Lacy Duarte y su honda visión del campo

Indagaciones. Esta tarde se inaugurará la exposición "Recurrencias", en el Museo Figari

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A las 19:30 horas de esta tarde el Museo Figari inaugura la exposición "Recurrencias", de la prestigiosa artista salteña Lacy Duarte. Las obras expresan el valor de un mundo íntimo, remitiendo a elementos de fuerte matriz metafórica.

"Con esta exposición Lacy Duarte da forma a un mundo íntimo, que reclama el retorno y la asunción de una forma de vida que nos ha marcado. Las trampas, las muñecas, las mulitas, los caballos de madera, simplificados y robustos, cumplen una función metafórica y terapéutica. Enseñan un camino de observación del pasado, de restitución de sentimientos fuertes, tensados en lo anímico, un volver al centro o al origen del ser adulto", señala al respecto Pablo Thiago Rocca, director del museo y autor del catálogo de la muestra.

Según Thiago Rocca, no es forzoso establecer vínculos entre la obra de Pedro Figari y la de artistas contemporáneos, hecho que establece puntos de contacto con la obra de Duarte. Es que, como explica el autor del catálogo, los artistas clásicos están siempre dispuestos a las revisiones. "A veces las visitas que reciben son inesperadas, otras se anuncian con anticipación".

"Pedro Figari -señala Thiago Rocca- pintó al campo, lo recreó desde su pequeña habitación bonaerense y desde el taller parisino de la Rue du Panthéon, con una vitalidad sorprendente. Lo imaginó casi siempre desde una perspectiva social: las danzas criollas, la vida pueblerina, los crímenes, los sucesos históricos. Pero también desde un enfoque que podríamos llamar metafísico, casi panteísta: la serie de las Piedras expresivas, el entorno de los trogloditas, la soledad de la pampa vigilada sólo por el ombú y la luna. Su pintura fue, sin embargo, la última escala de una preocupación que se remonta desde muy temprano. La tesis para recibirse de abogado, por ejemplo, escrita en el siglo XIX, versó sobre la ley agraria", señala Thiago Rocca.

"No nos debe extrañar -continúa-, que la situación rural estuviera en el centro de sus preocupaciones educativas o que se mostrara interesado por el tema del curanderismo, que está muy presente en la obra de Duarte".

"Hay un encuentro y un desencuentro en la obra de Pedro Figari y de Lacy Duarte. Los dos artistas recurren al campo con un sentir profundo y auténtico que se vincula al pasado personal. Pero mientras que para Figari la pintura es un medio para tratar el tema, para Duarte el fin está en el arte y el tema es el medio para lograrlo", agrega.

"Todo lo cual nos recuerda que el campo es, además del contexto real y tangible en donde prosperan miríadas de seres vivos, una construcción mental", observa.

CAMINO. Duarte nació en la localidad de Mataojo, en Salto, y se formó con el grabador y pintor húngaro José Cziffery. Se recibió de profesora de dibujo y enseñó en su departamento natal en el taller Figari. En 1962 realiza su primer exposición individual, modalidad en la que ha trabajado mucho. Casada con el pintor Aldo Peralta tuvo con él dos hijos, Pedro y Pablo, que con el tiempo se convertirían también en artistas, continuando la tradición familiar.

En la década de 1970 se dedica al diseño y creación de tapices. Además, se traslada con su familia de Salto a San Carlos (Maldonado) y luego emigra a Porto Alegre, en los tiempos oscuros de la dictadura.

De regreso a Uruguay en los años ochenta se radica en Montevideo y retoma la pintura. En 1987 es seleccionada para el envío de la Bienal de La Habana, y a partir de entonces se suceden importantes exposiciones individuales: Museo de Arte Contemporáneo, Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, Museo de Arte Contemporáneo de Río Grande do Sul, y Galería Linda Moore en San Diego, Estados Unidos.

En 2002 recibió el Premio Figari a la trayectoria y en 2005 fue seleccionada para representar en forma individual a Uruguay en la 51ª Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia.

En los últimos años alterna su residencia en Montevideo con estadías en el balneario Buenos Aires, de Maldonado. Y su arte continúa explorando el universo simbólico del campo y, en particular, la situación de la mujer en el contexto rural.

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