Ahora que los fuegos artificiales y las entusiastas multitudes de la noche de elecciones se desvanecen en la memoria, el presidente Hugo Chávez se prepara para iniciar un cuarto mandato bajo las circunstancias más difíciles que ha enfrentado.
El mandatario deberá lidiar con una oposición que, por primera vez en sus casi 14 años en el poder, incluye casi a la mitad de todos los electores.
Este país de 29 millones de habitantes también debe desactivar bombas de tiempo económicas como la rápida expansión de la deuda pública, la más alta tasa de inflación de América Latina y el debilitamiento de la moneda.
Por si eso no fuera suficiente, persisten las dudas sobre la salud de Chávez después de más de un año de tratamiento contra el cáncer.
Los expertos dicen que Chávez tendrá que tomar decisiones difíciles en los próximos años y no podrá depender exclusivamente de los programas de ayuda pública para ganar apoyos. En lo más alto de esa lista de píldoras amargas podría estar una devaluación de la moneda nacional, el bolívar, lo que haría que el dinero en los bolsillos de los venezolanos de repente valga mucho menos.
"Va a tener que lidiar con algunas cosas mundanas, capitalistas, muy básicas, como reducir la inflación`` que se sitúa en un 18%, dijo Eduardo Gamarra, un profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad Internacional de Florida en Miami. "La inversión en temas sociales es maravillosa, pero él tiene que hacer otras cosas que hagan que la economía sea más productiva", añadió.
De hecho, los resultados del domingo ya señalan el difícil camino por delante. Aunque Chávez ganó por 10 puntos porcentuales, fue su menor margen de victoria y menos de la mitad de su ventaja en las anteriores elecciones presidenciales de 2006. Mientras tanto, la oposición obtuvo 2,1 millones de votos más con respecto al 2006, frente a los 550.000 votos más que logró Chávez.
Incluso mientras celebraba la victoria ante decenas de miles de partidarios jubilosos la madrugada de ayer, Chávez pareció reconocer que defraudó a algunos venezolanos. Las encuestas muestran que muchas personas están preocupadas por los males cotidianos, como la creciente tasa de homicidios, los cortes de energía y los problemas de infraestructura.
"Yo me comprometo con ustedes, lo reitero, a ser cada día mejor presidente de lo que he sido en estos años``, dijo, al tiempo que prometió una mayor eficacia y eficiencia de un gobierno cuya nómina se ha ampliado a por lo menos 2,4 millones de personas.
COMPROMISO.
Chávez y el opositor Henrique Capriles sostuvieron una conversación telefónica, que fue catalogada de "amena" por Chávez y tras la cual el presidente reiteró el llamado a la unidad nacional que había hecho en su discurso de la víspera.
"Créanmelo: he sostenido una amena conversación telefónica con Henrique Capriles. Invito a la Unidad Nacional, respetando nuestras diferencias!", publicó Chávez en la red social Twitter.
Durante la campaña, sin embargo, el mandatario fue muy duro con el candidato opositor a quien llamó "majunche" (poca cosa) o "burgués". Además, al negar la realización de un debate electoral, Chávez manifestó que su contendor era "la nada".
Momentos más tarde, en la misma red social, Capriles escribió: "Recibí una llamada del presidente Chávez. En nombre de los 6.500.000 venezolanos (que lo votaron) hice un llamado a la unidad del país y el respeto a todos".
El diario opositor Tal Cual editorializó en su edición de ayer que el presidente "no puede olvidar que tiene frente a sí y contra él a la mitad del país. Venezuela está desgraciadamente partida en dos mitades. Un país así no puede prosperar".
REACCIONES.
Gobiernos latinoamericanos se congratularon por una elección presidencial democrática en Venezuela y la Casa Blanca saludó al pueblo de ese país, que reeligió para un cuarto mandato a Chávez, con quien Washington reconoció tener "diferencias".
"Tenemos nuestras diferencias con el presidente Chávez", dijo el portavoz del presidente estadounidense Barack Obama, Jay Carney. "Pero felicitamos al pueblo venezolano", agregó, sobre el proceso eleccionario, que fue "pacífico". En un mensaje previo, el departamento de Estado instó a Chávez a "tener en cuenta" a los millones de personas que eligieron a Capriles.
En tanto, el presidente de Cuba, Raúl Castro, felicitó a su par venezolano por su "histórico triunfo" en un mensaje publicado ayer en medios locales.
"En nombre del gobierno y el pueblo de Cuba, te felicito por este histórico triunfo, que demuestra la fortaleza de la Revolución Bolivariana y su incuestionable respaldo popular", escribió Castro.
La argentina, Cristina Fernández, fue la primera en felicitar a Chávez en la madrugada: "Hugo, hoy quiero decirte que has arado en la tierra, la has sembrado, la has regado y hoy has levantado la cosecha".
Chávez: "Créanmelo: sostuve una amena conversación telefónica con Henrique Capriles".
Acusan a Lanata de espionaje y le borran videos de cobertura
BUENOS AIRES
El periodista del Grupo Clarín, Jorge Lanata, está involucrado en un confuso episodio en Venezuela donde se encontraba realizando la cobertura de las elecciones presidenciales.
"Nos detuvieron los agentes de los Servicios de Inteligencia bolivarianos y nos acusaron de espionaje", dijo Lanata en comunicación con el canal de cable TN. "Nos borraron todo el material periodístico", denunció.
Lanata contó: "Nos interrogaron un largo rato a (Nicolás, periodista de Clarín) Wiñazki y a mí. Formalmente estábamos detenidos porque no nos devolvían los equipos. Nos borraron todos los teléfonos y nuestras computadoras, todo el material periodístico".
El periodista, conductor del programa de TV Periodismo para Todos, crítico con el gobierno de Cristina Fernández, fue retenido en el aeropuerto internacional cuando se disponía a abordar el vuelo que lo traería, a él y a su equipo, de regreso a la Argentina.
La Embajada de la Argentina en Venezuela, al enterarse de la situación, intentó comunicarse con el periodista o algún miembro del equipo, integrado además por técnicos, camarógrafos y productores, pero dijeron que fue en vano. Al cierre de esta edición, esperaban en el aeropuerto el vuelo para regresar a Argentina. LA NACIÓN/GDA