Científicos uruguayos descubrieron la prueba de vida animal más antigua del mundo

Compartir esta noticia
 20120628 576x450

Científicos uruguayos descubrieron la prueba de vida animal compleja más antigua del mundo. Son fósiles datados en 585 millones de años, 30 millones más antiguos que los descubiertos hasta ahora. Los hallaron en el departamento de Cerro Largo y difunden los detalles hoy en Science.

"Un equipo de investigadores descubrió en Uruguay evidencia de animales bilaterales -animales que tienen una cara frontal, otra trasera, una región superior y otra inferior- datados en más de 585 millones de años", publica hoy la revista Science.

La evidencia es el rastro de una suerte de diminutas lombrices que se desplazaban por el fondo marino. Los fósiles muestran los surcos que alguna vez dejaron al moverse sobre la arena de un océano que se estima cubría la zona de lo que hoy son los departamentos de Cerro Largo, Treinta y Tres y Rocha.

"Lo más importante es que se descubrieron los que vienen a ser los ancestros más antiguos. Los primeros animales que habitaron el planeta y fueron capaces de moverse, de trasladarse", explica a El País desde Canadá Ernesto Pecoits, autor principal del estudio, realizado en coautoría con Natalie Aubet. Ambos son licenciados en Geología por la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República e investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá).

Los fósiles más antiguos habían sido hallados en Rusia, en la zona del Mar Blanco, comenta Pecoits. Estaban datados en 555 millones de años. "Con este descubrimiento se está estirando hacia atrás el origen de los animales con movilidad", dice con orgullo el científico, radicado en Alberta desde hace siete años.

Popularmente se conoce que la vida animal surgió en el agua y que luego las especies evolucionaron hasta hacerse resistentes a una serie de condiciones específicas de la vida terrestre. "Lo que estamos más acostumbrados a ver en documentales es que los peces evolucionaron hacia anfibios y después vinieron los reptiles y algunos vertebrados", comenta Pecoits. "Pero eso pasó en los últimos 500 millones de años. Nosotros estamos hablando de lo que sería el ancestro de todos esos animales".

Se trata de una forma de vida muy primitiva. El animal que dejó las trazas (surcos) en los fósiles hallados al sur de Melo, sería una suerte de gusano de un milímetro de ancho por cinco milímetros de largo (tan solo medio centímetro). "Es el ancestro de todos los animales que existen en la Tierra, incluso nosotros mismos", subraya el científico.

Uno de los aspectos que los hace ancestros de los animales vivientes es su simetría bilateral. "Nosotros tenemos una parte de arriba, una parte de abajo, una parte de atrás y una de adelante. Este animal también las tiene (en inglés se los llama bilaterians), por eso es nuestro ancestro, es el primero que las presenta", indica el experto uruguayo.

En zonas de Australia y Omán (suroeste de Asia) se habían encontrado muestras químicas de esponjas datadas algunos años más atrás que las de los uruguayos. Sin embargo, cuenta Pecoits, tenían una forma de vida mucho más básica. "Desde la aparición de esas esponjas hasta los animales que produjeron estas trazas hay un salto evolutivo muy grande", agrega. Si bien son muy primitivos, presentan características que los animales preservan hasta hoy como la musculatura y la capacidad de trasladarse.

EL DESCUBRIMIENTO. Las muestras fueron halladas al sur de la ciudad de Melo, en el departamento de Cerro Largo. Específicamente en la zona conocida como "fundación Tacuarí", en las inmediaciones del río homónimo. "Queda cerca de la ruta 8, rumbo a Melo", ilustra Pecoits. Los geólogos clasifican a las zonas según las características de sus rocas y las llaman "fundaciones". El nombre que le adjudican hace alusión al sitio donde se encuentran las muestras más significativas.

Pecoits y Aubet llevaban diez años trabajando en esa zona, pero estimaban que se trataba de rocas más modernas, datadas de unos 200 millones de años atrás. En ese período ya existían animales bilaterales, por eso cuando los científicos encontraron los rastros en las rocas no se sorprendieron demasiado. Sabían que habían encontrado fósiles antiguos pero no cuán antiguos eran.

La clave estuvo en identificar otra roca, un tipo de granito que aparecía atravesando los fósiles. Los granitos son rocas ígneas, conformaciones que se constituyeron a partir de lava solidificada. "Esa lava atravesó las trazas como si fuera un dique", relata Pecoits. Al conocer la edad de ese granito sabrían la edad mínima de los fósiles. Si una roca había recortado a la otra es porque la que estaba debajo era más antigua.

Los estudios fueron realizados en Canadá. "Separamos los minerales que había en el granito para datarlos y obtener la edad de su formación", recuerda Aubet. "La edad que obtuvimos fue de 585 millones de años. Ahí nos dimos cuenta que todos los fósiles y la roca que había sido recortada era más antigua".

Ese fue solo el primer paso. Comenzó un proceso para corroborar los resultados. Realizaron distintos tipos de análisis y trabajaron incluso con laboratorios especializados de Australia, pero todos les arrojaron el mismo resultado: el granito tenía 585 millones de años. "Lo otro que queríamos saber era cuál era la edad máxima de los fósiles, acotar mejor el tiempo".

Entonces analizaron los minerales de los fósiles (circones) y obtuvieron que la edad máxima era de 600 millones de años. "Eso fue buenísimo porque supimos que los organismos generaron esas trazas, esos surcos, entre los 600 y los 585 millones de años", explica la científica.

Los científicos (quienes contaron con la colaboración de técnicos canadienses) llevan tres años realizando estudios para demostrar sus hallazgos. El descubrimiento de las muestras fue en 2007. "En Science no presentás un artículo y te lo publican, hay que demostrarlo, solicitan más pruebas, más datos", cuenta Aubet. Finalmente la revista consideró que las pruebas científicas respaldaban el descubrimiento.

Actualmente las muestras son exhibidas en el Museo de Paleontología de la Universidad de Alberta. Próximamente realizarán duplicados para enviar a Uruguay. Los científicos también realizarán gestiones para que la formación Tacuarí sea declarada zona protegida.

"Claramente es la evidencia más antigua"

La Tierra tiene aproximadamente 4.600 millones de años. Entre los 3.500 y los 555 millones se estimaba que había habido únicamente bacterias, organismos unicelulares y formas de vida primitiva como la de las esponjas (de todos ellos existen rastros fósiles).

La primera muestra de vida animal más compleja estaba datada en los 555 millones de años. Después comenzó lo que se conoce como período Cámbrico, tiempo que los científicos identifican con una "explosión de vida animal", explicó Ernesto Pecoits, geólogo e investigador uruguayo que descubrió en el sur de Cerro Largo fósiles datados entre los 585 y los 600 millones de años. Su hallazgo ubica la aparición de animales que se desplazaban por sí mismos en un período histórico anterior.

En la edición de Science de hoy, donde Pecoits y sus colegas difundieron el descubrimiento, James Gehling, investigador principal del Museo de Paleontología de Australia del Sur, analiza el impacto científico de los fósiles hallados.

Consultado por El País, el científico australiano aseguró que "los fósiles representan un descubrimiento realmente importante. Esas estructuras claramente fueron realizadas por animales móviles muy pequeños que habitaban el suelo marino", expresó desde la ciudad de Adelaide. En Australia fueron halladas las muestras de vida animal que se conocían como las más antiguas.

Según el científico, ahora se abre un proceso en el que Pecoits y sus colegas deberán demostrar la solidez de las técnicas que utilizaron para datar las muestras. "La posibilidad de que la edad no sea exactamente la que definieron es remota, pero debe seguir siendo analizada", escribió. "De todas formas, es claramente la evidencia de animales móviles más antigua que existe", concluyó.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar