Detrás de la leyenda

Compartir esta noticia

Agustín Courtoisie

UNO DE LOS MÉRITOS de El cielo por asalto —una monumental investigación de Hebert Gatto sobre el Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros)—, reside en el mismo aspecto donde puede encontrarse su principal riesgo. Tal como sostiene el propio autor: "el enfoque se detiene en la ideología y en la estimación de la guerrilla sobre sí misma, más que en sus prácticas concretas, externamente consideradas. Más, en síntesis, es una historia de ideas que una de hechos y acciones". Por eso el lector encontrará sólidas exposiciones sobre los fundamentos doctrinarios del MLN, sobre el marxismo-leninismo en la visión sesentista, y referencias muy pertinentes que van desde Frantz Fanon hasta Jean Paul Sartre. Pero al mismo tiempo, ese énfasis sobre las ideas y no tanto sobre los hechos, le hará extrañar un poco la reconstrucción histórica en sentido convencional.

NO SERÍA TAN PERFECTO. Hebert Gatto nació en 1939, es abogado, y fue docente de la Universidad de la República en la Facultad de Derecho. Analista político influyente, autor de una obra escrita junto a Ivette Trochon sobre Parlamentarismo y presidencialismo en el Uruguay, colaborador de Cuadernos de Marcha, Relaciones y Búsqueda, en El cielo por asalto culmina una obra de largo aliento donde pone de relieve el rigor analítico, la erudición y la puntillosidad que conocen bien quienes siguen sus artículos, o lo han escuchado en entrevistas y conferencias.

Aplicando ese estilo, y además, siempre con tono respetuoso sobre las personas y movimientos estudiados, Hebert Gatto se ocupa de la revolución cubana y el entorno internacional, del tercerismo en Uruguay, de los intelectuales (recurrentemente), del MLN en sus discursos, y demuestra haber leído todo lo que se publicó admirativamente sobre aquel período, que identifica como "literatura de las virtudes" —es decir, todo aquello que va desde el panfleto y la justificación meramente militante, hasta la reconstrucción más o menos confiable, pero hecha desde un punto de vista que excluye cualquier arrepentimiento—.

La crítica se ha dividido en sus juicios sobre El cielo por asalto. Por ejemplo, Lincoln Maiztegui lo califica como "un ensayo memorable", pese a que "el rigor intelectual de Gatto, su obsesión por fundamentar cada una de sus afirmaciones, la superabundancia de citas y referencias, terminan por hacer la lectura algo árido, denso como una tinaja de oro líquido" (El Observador, 25/9/04). Por el contrario, el historiador Jaime Yaffé le reprocha sobrevalorar la democracia de antes de la dictadura. "Por rescatar sus virtudes frente al régimen autoritario que le sucedió, se puede caer en la sobrevaloración positiva hasta el punto de que termine mostrándose que todo, o lo fundamental, estaba lo suficientemente bien como para no dejar margen a movimientos contestatarios radicales". El crítico se interroga luego: "¿Era realmente así? ¿Todo era tan perfecto, tan democrático, tan integrado, tan amortiguador, tan benefactor, tan legítimo?" (Brecha, 5/5/04). La única respuesta a aquéllos juicios y a estas preguntas es recorrer las páginas del libro.

Para enterarse, por ejemplo, de que casi todo lo que se ha escrito sobre los años de plomo proviene del mismo bando. De eso modo no es posible establecer un juicio histórico bien ponderado. Eso no puede considerarse casualidad, si se recuerda que por entonces, "deslegitimados y despreciados, los intelectuales no socializados en la cultura de la izquierda, o los más tarde separados de ella, pasaron al limbo de la no existencia, a una vida de parias contrapuesta a la función del único ‘intelectual verdadero’: el ciudadano comprometido con su tiempo y con la revolución que este presagiaba".

ERA EN DEFENSA PROPIA. Una de las tesis fundamentales del libro es que la violencia estuvo en la sustancia misma del MLN. Pero la izquierda logró ganar la batalla cultural. Eso se advierte, por ejemplo, en la opinión bastante generalizada de que la violencia venía desde arriba —o desde el sistema—, olvidando un dato incontrovertible: el MLN se preparó y se levantó en armas frente a un régimen republicano y democrático de gobierno, muchísimos años antes del golpe de Estado. Y actuó de un modo que, aun sin quererlo, generó las condiciones para la reacción autoritaria de derecha. Por otra parte, los integrantes del MLN descreían de las "libertades formales" y de la democracia liberal como invento al servicio de la burguesía. No era de extrañar que la combatieran con armas.

Muchos mitos caen por tierra en las páginas de El cielo por asalto. Uno de ellos es el del uso defensivo de la fuerza. Por ejemplo, Mujica le manifestó a Miguel Angel Campodónico que "el surgimiento de esos grupos que constituirán el MLN, no estaba caracterizado por una intención ofensiva, en el sentido de que nos planteáramos la lucha por el poder; más bien se trataba de una actitud defensiva". Frente a esas afirmaciones, Hebert Gatto recuerda que las Actas tupamaras habían sido diferentes y muy explícitas respecto de los verdaderos motivos para tomar las armas. Muchos lectores no saldrán de su asombro, entre tanta desmemoria —o de memoria de un solo lado—, al comprobar que cuando todavía vivía el presidente Gestido, los tupamaros sostenían con toda claridad sus verdaderos propósitos, lejos de la tesis defensiva: "La dictadura trata constantemente de ejercerse sin el uso aparatoso de la fuerza; obligarla a presentarse sin disfraz, es decir, en su aspecto verdadero de dictadura violenta de las clases reaccionarias contribuirá a su desenmascaramiento lo que profundizará la lucha de clases hasta los extremos de los cuales ya no se pueda regresar". El autor comenta después de esa jugosa transcripción: "el tema, como Mujica y la actual legión de desmemoriados que lo siguen procuran olvidar, radicaba en forzar, mediante la lucha armada, a que las cosas lucieran como el MLN pensaba que realmente eran, y no se mantuvieran bajo el vistoso ’disfraz’ democrático con que las ocultaba la oligarquía". Todo eso, en tiempos de Gestido.

TRAIDOR SI NO PIENSA IGUAL. La investigación de Hebert Gatto va a nutrir saludablemente muchas polémicas, si quienes las protagonizan se deciden a abandonar los niveles maniqueos y ramplones. Pero debe insistirse en que un aporte fundamental de El cielo por asalto es que se juega por la preeminencia de la esfera del pensamiento sobre la esfera de la acción. Incluso a veces exagera el criterio hasta incurrir en cierto intelectualismo, que puede ilustrarse cuando Gatto procura responder a la filiación marxista del MLN: "sin tales limitaciones ideológicas, la probada generosidad de los tupamaros, su capacidad de entrega y su enorme interés en el país y sus problemas pudieron haber supuesto un importante aporte a la urgente renovación de la democracia del período, tan necesitada de hombres como de ideas". Si bien no todo es cuestión de "limitaciones ideológicas", parece razonable, como lo hace el autor, partir de la base de que no hay observación de la realidad sin marcos teóricos previos. Lo que la gente piensa, u organiza como sistema de ideas, incide sobre su percepción de lo que deba ser considerado como "realidad". La cultura de un pueblo (o de los distintos sectores de opinión), impacta notablemente sobre la convivencia, sobre los modos de reformar o revolucionar, e incluso de manera decisiva, sobre la economía. Y si bien las ideas no son el único factor a tener en cuenta, el trabajo de Gatto muestra las distorsiones a que se puede llegar cuando ciertos grupos humanos expanden hacia la esfera pública sus construcciones ideológicas tan seductoras como alucinatorias.

Lo expresa bien Kimal Amir, ex -integrante del MLN, en el esclarecedor prólogo del libro: "En lo personal puedo dar testimonio de esa impronta maniquea, de autoritarismo y barbarie, cuando al oponernos a continuar con la estrategia de la lucha armada y de la violencia fuimos, junto con otros compañeros, declarados ’traidores’, condenados a muerte en 1975 y perseguidos para ejecutarnos, en reiteradas ocasiones, por quienes desde la dirección del MLN (T) continuaban aferrados a esa concepción, condena que es vuelta a agitar de tanto en tanto en tiempos más actuales por algún dirigente tupamaro en seminarios y publicaciones". Cabe recordar que el declarante se afiliaba a la línea de buscar acuerdos en la lucha contra la dictadura con los sectores políticos liberales y democráticos, expresados en esos momentos por líderes de indiscutible arraigo como Zelmar Michelini y Wilson Ferreira Aldunate, entre otros.

Por eso puede pronosticarse que El cielo por asalto va a tener muchos lectores que piensan con cabeza pluralista, pero va a faltar a la cita cierto sector de la izquierda —en sí mismo minoritario, probablemente—, que al igual que el sector antiliberal entre los militares no hará jamás una verdadera autocrítica, por más que se le hable con muy buenos modales. l

EL CIELO POR ASALTO. El Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) y la izquierda uruguaya (1963-1972) de Hebert Gatto, editorial Taurus, Uruguay, 2004, 450 págs.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar