El caso del padre que terminó en prisión por el siniestro de tránsito en el que murió un motociclista tras ser embestido por la camioneta que guiaba su hijo de 15 años ha sido tema dominante en la capital salteña. El fallo es prácticamente inédito.
El padre del adolescente de 15 años que protagonizó el siniestro fatal fue a prisión por un delito de homicidio culposo, que el Código Penal sanciona con una pena de seis meses de prisión a ocho años de penitenciaría. El fallo inusual, o prácticamente inédito según reconocieron juristas consultados por El País, fue largamente fundamentado por el fiscal letrado Ricardo Lakner, quien examinó con severidad la conducta del padre del chico. La jueza letrada Isabel Suárez -que también instruye el otro caso que estremeció a Salto, en el que una pequeña de 5 años murió al caer de un micro escolar- accedió a la petición del fiscal y envió a la cárcel al hombre.
El adolescente, en tanto, fue internado en INAU mientras se le inicia un procedimiento basado en el código juvenil.
La víctima era una joven estudiante de enfermería de 22 años, oriunda de Paysandú.
EL PADRE. "Yo soy responsable, iba a darle dos o tres clases para que agarrara la mano, pero no lo iba a dejar andar en la ciudad porque hay cinco mil inspectores, hay mucha gente, el tránsito está loco", declaró J.E.R.C. al referirse al siniestro protagonizado por su hijo.
En el desarrollo del fallo judicial, la magistrada considera que "el padre despertó el gusto de su hijo por conducir un potente vehículo, instruyéndolo sobre cuestiones de funcionamiento, pero sin hacer ninguna referencia a las pautas de seguridad de toma de conciencia de la capacidad de dañar que tiene un vehículo grande".
Uno de los datos sobre el que tanto el fiscal como la jueza ponen particular énfasis tiene que ver con el gusto por el alcohol, en particular por la bebida vodka, desarrollado por el chico bajo la complacencia de su padre. "Del testimonio de la madre surgió que la bebida preferida del menor es vodka y que la noche anterior tomó una botella de 0,75 litros", apunta el auto de procesamiento.
"En el caso han quedado probados caracteres de negligencia, imprudencia, además de la violación de leyes y reglamentos de tránsito en la conducta de J.E.R.C. a manejar, dejaba las llaves de su importante camioneta en un lugar accesible al mismo. Lo preparó para que condujera tres años antes de su posibilidad real, la educación vial es parte de la formación personal como cualquier otra", analiza el fallo.
Las consecuencias de estas actitudes del padre ante su hijo también fueron valoradas al indagar la forma en que ocurrió el siniestro. La magistrada apunta que el menor tomó las llaves con naturalidad de la mesa del living. Describe brevemente que el adolescente lo hizo para conducir la camioneta a unas diez cuadras de su casa por la avenida Julio Delgado, con el propósito de ir a comprar un jugo de frutas. También recuerda que en el punto de impacto quedó una huella de frenaje de 40 metros que permitió establecer a los peritos que en ese momento la camioneta se desplazaba a 82 kilómetros por hora.
Y también toma nota de lo primero que dijo el chico a su padre, cuando éste llegó a la escena del hecho tras la colisión fatal: "Se me atravesó, papá, no lo ví". La magistrada considera que no es la actitud que debería esperarse de un chico que le "robó" la camioneta al padre, sino la de un conductor que simplemente trata de eludir su responsabilidad.
Pero más allá de la relación entre la velocidad y el consumo de alcohol, como los peores componentes del caso, la resolución analiza la razón por la que le cabe al padre neta responsabilidad en el resultado de muerte que tuvo el siniestro de tránsito.
"La omisión, negligencia o imprudencia del actor está dada por la inobservancia del deber de cuidado y/o por la creación de un peligro jurídicamente desaprobado", señala.
Por último, la jueza Suárez considera que además de todos los elementos considerados, corresponde el procesamiento con prisión por el delito mencionado debido a la alarma pública que el episodio generó. (Producción: Renzo Rossello)