El Senado sancionó ayer la despenalización del aborto, pero el debate está lejos de terminar. Esta misma tarde se lanzará una campaña para someter a referéndum la ley, que el presidente José Mujica ya anunció que no vetará.
"Bien, ha quedado sancionado el proyecto", declaró a las 15.20 horas de ayer el presidente del Senado, Danilo Astori, dando fin a la votación del proyecto, ante lo cual una decena de mujeres de un grupo favorable al aborto que estaba en las barras aplaudió y celebró con alborozo el resultado, punto final de un largo trámite parlamentario.
La ley se sancionó con los votos previstos, es decir 17 a favor -los 16 el Frente Amplio más el senador blanco Jorge Saravia-, y 14 en contra, aportados por el resto de la bancada del Partido Nacional y los cuatro senadores colorados.
En la sesión hubo varios suplentes. No estaban los senadores frenteamplistas Carlos Baraibar (contrario al aborto), Enrique Rubio, Héctor Tajam y Luis Rosadilla (a favor). Y en el Partido Nacional no asistió Luis Alberto Lacalle, contrario al aborto.
Curiosamente, argumentos como estar "a favor de la vida", que "hay vida desde la concepción" y de estar "en contra del aborto" fueron empleados tanto por los que apoyaron como por los que rechazaron el proyecto de despenalización.
En los hechos se trata de una ley de incierto futuro: hoy mismo se anunciará una campaña de recolección de firmas para someterla a consulta popular buscando su derogación, y además, en medio de la discusión del Senado, el legislador y precandidato presidencial nacionalista Jorge Larrañaga adelantó que si llegara a la Presidencia en 2015 una de sus primeras acciones será proponer su derogación.
La senadora oficialista Lucía Topolansky dijo que le parecía "bien" que la ley fuera a referéndum, afirmando estar "segura" de que será confirmada.
El articulado, elaborado en base a un anterior proyecto del Frente Amplio más un aporte del diputado del Partido Independiente (PI) Iván Posada, es cuestionado por la oposición, también por varios legisladores del oficialismo, médicos, especialistas en derecho, organizaciones sociales contrarias al aborto y aún aquellas que defienden el derecho de la mujer a disponer de su embarazo.
Desde el Frente Amplio, se argumentó que el proyecto responde a "una realidad" de la sociedad uruguaya, como son los 30.000 abortos clandestinos por año que se practican, lo que se considera para el gobierno "un fierro caliente" que hay que atender. Además, afirma que la mayoría de la población está a favor del aborto.
Se considera también que si bien la ley no es la panacea, se trata de "un avance" con respecto a la ley de 1938, a la que se calificó como "fascista" y "propia de un Uruguay que ya no existe".
Durante la discusión del Senado, legisladores partidarios y contrarios al aborto pidieron que la despenalización en sí misma sea un tema que laude la sociedad en una consulta popular. (Ver página A 6).
El proyecto de ley para despenalizar el aborto se aprobó en noviembre de 2011 en el Senado, pero luego sufrió un estancamiento debido a que no alcanzaban los votos en Diputados al fallar el apoyo del representante frenteamplista Andrés Lima. Luego, tras el acuerdo entre el FA y el diputado Posada, que aportó el voto 50 decisivo en esta instancia, se votó afirmativamente el 25 de septiembre en la Cámara de Representantes. Y fue enviado al Senado para que aceptara o rechazara los cambios introducidos en Diputados.
SINTONÍA. En su fundamentación de por qué se aceptaron esos cambios, el frenteamplista Luis Gallo afirmó que este proyecto "nos permite avanzar en la legislación", y que "era un compromiso del Frente Amplio". Y añadió que "si los servicios de atención médica apropiada se extienden a todo el territorio nacional, quizás esta ley no provoque un aumento de los abortos sino una disminución".
"No estamos a favor del aborto ni desconocemos que hay vida desde la concepción. Esta ley es para estar en sintonía con la mayoría de la población, una aspiración de la sociedad. Esta ley protege el derecho a la vida", sostuvo Gallo.
"Si previamente hay una instancia de juntar firmas, apoyaremos. Pero la derogación que proponemos si el Partido Nacional llega al gobierno es una instancia. Juntar firmas y derogar no son caminos excluyentes", sostuvo por su parte el nacionalista Larrañaga.
Durante el debate, el colorado Pedro Bordaberry afirmó que una disposición de la ley es inconstitucional al establecer que los abortos serán gratuitos. "Establece que el acto médico será sin costo", indicó.
SARAVIA. La posición del nacionalista Jorge Saravia fue seguida con atención, dado que votó a favor del aborto y en contra de la posición del Partido Nacional. Saravia agradeció que su partido sea "de hombres libres y de libertad de acción", y afirmó que la ley que ahora se modifica y que penalizó el aborto en 1938 "es una ley fascista, de un Uruguay que ya no existe", que "ha provocado en la sociedad los números que hoy tenemos: 33.000 abortos clandestinos por año y un 27% de muerte de mujeres por embarazos no deseados".
"Yo estoy a favor de la vida, en contra del aborto. Debe decidir la sociedad. Yo voy a ser el primero en firmar para una consulta popular", dijo. Saravia contó que años atrás, su familia vivía en el campo y la interrupción del embarazo era moneda corriente. "Mi abuela dio a luz a nueve hijos y después le hicieron once abortos", recordó.
Asimismo, el nacionalista Sergio Abreu indicó que "si el derecho a la vida se conculca desde la concepción, es lo mismo que la pena de muerte".
El colorado Ope Pasquet dijo que votó en contra del aborto por decisión de su sector Vamos Uruguay, aunque él está a favor de la despenalización.