Pedro da Cruz
EN EL MUSEO de Historia del Arte (MuHAr) se muestra la exposición Creación, magia y misterio del arte africano. Un hilo subterráneo que se funde en nuestra historia. Lo primero que enfrenta al espectador es un texto en el que, entre otras cosas, se lee: "África no conoce el `objeto de arte` de concepción occidental, ese objeto carente de utilidad práctica y cuya única función es la de ser bello." Afirmación que deja al descubierto la postura ambivalente que los occidentales han tenido en su valoración de objetos utilitarios y rituales provenientes de África -así como de Oceanía y América- desde que los comenzaron a juzgar estéticamente, en especial durante los últimos cien años.
En la exposición se pueden ver más de 160 piezas provenientes del acervo del museo y de colecciones privadas de Uruguay, entre otras la Colección Halty-Montes, y las colecciones de Walter Achugar y Wilfredo Penco. Los objetos son originarios de países de África Occidental: de Malí y Burkina Faso en el norte, al Congo en el sur. La mayoría de las piezas son de madera, aunque también se muestran textiles y objetos de metal, incluso raros ejemplares de objetos de piedra.
ESCULTURA ESCALONADA. Junto al texto citado se exhibe una talla de madera de una sola pieza, de aproximadamente un metro y medio de altura. Está montada verticalmente sobre una base (sostenida por una varilla de metal) e iluminada cenitalmente, como una escultura de arte occidental. La talla está compuesta por un elemento en forma de cuña que se repite, sin ninguna referencia a lo figurativo. Recuerda una escultura de Constantin Brancusi, especialmente los pequeños modelos en madera de su Columna infinita (1937), escultura que realizó para un parque de Tirgu Jiu en Rumania. Pero la talla es una escalera, usada por los miembros de la cultura dogon de Malí para acceder a sus graneros de barro. En la pared, junto a la talla, una foto de un objeto similar en su entorno original lo revela. En otro lugar de la muestra un objeto de madera labrada, con figuras que representan la fecundidad, cuelga de la pared como un cuadro. Es una puerta de los mencionados graneros dogon, por lo que podría haber sido colgada cerca de la escalera, como un conjunto.
Según Gustavo Ferrari, director del MuHAr, una presentación basada en lo estético, y no en lo utilitario, como sería la escalera inclinada contra la pared y la puerta en su extremo, es una elección consciente, que permite reflexionar sobre la ambivalencia que Occidente ha tenido en su relación con objetos provenientes de diversas culturas de África. Especialmente significativa fue la relación Occidente-África en el campo del arte, con un importante aporte al desarrollo del modernismo a comienzos del siglo XX.
PRÉSTAMO ESTÉTICO. En otro lugar de la exposición, en un texto titulado "El arte occidental se eleva al cubo", se lee: "Cuando Picasso reinterpreta el arte africano le insufla su propio y poderoso genio junto con Vlaminck y Juan Gris ... son los precursores de esta verdadera revolución artística. Sus Señoritas de Aviñón anuncian el cubismo e inauguran su `época negra`. La revaloración del arte plástico africano influyó en la evolución del arte moderno occidental expresionista y cubista." Junto al texto cuelga una máscara de la cultura Dan de Costa de Marfil. Un ejemplo pedagógico paradigmático. Luego queda librado al criterio del visitante la posibilidad de encontrar similitudes, y cruces de referencias, entre los objetos expuestos y obras de distintos artistas modernistas. Ya sea entre el rostro blanco de una figura Punu y un retrato de Henri Matisse, una cuchara de madera con tronco y piernas humanas (sin procedencia) y una escultura de Alberto Giacometti, o un relicario en forma de pipa Ngombe y algunas de las esculturas de Jacques Lipchitz (ver recuadro).
La apropiación de formas, fuente de las similitudes, tuvo como consecuencia que los objetos tribales de África, Oceanía y América, fueran considerados "arte" según los criterios occidentales, sin considerar ni la función ni el contexto del que provenían. Lo africano fue expuesto como "arte primitivo" o "arte negro". Luego fue creado el concepto "primitivismo" para designar el fenómeno de la influencia de lo tribal en el modernismo, y así diferenciar dicho fenómeno de lo "primitivo". La visión esteticista aplicada a objetos cotidianos y rituales (los que no fueron creados para que los miembros de una comunidad los contemplara en un local especial), fue la dominante en influyentes libros y exposiciones que resultaron en una legitimación de dicha visión.
La reacción no se hizo esperar, impulsada por nuevas ideas de la época posmoderna. Una vez que fuera mayoritariamente aceptada la concepción de la disolución de la bipolaridad centro-periferia en las relaciones culturales, surgieron los cuestionamientos desde las filas del movimiento definido como "poscolonial", que desde la periferia revisa y cuestiona cómo Occidente se ha relacionado con otras culturas. Especialmente criticado fue el curador William Rubin, quien argumentó por la autonomía y universalidad del modernismo, y por la "afinidad" que tuvo con la estética de los objetos tribales. Fue acusado de etnocentrismo y de perpetuar una mentalidad colonialista.
BUSCANDO LO AUTÉNTICO. En la exposición se pueden ver objetos de uso cotidiano, creados con fines prácticos, como las mencionadas escalera y puerta dogon, así como "almohadas" de madera, taburetes, armas, vestimentas e instrumentos musicales. Lado a lado con los mismos son mostrados objetos de carácter ritual, como máscaras, cimeras de máscaras y fetiches. Estos últimos, ya sea la variante de cerámica y fibras proveniente de Camerún, o los más espectaculares de madera, con trozos de espejo, de metal y clavos incrustados, provenientes de Congo, fueron verdaderos instrumentos de poder, relacionados con creencias sobrenaturales.
La estetización de los objetos rituales es aún más problemática que la de los objetos cotidianos, ya que aquellos eran fabricados para ser usados en ritos mágicos, o en ceremonias secretas de iniciación. En algunos casos se destruían después de ser usados, ya que perdían su poder inherente. Podían ser dejados en lugares de desecho, donde luego fueron encontrados por comerciantes y llevados a otros lugares para ser vendidos. Los fetiches fueron en general librados de restos de grasa, ceniza, pintura o sangre, es decir se los transformó en objetos estéticos.
Creación, magia y misterio… es una exposición muy interesante, ya que permite apreciar, en contacto directo con el material original, la variedad y diversificación de expresiones culturales de varias culturas africanas, e incluso disfrutar de la calidad de los materiales y el ingenio de muchas de las soluciones plásticas. A pesar de la distancia, y en muchos casos el desconocimiento, intuimos que el ser humano tiene necesidades similares de crear imágenes, tener creencias, buscar la comodidad, y superar sus miedos, dondequiera que esté.
África en el arte de Occidente
1878: Fundación del Museo de Etnografía del Trocadero, París. Desde 1937 Museo del Hombre.
1889: Exposición Universal, París.
1907: Picasso pinta Las señoritas de Aviñón.
1913: Matisse pinta Retrato de Madame Matisse.
1915: Carl Einstein publica Negerplastik.
1926: Giacometti realiza Mujer cuchara.
1928: Lipchitz realiza Figura.
1931: Exposición Colonial, París.
1938: Robert Goldwater publica Primitivism in Modern Painting.
1968: Jean Laude publica La peinture francaise (1905-1914) et l`art nègre.
1984: Exposición Primitivism in 20th Century Art: Affinity of the Tribal and the Modern. Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York. Curador William Rubin.
1989: Exposición Magiciens de la Terre. Centro Pompidou - Grande Halle de La Villette, París. Curador Jean-Hubert Martin.
María Inés Iriart