MIGUEL BARDESIO
Bien al norte, Ida Fernández es del pueblo artiguense de Cainsa, con 420 habitantes. El primero de noviembre, ella tendía la ropa en el fondo de su casa cuando le mordió la pierna una serpiente yarará, la más agresiva del país. Los familiares la llevaron en un auto a toda velocidad hasta Bella Unión, a 40 kilómetros, porque en Cainsa no hay ambulancia.
Había sí, una para Alejandra cuando estaba por dar a luz a su primer hijo en Nico Pérez, departamento de Florida. Rompió la bolsa a media tarde y llamaron a la emergencia móvil local. Y vino, pero como el chofer estaba indispuesto, manejó el médico. Salieron volando para Florida, a 50 kilómetros.
Más acá, en Pando, el bebé de dos meses de Sandra Techera pasó mal la noche del domingo, tosía y hacía ruido al respirar. A las 6.30 del lunes, ella estaba con el niño en la emergencia del Centro Auxiliar de Pando, de Salud Pública. Le dijeron que la llamarían por el nombre y ella esperó en una sala con techo, pero abierta. El bebé seguía mal, tenía fiebre y tosía. El pediatra llegó al mediodía y le hizo el diagnóstico: probablemente una gripe.
En el interior viven 1,9 millones de personas contra 1,3 de Montevideo. Sin embargo, del total de gastos en salud pública y privada, el 68% se destina a la capital y sólo el 32% al interior, según un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas y la Federación Médica del Interior (FEMI) que tomó datos del año 2004. También es al revés la distribución de profesionales: en Montevideo hay 10.207 médicos contra 3.092 del interior; o sea, uno cada 150 personas en un caso y cada 500 en el segundo, según un estudio del Sindicato Médico del Uruguay.
Hija del histórico centralismo montevideano, la situación de Salud Pública tierra adentro es varias veces peor que en Montevideo y eso es reconocido por las propias autoridades. La diferencia se traduce a diario en escasez de personal, equipamiento y medicamentos y una vital flota de ambulancias en una situación "calamitosa", según reconoció el director de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) para el interior, el cardiólogo Baltasar Aguilar. Hay ambulancias de hasta 25 años de antigüedad, algunas con dos millones de kilómetros, es decir que pasaron cuatro veces su vida útil.
La situación se agrava por las distancias y porque en el interior vive una población más envejecida y más pobre. Mientras en la capital el ingreso promedio mensual de los hogares es de 17.000 pesos, en el resto del país baja a 10.000. Y así, la enorme mayoría (1,3 millones) son usuarios de Salud Pública y 500.000 de la red privada de FEMI. En Montevideo, los usuarios del sistema público son medio millón y en cada uno de ellos, ASSE gasta 217 dólares por año. Ese monto baja en el interior a 78 dólares por usuario, según el trabajo de FEMI y la Facultad de Economía. Con todos los indicadores en contra, los ejemplos de carencias se multiplican.
Ida Fernández llegó al Centro Auxiliar (mitad de camino entre hospital y policlínica) de Bella Unión donde la atendieron. Horas después, su situación había empeorado al punto de que tuvo altísimos picos de presión. Entonces se resolvió trasladarla al hospital de Salto, 100 kilómetros de distancia.
Pero llegó allá con muerte cerebral y poco días después, falleció. Un médico que la revisó y que no quiso revelar su nombre, aseguró que la mujer no había recibido en Bella Unión el tratamiento adecuado; se desconoce si por carencia del antídoto o por impericia de quien la atendió pues en Bella Unión se negaron a dar información.
El médico chofer que llevaba a Alejandra no tenía experiencia al volante de una ambulancia y era diabético; tuvo una baja de azúcar, perdió el conocimiento y el vehículo volcó. La madre de Alejandra murió en el acto, su tía perdió un ojo y ella quedó tirada en la carretera, a punto de parir y con el fémur fracturado. Una mujer que pasaba por allí completó el viaje en su auto; Alejandra tuvo milagrosamente un parto normal y ahora tiene a Juan Pablo, su hijo, de 6 años.
CAMBIEMOS. Aguilar reconoció las carencias, pero aseguró que esta administración está buscando revertir una situación histórica. "Tenemos una historia de absoluto abandono de la salud pública del interior y equiparla va a llevar 10 años, por lo menos", dijo el jerarca, que enumeró más de 20 de obras edilicias, además de fortalecimiento con personal y recursos que se han puesto o se pondrán en marcha tierra adentro. "El interior está en obra", tituló.
La estrategia oficial corre por tres vías: fortalecer el primer nivel de atención, crear regiones especializadas y dignificar los hospitales. Acaban de ingresar 100 médicos generales a Salud Pública, 68 de los cuales fueron enviados al interior. Se proyecta un CTI en Maldonado (no hay en la órbita pública), para evitar que los pacientes del Este vengan a Montevideo. En Mercedes, se abrirá licitación para crear un centro de traumatología pues hoy, los más graves (accidentes de tránsito), tienen sólo dos destinos: Montevideo o Tacuarembó, únicamente en esos lugares existe el equipamiento y el personal para su tratamiento.
A la vez, se gestionó un préstamo de 15 millones de dólares ante el gobierno italiano que se destinará en un 70% a equipamiento del interior.
Beatriz Fagián, presidente del sindicato de funcionarios de Salud Pública, aseguró que el gremio presentó un proyecto para incorporar 1.500 enfermeras y 400 nurses, de las cuales, más de la mitad deberían ir para el interior "donde hay más carencias".
Bimba Barreda, de la Asociación de Usuarios de la Salud (ADUS), aseguró que la mayoría de las quejas le llegan de Montevideo, aunque trazó una explicación: "En el interior está muy presente aquello de que como la Salud Pública es gratis, no hay derecho de reclamo, aunque los problemas son muchísimos".
CENICIENTAS. El deterioro, salvo la excepción de Tacuarembó (ver nota aparte), es generalizado. Ni público, ni privado, en Río Negro y Flores no hay CTI; en Treinta y Tres, Flores y Artigas no hay tomógrafo; en Maldonado y Rocha no existe un CTI público; en todos los departamentos escasean los especialistas, sobre todo, urólogos, oftalmólogos y traumatólogos.
Sin embargo, Artigas y Canelones son los más críticos; ambos recibieron estos días partidas presupuestales para completar el año porque se habían quedado sin un peso en caja.
En Bella Unión, la región del país de mayor índice de mortalidad infantil, hay sólo dos pediatras para atender a 7.200 niños. En todo Artigas hay una sola ambulancia de traslado para pacientes críticos, por lo que a menudo se debe contratar servicios privados. Lo mismo pasa con el CTI, que está en una institución de FEMI.
De Canelones, lo más preocupante es la zona metropolitana a Montevideo, que incluye Las Piedras, Ciudad de la Costa y Pando; éste último es la "cenicienta" de Salud Pública, como la definió el propio Aguilar.
Por lejos, el Centro Auxiliar de Pando es el peor del país. Tiene 70.000 usuarios, es el tercero más concurrido del país pero está último, en el puesto número 51, a la hora de asignarle su presupuesto. Este año, el centro recibió 22 millones de pesos para él y sus 28 policlínicas que van desde Barros Blancos hasta Parque del Plata, un área de cobertura de 1.000 kilómetros cuadrados, 161.000 habitantes.
La cuenta da un gasto de 26 pesos por mes por usuario, dijo el director de ese Centro, Waldemar Reyes. "Muchos nos preguntan cómo hacemos para seguir abiertos y creo que hay algo de milagro", agregó.
Para medicamentos, el Centro contaba este año con 10,5 millones de pesos; o sea, 12 pesos por usuario por mes: "si todos pidieran al mismo tiempo, lo único que podemos darle es una curita mensual", dijo Reyes, y añadió que a raíz de esa carencia, se recibieron del Plan de Emergencia, 3,5 millones de pesos adicionales.
Los medicamentos "faltan muchas veces", en especial los pediátricos y psiquiátricos. Hay además problemas en el edificio que es muy chico y carencia de médicos, pese que en el último año recibió 14 profesionales más y ahora suman 80, uno cada 980 usuarios en una zona empobrecida de explosión demográfica. Del total de ocho ambulancias, siete están rotas .
El año pasado, un particular donó un ecógrafo, pero no hay ecografista, ni plata para pagarle. Muchas chicas de Pando y alrededores empiezan y terminan su embarazo sin realizarse ni siquiera una ecografía pues deben trasladarse al Pereira Rossell, lo que no siempre es posible por costos de traslado.
El centro de referencia de Pando y de todo el este de Canelones es el hospital Pasteur. Sin embargo, la emergencia de ese nosocomio está saturada la mayor parte del tiempo y hay que ir a otro lugar, al Maciel, el Clínicas o el hospital de Canelones. Y en situaciones no urgentes, puede haber demoras de hasta 10 meses para hacerse una tomografía o ver un especialista, según dijo el coordinador de ASSE de la zona este de Canelones, Ramiro Drapper.
El jerarca adelantó que según un trabajo que se publicará, el 25% de los niños del área metropolitana de Canelones y San José tienen problemas psicológicos. Y en Pando más Ciudad de la Costa (150.000 usuarios), Salud Pública cuenta apenas con 6 psiquiatras y 5 psicólogos, que "están absolutamente desbordados".
Gran parte de la escasez de medicamentos se debe a la propia política del MSP, que ha salido a hacer atención primaria de salud. "Así, han crecido los usuarios y con ellos, la demanda de medicamentos", dijo Reyes y añadió que Pando tiene ahora 25.000 pacientes más que a principios del año pasado y "el presupuesto es el mismo".
En 2005 sí hubo una mejora de un 10%, pero en 2006 se volvió al monto de 2004, los 22 millones de pesos. "Nosotros nos llevamos una desilusión muy grande porque no pensábamos que fuéramos a retroceder. Mucha gente acá estaba esperanzada y se llevaron una fea sorpresa. Fuimos a reclamar y nos dijeron que no había más dinero y que el criterio para otorgar las partidas era el histórico. Sé que desde el Ministerio hay mucha gente que quiere cambiar esto, usar otros criterios, pero por ahora el poncho no aparece. La gente que distribuye el presupuesto en el MSP es la misma desde hace muchos años, son contadores, técnicos que pueden no tener la vocación de cambiar, ni conocen la realidad de nuestras policlínicas", dijo Reyes y añadió que lo ideal sería que al menos haya un delegado del interior a la hora de definir las partidas. Hoy todo se decide en la capital.
Aguilar admitió la situación crítica de Pando, dijo que la idea es ir mejorándolo de a poco en la medida que haya dinero y de aquí a cinco años, trasformarlo en un hospital. "El área metropolitana está entre nuestras prioridades", dijo y agregó que el fortalecimiento de esa zona es el camino para evitar los traslados y la saturación de los hospitales de Montevideo, que además deben atender a la población propia.
En Treinta y Tres, otro de los departamentos más pobres del país, también hay problemas con los medicamentos por el aumento de usuarios, dijo el director departamental de salud, Eduardo Bruzzone. Y puso un ejemplo: hace poco, se firmó un convenio entre el MSP y las instituciones privadas de salud para ir a hacer atención primaria en las arroceras del departamento. Y salieron, muchos de los que allí trabajan y sus familias, nunca habían visto un médico en su vida.
Subdiagnóstico pero hay confianza
Según un trabajo de la cardiólogo pediatra Serrana Antúnez, en el interior del país hay un claro subdiagnóstico de cardiopatías congénitas; o sea, casos que no son descubiertos por falta de profesionales.
En 2005, se diagnosticaron 728 cardiopatías en niños, de las cuales sólo 208 correspondían al Interior. "Las que no se detectan -explicó- son en general cardiopatías simples que no saltan a la vista, pero que complican el pronóstico de vida del paciente". Ella y su equipo están girando por el interior para ver niños con sospechas.
Pese a tener todos los indicadores en contra, la población del interior tiene gran confianza en el hospital local. De hecho, la mayoría de más de 20 obras que se están haciendo en este momento en diversos centros, contaron con el apoyo económico de los propios pobladores. Y se cree que una vez que nazca el Sistema Nacional de Salud, muchos optaran por la Salud Pública en lugar del sector privado.
La excepción que confirma la regla
El Hospital de Tacuarembó atiende a 50.000 personas y maneja un presupuesto equiparable al de otros centros públicos del país.
Sin embargo, es sabido que está a años luz de sus similares y se ha convertido en ejemplo a seguir, con una fórmula que involucra autoridades, personal del hospital y a la sociedad tacuaremboense toda.
El año pasado la institución fue sede para dos importantes intervenciones quirúrgicas. En junio, un paciente psiquiátrico de 31 años se realizó una "estereotaxia", con el fin de revertir su agresividad. Poco después, el equipo de neurocirujanos del hospital operó a un hombre de 62 años para corregir el Mal de Parkinson. Ambas intervenciones, inéditas en Uruguay, marcaron un nuevo rumbo para la medicina nacional.
Otro logro fue revertir los índices de mortalidad infantil. En 20 años, Tacuarembó pasó de tener el peor indicador, al que lo tiene más bajo en todo el país.
La privada fuerte, pero con huecos
La Federación Médica del Interior (FEMI) es a la vez el gremio médico y la asociación que nuclea a las Instituciones de Asistencia Médica Cooperativa (IMAC), la salud privada del interior.
El presidente de FEMI, Yamandú Fernández, aseguró que hay 23 instituciones de asistencia médica cooperativa en todo el país y que en total, trabajan 2.800 médicos.
Fernández señaló que la salud privada se ha fortalecido en el interior en los últimos años, aunque reconoció que hay zonas "rurales, lejanas", a las que la red no llega.
FEMI compró hace unos años el Sanatorio Americano, de Montevideo, adonde deriva todos los "pacientes complejos"; estos es, que requieran cirugías complicadas o tratamientos con alta tecnología.
El director de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) para el interior, Baltasar Aguilar, dijo que uno de los problemas más graves que tiene Salud Pública en el interior es el de radicar médicos especialistas fuera de Montevideo.
"Hemos hecho llamados y a veces, no se presenta nadie", dijo Aguilar y añadió que hay que trabajar para hacer "más atractiva la remuneración médica en Salud Pública". Hoy, el sueldo base es de 8.000 pesos.
En FEMI, explicó Fernández, un especialista gana una media de 35.000 pesos. "Aunque nos falta, hemos logrado radicar especialistas en muchos lugares donde no había; se beneficia toda la comunidad porque ese médico, por lo general, trabaja en Salud Pública", añadió.
Fernández señaló que se debe trabajar más con la órbita pública para asegurar una mejor asistencia en localidades pequeñas. Existen múltiples acuerdos (formales e informales) entre el sector público y privado. "El sistema ya funciona en muchas zonas", dijo Fernández.
El MSP presentó un proyecto de ley para descentralizar ASSE; es decir, que le quite el rol fiscalizador y a la vez, le dé más autonomía para acordar con el sector privado.
Datos que enferman
En el interior viven 1,9 millones de personas contra 1,3 de Montevideo. Sin embargo, del total de gastos en salud pública y privada, el 68% se destina a la capital y sólo el 32% al interior, según un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas y la Federación Médica del Interior (FEMI) que tomó datos del año 2004.
En Montevideo hay 10.207 médicos contra 3.092 del interior; o sea, uno cada 150 personas en un caso y cada 500 en el segundo, según un estudio del Sindicato Médico del Uruguay.
Un millón trescientas mil personas son usuarios de Salud Pública y 500.000 de la red privada de FEMI. ASSE gasta 217 dólares por año. Ese monto baja en el interior a 78 dólares por usuario, según el trabajo de FEMI y la Facultad de Economía.
Dos buenas: Ingresaron 100 médicos generales a Salud Pública, 68 de los cuales fueron enviados al interior. Y se gestionó un préstamo de 15 millones de dólares ante el gobierno italiano que se destinará en un 70% a equipamiento del interior.
En Pando la situación es crítica. El Centro Auxiliar contaba para medicamentos este año con 10,5 millones de pesos; o sea, 12 pesos por usuario por mes. A causa de eso se recibieron del Plan de Emergencia, 3,5 millones de pesos adicionales.
En Pando también, de 8 ambulancias 6 están rotas, 1 en reparación y sólo una funciona.
El 25% de los niños del área metropolitana de Canelones y San José tienen problemas psicológicos. Sin embargo, la zona de Pando y Ciudad de la Costa con 150 mil usuarios cuenta apenas con 5 psicólogos y 6 psiquiatras.
Ingresaron 100 médicos a Salud Pública: 68 fueron al interior.