Pedro Bordaberry jugó fuerte. Se desmarcó del resto de la oposición y mañana renuncian los representantes de Vamos Uruguay en el gobierno. Fortaleció su papel de opositor a la izquierda pero, según analistas, su estrategia es arriesgada.
"No se tomó esta decisión pensando en fortalecer o debilitar al Partido. Entendimos que era lo correcto, y si se hace lo correcto el Partido se fortalece solo. Estimo que se le puso punto final a una conducta del presidente y senadores del oficialismo que semanalmente se referían en términos agraviantes a los partidos de la oposición por integrar los organismos y criticar", explicó Bordaberry a El País.
El líder colorado asume un papel claro en el tablero político. Hoy sobresale del resto por ser la contracara de Mujica, quien esta semana adjudicó las críticas que recibe a un "desprecio de clase". Ambos encarnan hoy las facetas más antagónicas de la política nacional.
El politólogo Daniel Chasquetti y el sociólogo y analista político Eduardo Bottinelli, responsable de la empresa Factum, coinciden en que la decisión de Bordaberry de dejar el gobierno es arriesgada porque lo pone en la oposición "más extrema" y si bien se fortalece en la zona del espectro político más antagonista de la izquierda, puede ponerle un techo en materia electoral.
"Bordaberry tiene una estrategia diseñada desde hace mucho tiempo. Su objetivo es claro: desbancar al Partido Nacional y competir en segunda vuelta con el Frente Amplio. Ha ejecutado un plan muy preciso, con medidas que han sido exitosas, como la recolección de firmas para bajar la edad de imputabilidad, y otras que han pasado inadvertidas para la población. Ahora, a partir de una serie de declaraciones del presidente (José) Mujica y la senadora (Lucía) Topolansky se coloca como el principal opositor al gobierno", afirmó Chasquetti a El País.
Para Bottinelli "la decisión pone ahora a Bordaberry en la oposición más extrema, sin vínculo directo con el gobierno en cuanto a la gobernabilidad. Lo deja afuera de la discusión en algunos temas y en la oposición más radical. Vamos Uruguay se fortalece en un electorado que ya tenía cautivo, o le quita votos a sectores del Partido Nacional que han mostrado una veta crítica hacia el gobierno, pero no parece que esta jugada política le permita crecer electoralmente, aunque también es muy prematuro vaticinar qué efectos tendrá su decisión".
Chasquetti coincide en que resulta difícil vincular en forma directa las acciones políticas y el humor electoral de la población. "Frente al público no frentista esas posturas pueden tener un impacto positivo. Bordaberry compite con el Partido Nacional, y fundamentalmente con el Herrerismo, por una zona del electorado que no es menor. Para él es importante colocarse en ese rol en el que nadie le gana en oponerse al gobierno del Frente Amplio y a Mujica fundamentalmente. No puede estimarse si con eso crece, aunque seguramente se posiciona mejor en la interna de la oposición".
Los analistas señalan que el país está dividido en dos bloques (oposición vs. votantes del FA) muy parecidos en tamaño, cada uno seduce al 40% de los votantes. En el 20% restante, que resulta crucial en una elección tan ajustada, hay votantes en blanco y anulado, pero también personas que rechazan al sistema y un alto porcentaje de votantes que optaron por el Frente en anteriores elecciones pero hoy están muy descontentos. "No son un perfil electoral que se vea seducido por una oposición extrema ni por los discursos que desde allí se proponen. Los partidos tradicionales tienen un potencial de mayor crecimiento situándose en un lugar más de centro y colaborador con el gobierno", sostuvo Bottinelli.
Chasquetti afirma que una decisión como la asumida por Bordaberry no tiene efecto electoral. "Puede crecer en base a otras decisiones o errores del gobierno, pero aquí, a lo sumo, puede generarse un trasiego de votos pero dentro del mismo bloque opositor", indicó
Bordaberry defiende su decisión, que asegura forma parte de una coherencia para hacer política y no de cálculos electorales. También rebate al presidente Mujica, quien esta semana dijo que para estar ocupando cargos en entes y otros organismos se debe compartir el rumbo que sigue el gobierno.
"Mujica hoy dice una cosa distinta de lo que dijo cuando se llegó al acuerdo. En aquel entonces dijo que se garantizaba el control con esto. De todas formas ese ya no es un problema nuestro sino de quienes permanecieron en los cargos", sostuvo el líder colorado.
Y haciendo pie en esa coherencia envía un mensaje al Partido Nacional. "Lo que es difícil de congeniar es la permanencia en esos cargos con acusaciones de totalitarismos. Esa no es la situación de los sectores colorados que permanecieron en los cargos", sostuvo. Aludió así a un documento aprobado el 21 de julio por más de mil congresales de Unidad Nacional (UNA) en el que se estampó: "debemos alejar a los uruguayos del peligro creciente de ser presas de un régimen totalitario del Frente Amplio, que sólo concibe el ejercicio del gobierno de un modo autoritario, en que la única visión correcta de la realidad es la propia".
INTERNA. "Me llamó Bordaberry y me informó que Vamos Uruguay dejaba los cargos en el gobierno. No me preguntó qué opinaba. A mí me preocupa lo que pasa en Antel y creo que es malo que ahora no exista control ahí", dijo a El País el senador José Amorín, líder de Propuesta Batllista, sector que decidió permanecer en los cargos.
Bordaberry explicó a El País la situación generada en la interna del Partido Colorado.
"Vamos Uruguay tiene amplia mayoría en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado. Pese a ello, como corresponde, no impuso nada y en el disenso aceptó que otros tomen otro camino y se queden en los cargos, respetando en todo momento su decisión. Desde que llegamos al Partido Colorado reclamamos no confundir unidad con unanimidad, discusión con pelea. Creo que es natural que en un partido haya distintas miradas sobre el tema. La posibilidad de declarar un asunto político viene de la época de Batlle y Ordóñez, pero rara vez en casos excepcionales se utiliza. Este no era un caso como para hacerlo", sostuvo.
Para Chasquetti la situación interna que instaló la movida de Vamos Uruguay es positiva. "El Partido Colorado está necesitando un ala batllista, de centro, moderada, no tan corrido a la derecha. Que Propuesta Batllista se haya perfilado con una opinión propia es bueno, permite marcar otro perfil al Partido Colorado para seducir a otros votantes y no genera divisiones como en el Partido Nacional, donde allí el peso de los sectores es muy parecido", indicó el politólogo.
Bottinelli considera que Bordaberry tiene un liderazgo muy afianzado en el Partido Colorado y, por lo menos a corto y mediano plazo, nadie se lo quitará. "Propuesta Batllista no lograba diferenciarse, ahora pudo marcar un perfil distinto en un partido dominado por la imagen de Bordaberry. Hay que esperar para ver cómo lo capitaliza, con este episodio no le alcanza", opinó.
Amorín reivindica la discrepancia interna. "El Partido Colorado tiene hoy dos sectores y uno de ellos es el que representa fielmente al batllismo. Es el partido de las libertades y así se mueven las mayorías y las minorías en la interna. Nosotros no resolvimos quedarnos para marcar un perfil, lo hicimos porque estamos convencidos que quedarnos es lo mejor para el país", afirmó.
Mañana, los representantes de Vamos Uruguay presentarán sus renuncias en Antel, Banco República, Ursea, UTE, Comisión Administradora del Río de la Plata, Comisión Técnica Mixta de Salto Grande y Comisión del Río Cuareim.