Un balance muy poco favorable

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El Presidente paraguayo, Federico Franco, se reunió con el secretario general de las Naciones Unidas con vistas a la próxima Asamblea General de la organización. En el encuentro se discutieron los recientes acontecimientos en el Paraguay. El secretario general expresó su esperanza de que los meses antes de las próximas elecciones puedan ser utilizados para el diálogo entre todos los actores políticos, con el fin de superar los desafíos que enfrenta el país. El Presidente Franco informó que en su discurso ante la Asamblea General "vamos a defender la ilegitimidad e ilegalidad de la separación de Paraguay del Mercosur y también el ingreso ilegal de Venezuela al bloque" (diario ABC, 24 de septiembre). Es decir que, según las instrucciones dadas por la Cancillería uruguaya a sus funcionarios, el Presidente del Paraguay puede hablar tranquilamente con el secretario general de la ONU, en Nueva York, pero no con los funcionarios diplomáticos uruguayos en Asunción. Una situación sorprendente.

Se cumplen tres meses de la Cumbre de Mendoza del Mercosur donde se tomaron las dos decisiones que causaron tanta controversia jurídica y política. La primera (el orden de las decisiones es clave) fue suspender a Paraguay en el Mercosur, en aplicación del Protocolo de Ushuaia. La segunda fue la decisión de los presidentes de Argentina, Brasil y Uruguay, que luego se convirtió en una declaración (un cambio sutil, pero revelador), por la cual se abrió el camino para que Venezuela adquiera la condición de Estado Parte del Mercosur.

Las dudas sobre lo hecho por los tres presidentes en Mendoza son inmensas. Por ejemplo, aún no se ha explicado satisfactoriamente cómo es posible que tres de los cuatro Estados Partes del Tratado de Asunción aprueben el ingreso de un nuevo socio, cuando aquél estipula que la "aprobación de las solicitudes será objeto de decisión unánime de los Estados Partes". En ese mismo sentido se ha mencionado el artículo 12 de la Ley Nº 18.053 de nuestro país sobre el Protocolo de Adhesión de Venezuela al Mercosur. Pero esta solamente es una de las incógnitas que se han señalado y que todavía no han sido aclaradas.

La decisión de los tres socios del Mercosur no encontró mucho eco en otros foros regionales ni globales. El Consejo Permanente de la OEA resolvió que el informe de la misión que visitó Asunción para examinar la situación, pasara a ser analizado por las respectivas cancillerías en sus capitales. Y allí quedaron las cosas. Es muy revelador lo que dijo hace unos días el representante permanente de Paraguay en Consejo, al terminar su misión ante la organización. Luego de recordar la destitución del exPresidente Lugo y la controversia que la siguió, el embajador señaló que lo sucedido le había servido a su país para "valorar la solidaridad y amistad de países que supieron comprender y acompañar" al Paraguay, "en tan difícil circunstancia que nos ha tocado vivir".

El Uruguay, que debería ser solidario con y amigo del Paraguay en el Mercosur, prefirió unirse a sus viejos socios de la Triple Alianza. A pesar de ello, hoy no parece ser el Paraguay el que ha quedado aislado, sino Argentina, Brasil y Uruguay que, con su posición extrema, se han distanciado de la gran corriente del pensamiento regional.

Todo lo anterior ya es un balance negativo para los encargados de la política exterior de nuestro país. Pero las explicaciones con que el gobierno ha intentado justificar lo hecho, empeoran aún más las cosas. Con un alcance que supera la relación bilateral Paraguay-Uruguay.

Se afirmó que "lo político superaba largamente lo jurídico" (lo dijo el Presidente de un país pequeño, cuya principal defensa es, precisamente, el Derecho Internacional); se alabaron las decisiones como un ejemplo de "Realpolitik" (cuando el sano realismo político aconseja hacer precisamente lo opuesto o sea, afirmar el respeto al Derecho Internacional); y se atacó el principio básico de la unanimidad en la toma de decisiones en el seno del Mercosur (algo que, otra vez, perjudica a los socios de menor peso relativo).

Entretanto, el Presidente Franco dialoga con el secretario general de la ONU, el exPresidente Lugo está libre y visitó nuestro país hace unos días, y el Paraguay se prepara tranquilamente para las próximas elecciones.

El daño que el Uruguay se ha hecho a sí mismo es inmenso.

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