel Pinto, Jorge Bolani, Leandro Núñez, Pablo Varrailhon, Florencia Zabaleta, Oscar Serra y Cristina Machado.

"Este trabajo surge, al igual que Variaciones Meyerhold (estrenada al comienzo de la temporada), por un proyecto llamado `Entre nosotros, que el Consejo y la dirección artística de la Comedia Nacional presentó a los integrantes del elenco en 2010. En aquel momento era una propuesta para que planteáramos textos de autores rioplatenses (de cualquier época) sobre los que nos interesara trabajar. Tuvo una buena finalidad: la de mantenernos activos cuando no estamos ensayando y además poder conocer nuestras `cabezas`, saber qué tipo de teatro nos interesa. Yo presenté dos obras, Stefano de Armando Discépolo y El tobogán de Jacobo Langsner", explica Worobiov.

"Si bien es una obra que nunca vi, tenía el texto desde hace muchos años, porque siempre sentí que esa obra había marcado un momento de la historia del Uruguay, no sólo por las interpretaciones, sino por el lenguaje, que en su primer versión le impuso el director, Omar Grasso, un verdadero maestro", agrega el director.

"Me pareció una buena oportunidad porque a veces estamos haciendo teatro que tiene más que ver con la forma que con el contenido, con lo espectacular, lo que atrae visualmente. Y me pareció interesante trabajar en lo que a mí me parece que es el teatro: un buen texto, un elenco y el público", observa el artista del elenco oficial.

"Entonces, tener un buen texto, de un gran autor como Langsner, me iba a permitir trabajar a los intérpretes desde un lugar del mecanismo de la interpretación distinto, más visceral. Esa fue la intención. Fue aprobado uno de los proyectos que presenté y me propusieron trabajar (esa fue la palabra, `trabajar`, no dirigir) sobre El tobogán. Allí empezamos a hablar sobre qué tipo de teatro me parecía que debíamos hacer con este tipo de texto".

"Más que las escenografías me gustan los espacios escénicos. Nuestra versión la trabajamos de forma costumbrista, a diferencia de la puesta de Grasso que era totalmente expresionista, lo que tenía que ver con la cabeza del maestro en aquel momento, que fue un vanguardista en el teatro del Uruguay", sostiene el actor.