Apagando el infierno

| En lo que va del año, ardieron más de 6.500 hectáreas. Y serán más: sólo en Canelones, hablan de tres zonas de riesgo, con monte sucio, que pueden prenderse al menor descuido o negligencia. El día a día de un trabajo que en verano se vuelve especialmente agitado.

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El País

MIGUEL BARDESIO

"Por cada día de incendio, se requieren otros tres de vigilancia", dicen bomberos. En Villa Argentina, las llamas rebrotaron tres veces y complicó por varios días.

Villa Argentina, Atlántida, Las Vegas, Marindia, Parque del Plata, La Floresta, Guazubirá..., no es una lista de destinos turísticos, sino los lugares de Canelones donde se produjeron incendios en lo que va de 2009. También hubo fuego en Las Flores (Maldonado) y en La Esmeralda (Rocha). Y falta Salto y San José: en total, más de 6.500 hectáreas han ardido estos primeros días de verano y también dos casas, lo que en verdad los bomberos consideran una derrota contra el fuego.

"Estoy trabajando desde que dije `feliz año nuevo`", asegura Gabriel, un bombero con 15 años de experiencia. En efecto, después del brindis vinieron unas pocas horas de sueño y ya cerca de las 10:00 de la mañana del 1º de enero hubo que salir hacia Villa Argentina. Allí estuvo hasta el 3, con dolor de espalda, una mochila que carga 30 litros de agua y "pie a tierra" (como se dice en la jerga) anduvo limitando los focos dentro del monte. Después, partió al incendio de La Esmeralda.

Pero para él, y sus 1.400 compañeros, la seguidilla tal vez recién comience. El calor, la sequía y el estado de abandono de algunos montes hace sospechar que al menos habría otros tres grandes incendios forestales en lo que resta de verano y solo en Canelones.

El jefe de la zona 2 (Canelones), el inspector Robert Uscudum lo aclara: "Junto con los vecinos y la Intendencia de Canelones, llevamos un mapa de riesgo de la zona costera y hoy por hoy, tenemos tres regiones de alto peligro: en Guazubirá, Jaureguiberry y lo que hoy es lo más riesgoso: en Biarritz". Se refiere a montes sucios, de propiedad privada, donde han talado y quedan las ramas u otros residuos a nivel del suelo.

Un incendio tiene la misma lógica que el fuego para un asado o estufa. Necesita leña fina, intermedia y grande, lo que a nivel de Bomberos se conoce como "continuidad vertical y horizontal". Esto es: combustible fino a nivel del suelo, árboles medianos (acacias por lo general) y eucaliptos y pinos en lo alto y a los costados.

De todos modos, Uscudum, aclara: "Podemos tener todos los montes así, puede haber 50 grados, 0% de humedad, pero si no ponemos al hombre dentro del monte no hay incendio". De hecho, recuerda la legislación que prohíbe la quema en todo el país, salvo en parrilleros (ver nota aparte).

REBROTE. En Villa Argentina, las causas no están claras. Se sabe que las llamas empezaron el 1º de enero a las 10:30 de la mañana, en la zona Sur del balneario. Una pareja de vecinos, que vive sobre la ruta, divisó las llamas a lo lejos y alertó a la Policía del Fuego.

La llamada la recibieron en el destacamento de Parque del Plata, una central con jurisdicción desde el kilómetro 36 al 62 de la ruta Interbalnearia. Trabajan allí 17 bomberos que atienden unas 100 llamadas por día. "Esto incluye falsas alarmas, incendios chicos e incendios de importancia. En el verano, es uno de los destacamentos más movidos", asegura el oficial Gean Acuña, a cargo del destacamento.

Cuando llegaron a Villa Argentina (Km.44), el fuego había crecido tanto que por pequeñas brasas volátiles cruzó la ruta Interbalnearia y al foco del Sur, se sumaron algunos en el Norte. Dieron clave 11: monte de pino, fuego violento, fuego de copa. Demasiado para la decena de bomberos de Parque del Plata especializados en lo forestal. Entonces salieron de Montevideo las estructuras destinadas a este tipo de siniestros, reforzadas cada verano con 150 bomberos zafrales adicionales.

Para el mediodía siguiente, 2 de enero, el jefe del operativo, inspector principal Roque Álvez, hablaba de "etapa de liquidación", pero: "No hay que cantar victoria. Esta es la hora clave hasta las 17:00", añadió mirando el sol que levantaba temperatura y del monte salía humo, pero no llamas.

Era también la hora del almuerzo. Estas brigadas forestales viajan con carpas, ollas y una garrafa de tres kilos. El menú: milanesas con arroz y huevo duro. Mientras unos combatían los pequeños focos, otros se dedicaban a comer y a una siesta bajo los árboles.

De repente, un turista paró en el campamento. "Hay fuego a un kilómetro", dijo. Otros vecinos avisaban por teléfono: "Llamas al Norte", "llamas al Sur". Eran las 13:00 del 2 de enero y el incendio en Villa Argentina se había reavivado en por lo menos cuatro focos más.

"Estaba todo calmo. Pero el que conoce de incendios, sabe que esa tranquilidad es mentirosa, que puede estallar en cualquier momento", asegura Uscudum. Y el comisario Carlos Nicola, de relaciones públicas de Bomberos, complementa: "Por cada día de incendio, se necesitan otros tres de vigilancia".

Gabriel estaba comiendo a esa hora, pero dejó la milanesa por la mitad y salió en una unidad que iba a relevar a otros compañeros en la zona Norte de Villa Argentina. A mitad de camino, una decena de vecinos le hizo señas al camión bomba, mientras otros combatían las llamas con palas y baldes. Pero el camión siguió. "Tengo la orden de relevar y no puedo ir a donde me chiflen porque desbarajusto los planes", aclara el oficial a cargo de la unidad.

Pero el relevo finalmente queda en la nada. La auto-bomba se detiene y los bomberos se internan en el monte. Uno de ellos lleva un aparato que da los datos de temperatura, humedad y velocidad del viento. Cerca de las llamas, el termómetro trepa a los 60 grados. Allí trabaja Gabriel con su mochila y otros dos con la manguera, cuya capacidad se termina a los pocos minutos. A la vuelta, una lengua de llamas corta el camino y amenaza con quemar la manguera. Finalmente, se hacen camino recurriendo al agua de las mochilas y recogen la manguera. No hay nada más para hacer: sólo esperar que vengan las máquinas pesadas de la Intendencia de Canelones.

La maquinaria llegó media hora después y trazó dos cortafuegos. Esto es lo que se conoce como "incendio circunscripto". "Controlado" es cuando la altura de las llamas no llega a la copa de las árboles, donde se hace más impredecible la propagación. Y "liquidado" se declara cuando solo quedan las cenizas.

Pero ese proceso iría para largo en Villa Argentina.

EXPUESTOS. "Los incendios forestales se pueden combatir de dos formas: directa o indirecta. La primera implica actuar sobre las llamas y en la otra se hace un camino cortafuegos y se espera al incendio para que no pase de esa línea", explica el oficial Gean Acuña. Y añade: "El combate directo tiene la ventaja de que se quema menos monte, pero es más peligroso para el personal. Si las llamas miden más de un metro y medio, el ataque directo pone en riesgo la vida del bombero".

De su lado, Uscudum aclara que el objetivo, en todo incendio forestal se centra en evitar que se quemen viviendas; "el monte puede sacrificarse, pero la vida y la propiedad, no". Por eso, para él, en 38 años en Bomberos, el peor incendio ocurrió en 2006, en Jaureguiberry, cuando ardieron 900 hectáreas y 24 casas.

En Villa Argentina, se combinaron varias tácticas de combate. "Pie a tierra", unos 60 bomberos y soldados del Ejército lucharon directamente contra las llamas. Arriba, tres helicópteros lanzaban 1.000 litros de agua en cada pasada, las que superaron la veintena. Pero era apagar un foco y aparecía otro: fueron siete días de combate. También aparecieron incendios en Marindia, Atlántida, Guazubirá y el de La Esmeralda, que se llevó gran parte de la estructura: Gabriel, la garrafa y las milanesas marcharon hacia el Este.

"Hubo un momento, el lunes, en que estábamos en tres incendios y en alerta total. Porque donde se produjera alguno más, estaba dificilísimo para adjudicarle personal", asegura el inspector Uscudum.

La seguidilla, en Canelones, principalmente, ha despertado en muchos la sospecha de intencionalidad. Las autoridades lo manejan por lo bajo y entre los vecinos ya circulan versiones de que se vio a dos muchachos con botellas de nafta en la zona. Fuentes policiales no confirmaron ni desmintieron esta hipótesis. A la vez, algunos focos se originaron a las cinco de la mañana, una hora extraña para que los restos de una quema o de un asado produzcan el incendio.

Los bomberos trabajan en horario de seis horas, pero en estos casos se extiende. Las horas y días extras se suman a la licencia. El sueldo de un bombero recién ingresado asciende a 8.000 pesos.

QUEJAS DE VECINOS. Otro frente que deben enfrentar los bomberos es la mirada del vecino. En Villa Argentina, algunos hablan de demoras y de que no hacían lo suficiente. Mientras algunos combatían con palas y baldes las llamas, un grupo de bomberos esperaba a las máquinas. "Sáquenos fotos a nosotros, que los bomberos no están haciendo nada", pidió una vecina al fotógrafo de El País.

Uscudum tiene una explicación para estas diferencias. "El bombero sabe de incendios y sabe cuándo es útil gastar energía y cuándo no. Sabe que se tiene que quedar hasta la noche y administra su energía. Un vecino, frente a un incendio, está nervioso y trabaja a 100 por hora, mientras un bombero lo hace a 40".

¿El cigarrillo inicia un incendio?

En diciembre pasado, Bomberos apagó 1.261 incendios forestales: desde un árbol, una fracción de campo hasta varias hectáreas. Según Carlos Nicola, de Relaciones Públicas de Bomberos, la cifra es similar a la de diciembre de 2007. En enero, van 6.500 hectáreas quemadas, cifra muy superior a su antecedente.

La enorme mayoría de los incendios forestales se produce por negligencia o imprudencia: quemas que se salen de control.

En otros países, el fuego es un ingrediente de la naturaleza y puede producirse debido a un rayo, por ejemplo. Pero aquí siempre se necesita de la acción de un hombre.

Una colilla de cigarrillo puede iniciar un incendio, pero bajo condiciones muy excepcionales. Según el jefe de la zona 2 (Canelones) de Bomberos, el inspector Robert Uscudum, debe haber más de 25 grados de temperatura y menos de 20% de humedad para que el cigarrillo produzca un incendio.

Otra hipótesis es la del vidrio. Se dice que los restos de una botella en un monte seco pueden actuar como "lupa" y encender la llama. Hasta ahora, Bomberos nunca descubrió un incendio producido por ese fenómeno.

Desde el primero de diciembre hasta el 15 de abril, está prohibida la realización de quemas en ningún otro lugar que no sea un parrillero.

El incendio, sea intencional o por imprudencia, se configura como delito. De hecho, a un monteador rochense se lo procesó esta semana tras ser acusado de iniciar las llamas en La Esmeralda. El Código Penal estable penas que van desde 12 meses de prisión a 16 años de penitenciaría.

Las cifras

6.500 Hectáreas ardieron desde el 1º al 5 de enero. La mayor parte la aporta un incendio en Salto, de 5.200 hectáreas.

1.400 Cantidad de bomberos en el país: 315 fueron contratados en 2008 y en diciembre, se incorporaron 150 zafrales.

100 Son las llamadas que recibe por día un destacamento como Parque del Plata, muy movido durante los veranos.

8.000 Pesos es el sueldo de un bombero de segunda, recién ingresado a la Dirección. El ingreso nominal es de 9.600, aproximadamente.

Bomberos sin brindis de año nuevo

Las copas hacían chin-chin, la mesa estaba servida y se hizo la medianoche que marcó el final del 2008 y comienzo del año nuevo. Mientras esto se celebraba en la mayoría de las casas uruguayas, los bomberos tuvieron una noche difícil: debieron atender 142 incendios, en su mayoría chicos y originados por los fuegos artificiales.

En Canelones, por ejemplo, "empezaron a las 22:00 y no pararon hasta las 04:00", asegura el jefe de esa zona, el inspector principal Robert Uscudum.

A diferencia de otros años, la normativa actual no prohibe la venta ni el lanzamiento de fuegos artificiales, pero sugiere cuidados. Uscudum se muestra molesto con ciertos comerciantes de la costa canaria. "Pregunto: ¿los supermercados referentes de Atlántida u otras zonas dejaron de vender algún cohete? Vendieron un arsenal, en vez de tener un poco de conciencia por el entorno en donde están y decir: `no, nosotros no vendemos esto porque produce incendios`. No, al contrario, no pararon de vender. Y los bomberos de esta zona, en esa noche que es de fiesta, de familia, no pudieron ni comer un pan dulce. Toda la noche en la calle", añade Uscudum.

Con la sequía y algunos montes sucios, los restos de fuegos artificiales se volvieron especialmente inflamables la noche de año nuevo.

Uscudum opina que la mayoría de los incendios de la zona no son producidos por los vecinos permanentes. "Ellos tienen mucha conciencia del riesgo, pero nos falta trabajar con los turistas", añade.

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