El juez penal Alejandro Guido procesó sin prisión a Jorge Bava por lesiones personales y atentado. Un hombre de 20 años baleado se debate entre la vida y la muerte. La AUF decidió suspender el fútbol por 10 días.
El año futbolístico local comenzó violento, con un futbolista procesado tras agredir a un policía en la cancha del estadio Centenario y un joven hincha de Peñarol que fue baleado por un barrabrava de Nacional y permanece en el CTI.
Como consecuencia de estos hechos, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) decidió suspender la actividad por diez días (ver página A 6). "Hoy (por ayer) nos reunimos con la Comisión de Seguridad del Deporte del Ministerio del Interior. Coincidimos en que hay que tomar decisiones y mandar señales de que hay ciertos límites que se deben respetar. Los hechos ocurridos afuera y dentro del Estadio Centenario no pueden repetirse", dijo el presidente de la AUF, Sebastián Bauzá, en la conferencia de prensa y acompañado por el ministro interino, Jorge Vázquez y el subsecretario de Deporte, Antonio Carámbula.
En la madrugada del jueves, minutos después que los futbolistas del Club Nacional de Fútbol entraron al vestuario del estadio Centenario -tras el violento puñetazo de Bava a un coracero- un grupo de unos diez policías quisieron entrar violentamente al lugar para detener al golero. "Estaban agresivos, parecía un operativo de los que se ven en las favelas de Brasil para detener a un jefe narco", relató uno de los dirigentes de Nacional presentes en el lugar.
Los uniformados tuvieron problemas con la seguridad de Nacional, en tanto varios dirigentes del club intentaron explicarles que Bava no iba a huir y que se entregaría, pero que entrar al vestuario con los jugadores molestos por el partido podía generar un hecho de violencia. Finalmente, lograron hablar con un jefe de servicio que ordenó parar el operativo y, tras bañarse y cambiarse en el vestuario, Bava se entregó a la Policía. Fue trasladado a la seccional 9a. donde compartió el calabozo con otros detenidos, entre ellos un adicto a la pastabase.
En el transcurso de la noche un empleado de Los Céspedes le llevó comida a Bava, quien la compartió con los otros presos en la celda. Al inicio de la mañana fue trasladado a otro lugar y dijo que el olor en la seccional era insoportable, algo usual vinculado a problemas de ventilación luego de cada partido.
Durante toda la noche aguardaron fuera de la seccional la esposa y la madre de Bava, los dirigentes de Nacional Hernán Navascués y Alejandro Balbi, el encargado de la comisión de seguridad del club, Wilson Miraballes, y el gerente deportivo, Daniel Enríquez.
A media mañana fue trasladado al juzgado penal ubicado en Bartolomé Mitre y Buenos Aires. Antes de salir de la seccional, un policía lo esposó. Uno de los allegados al golero dijo que Bava se quejó porque las esposas estaban apretadas, y el policía las apretó aún más. Poco después un superior del policía le ordenó que las aflojara. Durante la mañana declararon, además de Bava, cinco policías y los futbolistas Alexander Medina y Santiago Romero. En el juzgado quedó claro que las protestas de los jugadores al árbitro fueron por varias jugadas del partido, en especial un presunto penal a favor de Nacional no sancionado, y también porque consideraron pocos los tres minutos que adicionó.
Bava declaró que fue golpeado dos veces con un escudo policial y recibió un golpe en un codo con un palo de la Policía, tras lo que reaccionó intempestivamente. Balbi agregó imágenes en que se ve al golero retirarse de la cancha frotándose un codo, según él, por el dolor que le provocó el golpe.
El fiscal Ariel Cancela preguntó a Bava si se arrepentía de lo hecho y respondió que sí, dijo que quiso pedir disculpas al coracero pero no lo dejaron acercarse. La justicia procesó a Bava, sin prisión.