Patricia Linn
UNA ESPUMA gelatinosa y verde como puré de arvejas cubrió las aguas de la playa Ramírez y se depositó en la arena. Su aspecto y su pegajosa sensación al tacto no hacían del baño una experiencia atractiva. Eso es bueno, porque un baño en agua con una acumulación o "floración" de cianobacterias Microcystis es peligroso por las toxinas que liberan. Su efecto más grave, si ingresan al organismo en dosis altas, es dañar el hígado. También los microorganismos atrapados en el mucílago pueden ser peligrosos.
EL POR QUDEL MAR ROJO. Estas floraciones de algas verdeazuladas son fenómenos naturales que en condiciones de alta temperatura y de viento escaso ocurren a menudo en aguas dulces con altos niveles de nutrientes, como lagos, estanques, en el agua de represas, incluso en los tajamares, con el consiguiente peligro para el ganado que beba de esas aguas.
Se les llama algas "verdeazuladas" porque la mencionada cianobacteria Mycrosystis hace la fotosíntesis con clorofila verde que es el pigmento más común capaz de captar la energía solar, aunque también hay otros pigmentos con la misma función, como la ficoeritrina que es roja o rosada —los flamencos rosados africanos toman su color característico por la ingestión de dicho pigmento de la cianobacteria Spirulina y el Mar Rojo lleva ese nombre por sus ocasionales floraciones de una especie de la Oscillatoria—.
El nombre "alga" incluye un amplio espectro de organismos, que son acuáticos y elaboran su propio alimento por medio de la fotosíntesis. Ambas características las satisface la Microcystis.
DIFíCIL ORDENAR ESOS BICHOS. Por mucho tiempo se consideró a las algas como plantas. Desde Aristóteles los organismos vivientes se consideraron integrantes de dos grandes reinos, las plantas y los animales. Esta clasificación se mantuvo hasta mediados del siglo diecinueve a pesar de que no era satisfactoria porque quedaban muchos organismos microscópicos que eran difíciles de clasificar en uno u otro reino. Por ejemplo, hay unos organismos móviles y fotosintéticos, las euglenas, que aún hoy se estudian tanto en los tratados de botánica como en los de zoología, y por mucho tiempo las bacterias se incluyeron arbitrariamente en el reino vegetal. Fue recién en 1866 que Ernst Haeckel, uno de los más importantes seguidores de Darwin, introdujo el término Protista para designar estos microorganismos unicelulares elementales, los primerísimos según la etimología griega. Con los Protistas como tercer reino, se establecía una solución temporal para acomodar a los seres vivos intermedios entre animales y vegetales.
Pero ya el mismo Haeckel reconoció la notable disimilitud entre dos tipos de Protistas, los seres que tenían en sus células núcleos bien diferenciados y los que no poseían núcleo, como lo son las bacterias y las cianobacterias. En 1925, Edouard Chatton advirtió que la diferencia entre estas dos clases de Protistas era más importante aún que la existente entre animales y vegetales, y creó una nueva clasificación para los seres vivos, los Eucariotas, clase que agrupa a todos los organismos con núcleos en sus células (incluyendo a animales y plantas), y los Procariotas, que incluye a los organismos sin núcleos como las bacterias y cianobacterias.
Sin embargo, la propuesta de volver a dos reinos primarios no fue plenamente aceptada. En 1969, Robert Whittaker modificó la clasificación y siguiendo en la tradición haeckeliana propuso una clasificación con cinco reinos: Monera, para las bacterias y algas procarióticas (es decir algas sin núcleo — las cianobacterias); Protoctista, para los protozoos, algas eucarióticas (algas con núcleo en sus células) y hongos inferiores; Plantae, para los vegetales superiores; Fungi, para los hongos superiores; y Animalia, para los animales. Esta es actualmente una clasificación bastante aceptada por su utilidad pese a no ser completamente natural ya que no vincula las diferentes especies según su desarrollo evolutivo.
Una propuesta más natural para los especialistas, que elabora un árbol genealógico, se originó recientemente con el desarrollo de los métodos de secuenciación de bases del ADN. Así se reconocieron tres líneas primarias de la evolución denominadas dominios que son las Arqueobacterias, Eubacterias y Eucariotas.
HACE TIEMPO AYUDABAN. Las algas verdes de la playa son cianobacterias pertenecientes al dominio de las eubacterias y según la división en cinco reinos pertenecen al reino de las Móneras. Las cianobacterias tienen la distinción de ser el fósil conocido de mayor antigüedad. Fósiles de 3.5 billones de años fueron encontrados en rocas sedimentarias en el noroeste de Australia. Actualmente son uno de los grupos de bacterias más abundantes y más importantes en la tierra. Son muy pequeñas y generalmente unicelulares aunque a veces forman enormes colonias, lo que las hace visibles.
Además de ser organismos vivos muy antiguos, han tenido un rol destacado en la evolución del ambiente y de la vida. Por desarrollarse haciendo fotosíntesis son los responsables de la existencia de plantas y de una atmósfera de oxígeno en la tierra. Los cloroplastos de las plantas capaces de hacer la fotosíntesis son en realidad cianobacterias viviendo dentro de la célula de una planta. Por allá por el período proterozoico en el principio del cámbrico (hace 500 millones de años) las cianobacterias comenzaron a vivir dentro de eucariotas proveyéndolas de alimento en un fenómeno que se llama endosimbiosis.
EL URUGUAY NO SE ESCAPA. Hace muchos años que aparecen floraciones de Microcystis en las costas del Río de la Plata y en lagos o ríos en el interior del país. A pesar de que el registro más antiguo es de 1982, hay memoria de que las floraciones han aparecido desde mucho antes. Actualmente frente a los episodios de floración en las playas los técnicos de las Intendencias respectivas consultan a la Facultad de Ciencias. Dentro del departamento de Ecología hay una sección que se ocupa de la ecología de las aguas continentales, la sección Limnología. Trabajan en esa área ocho docentes y varios colaboradores contratados para llevar a cabo proyectos puntuales financiados por la Comisión Sectorial de Investigaciones Científicas (CSIC) de la Universidad de la República, o por la Dinacyt del Ministerio de Educación y Cultura, Intendencias Departamentales y Agencias Internacionales.
Sobre el tema cianobacterias trabajan actualmente la Master en Ciencias Lizet De León, la Licenciada Leticia Vidal y la Bioquímica Sandra Lev. Consultadas por los técnicos de las diferentes instituciones que se preocupan del problema, toman muestras de los sistemas acuáticos y las analizan.
En el estudio de la muestra que se hace por microscopio las investigadoras primero determinan el número de algas y determinan también su estado fisiológico, es decir si son nuevas, si son adultas, o si son viejas. En función del resultado se decide tentativamente diluir entre tal o cual rango, para luego hacer el análisis de la toxina en el Instituto de Higiene por la técnica de inmuno ensayo correspondiente —en años anteriores estos análisis se hacían en los laboratorios de la Universidad Federal de Río Grande, Brasil, puesto que no se disponía del material necesario para realizarlos en Uruguay—.
Posteriormente estudian las especies de algas en la muestra —es preciso observarlas frescas— e incluso a través de microscopio electrónico. Las cianobacterias se identifican por la forma. En Uruguay el alga más frecuente en las floraciones estudiadas es Microcystis. El proceso de identificación es independiente del estudio de la toxina ya que hay más de una especie de cianobacterias que produce la misma toxina. En algunos casos esta alga está acompañada de otras, como por ejemplo la Anabaena que produce además una neurotoxina.
Hace algunos años Graciela Ferrari, que trabaja en la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA) observó la presencia de Anabaena en muestras de agua del Río de la Plata. Además de los estudios por las floraciones que aparecen en las playas, a menudo se solicitan a los investigadores de la Facultad de Ciencias estudios por presencia de Microcystis en cuerpos de agua dulce que se desean potabilizar o utilizar para otros fines. Se han hecho estudios en aguas del Río Negro por interés de UTE que analiza la calidad del agua del embalse y en aguas del la Represa de Salto Grande (Río Uruguay) financiado por la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.
CON ALERGIA Y SIN DINERO. Con respecto a los daños para la salud en Uruguay no hay estudios. Una floración muy importante apareció en el verano del 2001, en las costas del Río Negro cerca de la ciudad de Mercedes, que produjo reacciones varias en sus habitantes —se quejaron de irritación de la piel, alteraciones digestivas, alergias, otitis y conjuntivitis—. Por entonces la población se movilizó trasmitiendo su inquietud a integrantes del Poder Legislativo. Como resultado se aprobó un convenio con el parlamento por el cual un equipo formado por médicos (toxicólogos y epidemiólogos) y por biólogos, haría un estudio sobre una muestra poblacional. El proyecto se detuvo porque llegado el momento no se dispuso del dinero para financiarlo.
Los científicos continúan en su intento de conseguir financiación para estudiar las condiciones que favorecen la aparición de estos fenómenos, de forma que se puedan elaborar planes de contingencia para evitar perjuicios sanitarios y económicos. En este sentido buscan el apoyo de las intendencias afectadas u otras instituciones nacionales e internacionales.