Este mes se cumplen cinco décadas de la "Crisis de los misiles" en Cuba. En octubre de 1962, la pequeña isla caribeña fue escenario de uno de los momentos de mayor tensión entre la pulseada que Estados Unidos mantenía con la ex-Unión Soviética por la supremacía del arsenal nuclear.
Varios analistas consideran que este hecho marcó un antes y un después en la Guerra Fría, de la misma forma que lo hizo la caída del Muro de Berlín.
La crisis comenzó cuando Estados Unidos descubrió, a través de aviones espía U-2, una base de misiles soviéticos en territorio cubano, todavía no operativos, pero que lo estarían en poco tiempo.
El 22 de octubre de 1962, el entonces presidente norteamericano John F. Kennedy se dirigió a la nación con un mensaje televisado de 17 minutos donde habló de establecer una cuarentena y un cerco alrededor de la isla, por lo que desplegó barcos y aviones de guerra, mientras barcos soviéticos cruzaban el Océano Atlántico en dirección a Cuba con misiles que podían llegar a diferentes ciudades de EE.UU. en pocos minutos.
Dos días después, el entonces premier soviético, Nikita Khrushchev, le envió un mensaje a Kennedy donde le día que "la URSS ve el bloque como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen".
Sin embargo, y tras intensas negociaciones, en las primeras horas de la mañana del día siguiente, los buques soviéticos disminuyeron la velocidad y moderaron su curso, con el fin de evitar un conflicto armado de gran escala en pleno apogeo de las armas nucleares.
Pero la crisis no estaba cerca de su fin, ya que el 27 de octubre la defensa antiaérea soviética instalada en Cuba detectó y derribó un avión espía norteamericano, mientras espiaba el oriente de la isla.
Ese mismo día, Khrushchev propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas nucleares en Cuba, a cambio de la garantía de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una nueva invasión a la isla, en referencia a la fallida operación "Bahía de Cochinos".
Los rusos también exigieron el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounidenses en Turquía. De esas negociaciones estuvo excluido el líder cubano Fidel Castro, pese a que era su país el escenario del conflicto.
Kennedy aceptó finalmente el acuerdo y de esta forma se dio por terminada una de las peores etapas de la Guerra Fría, sin que ninguna de las superpotencias tuviera que dar señales de derrota.