Un cura en el reino de la pasta base

| Anticipo. Ricardo Darín habló con El País sobre "Elefante blanco", una película que se estrenará en pocos días.

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La nueva película del director Pablo Trapero vuelve a tener a Ricardo Darín como protagonista. Esta vez interpreta a un cura villero. Los flagelos de la marginalidad social, la ilegalidad y el paco están presentes en "Elefante blanco".

Al igual que con su antecesora Carancho, el nuevo film es fiel al "estilo Trapero", imágenes crudas que a modo de reflejo intentan mostrar una realidad social acuciante, y como fórmula del éxito vuelve a tener en los roles principales a Darín y Martina Gusman a los que esta vez se adhirió, acertadamente, al reconocido actor belga Jeremie Renier, quien ha formado parte de varios films de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne. En la trama, que fue escrita por Trapero junto a los guionistas Alejandro Fadel, Martín Mauregui y Santiago Mitre, los curas tercermundistas, Julián (Darín) y Nicolás (Renier) junto a la asistente social Luciana (Gusman), intentan resolver los problemas de un asentamiento de Buenos Aires. Un trabajo comprometido por el que arriesgarán sus vidas y que no sólo los enfrentará con la jerarquía eclesiástica, los poderes gubernamentales, el narcotráfico y la fuerza policial, sino también con su propia estructura de creencias.

La película está dedicada a la memoria del sacerdote argentino Carlos Mugica, asesinado en 1974, y su historia de entrega, por la que los pobres lo veneran, oficia de telón de fondo y pone de relieve la labor de los llamados "curas villeros", que en palabras de Darín: "Son sacerdotes que atajan todos los penales".

El prestigioso actor argentino contó a El País que este personaje le significó un verdadero desafío: "La complicación se daba porque nuestra idea era no caer en el estereotipo de lo que el folclore popular interpreta como un sacerdote, y además uno de los grandes miedos que tuvimos era que un sacerdote interpretado por mí resultara de alguna manera fuera de lugar. Tratamos de buscar el equilibrio y hacerlo más terrenal, por así decirlo", dijo y agregó que para la construcción del padre Julián tuvo la ayuda de uno de estos curas, el padre Sergio, quien posee una parroquia en un asentamiento porteño.

COMPROMISOS. Darín no es religioso, pero sin embargo remarcó que eso no significa que no tenga fe, y que incluso su rol en esta película le hizo replantear su relación con las religiones. "Me planteé hasta qué punto tenía derecho a tener una visión tan burguesa y acomodada, porque me di cuenta de que todo depende de cuál es la geografía que te tocó en suerte. Mis padres decidieron que tuviéramos la libertad de elegir ese aspecto y también tuve la suerte de tener un contexto que me protegió y me estimuló. Pero cuando las cosas no se dan de esa forma es bastante razonable que alguien tenga las esperanzas depositadas en otro que mira todo para pedirle que trate de repartir un poco más de justicia", explicó.

"Todos los personajes en algún momento de la película tienen alguna crisis de fe, se plantean en qué creen y en qué no deben creer desde la realidad de querer una calidad de vida mejor", adelantó a El País Gusman sobre este trabajo que incluso pone en el tapete la realidad de la adicción a la droga conocida como "pasta base" y su relación con los menores y la ilegalidad; y hasta la discusión en torno al celibato de los sacerdotes. "Toca temas que son muy delicados y difíciles de abordar, saliendo de un lugar elitista y tratando de abarcarlos desde el adentro de la situación. Mi personaje trabaja en rehabilitación de adicciones de adolescentes, y establece un vínculo con `el Monito` (interpretado por Federico Benjamín Barga), un chico que recae una y otra vez y que es muy importante en la historia, porque de alguna forma conecta a los demás personajes entre sí en tanto la repercusión que su situación genera", explicó la actriz argentina.

"Sería demasiado pretencioso imaginar que la película puede cambiar algunas cosas", asegura Darín. "Pero creo que la máxima aspiración que se puede tener con una historia de ficción que tiene una de sus patas apoyadas en la realidad, y que se acerca mucho al pulso de lo que lamentablemente ocurre en algunos lugares, es que ayude a reflexionar sobre cuáles son las circunstancias que se dan para que se generen situaciones como éstas, no sólo en la villa sino en nuestras ciudades y países".

El problema de la pasta base en palabras del actor es un flagelo inimaginable. "He tenido la oportunidad de conversar con las madres de muchos chicos que están mordidos por él y hay muchas manos mafiosas de gente inescrupulosa detrás. Con las drogas por lo general lamentablemente los pronósticos siempre se cumplen, pero ojalá que no se extienda como todo el mundo espera que ocurra. Ojalá sirva para que se actúe en consecuencia, es decir, que no se vaya a apagar un incendio sino a tratar de evitar de que se produzcan los incendios", reflexiona.

A su entender, la única actitud correcta es mirar de frente al problema. En esa perspectiva el actor piensa que Elefante blanco pueda ayudar sobre espectadores de una región donde la adicción de los jóvenes a la pasta base ligada a la ilegalidad es un hecho.

Durante la entrevista con El País, Darín pidió especialmente enviar "un saludo enorme a todos los uruguayos" y está feliz del "lazo fraternal y buena fe" que une a ambos pueblos "que no ha podido ser detenido ni siquiera por algunas estupideces que algunos gobiernos han permitido que ocurran entre nosotros".

LOCACIÓN PERSONAJE. Ciudad Oculta es uno de los primeros asentamientos de la Argentina, y en él viven unas 16 mil personas que provienen de diferentes provincias argentinas y de países limítrofes. Ubicada entre los barrios porteños de Villa Lugano y Mataderos, rodea al Elefante Blanco, un enor- me edificio de 12 pisos cuyo proyecto fue detenido tres veces hasta quedar en el abandono, y que tenía como objetivo ser el hospital más grande de toda Latinoamérica. La locación no sólo da nombre al film sino que hace gala de su vida propia y se convierte en un personaje principal aunque, según contó Trapero, "el edificio no estaba en el guión original" y "surgió durante el proceso de producción".

"Fue amor a primera vista, un poco se me volvió capricho y el problema es que era muy difícil montar el set allí porque, entre otras cosas, la estructura no tiene buenas condiciones de seguridad", dice el director, agregando que la dinámica del lugar los llevó a reescribir y cambiar escenas sobre la marcha. "Tuvimos que adaptarnos. Era imperdible porque es un edificio en el que estás parado junto a él y decís: ¡Podría haber sido el hospital más grande de Sudamérica! y tiene muchas señales históricas importantes, como que su construcción haya sido detenida y retomada y nuevamente detenida; que una villa se haya diseñado alrededor de él como si fuera un tótem; y algo, muy loco, es que desde el segundo piso para arriba sus escaleras y paredes están prácticamente destruidas porque seguramente a alguien se le ocurrió que era la manera de asegurar que el edificio no fuera ocupado por gente. Parece que fuera un símbolo de lo que podemos ser y aún no lo decidimos. Es muy fuerte", acotó Ricardo Darín sobre lo que durante tres meses de rodaje fue el escenario diario de su última película.

Un actor belga que debió ensayar el idioma español para crear su papel

La participación de Jeremie Renier es una de las joyas de la película. "La verdad que fue una experiencia muy buena y divertida. Hubo que aprender una forma de trabajo, como pasa siempre en las películas si los actores son diferentes, pero en este caso se sumaba el hecho de que era un actor que llegaba muy cerquita del momento de rodaje y que además de que tenía que ir a las villas, no hablaba español. Hoy su segunda lengua es el español, fue bastante intenso el trabajo y se lo tomó muy en serio. Tenía un entrenador y durante las horas que no filmaba se las pasaba repitiendo sus líneas", contó Trapero sobre la labor realizada junto al actor belga.

"Hizo un trabajo increíble", resaltó Darín y agregó: "No se desenfocó nunca y en ningún momento hizo una repetición musical de un idioma, lo hizo a conciencia pretendiendo conocer incluso las inflexiones barriales".

De hecho, a principios de la semana pasada fue Renier quien acompañó a Trapero en la presentación de Elefante Blanco en el 65ª edición del Festival de Cine de Cannes que culmina esta noche. La ausencia del equipo completo se debió a que tanto Darín como Gusman tenían compromisos laborales.

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