Mucho se dice sin palabras

Compartir esta noticia
 20100501 600x400

Un multimillonario tiene dudas sobre las intenciones de su prometida. Está a punto de contraer matrimonio y teme que sea el dinero su verdadero objeto de amor. Antes de dar el sí, contrata a un equipo de especialistas en comunicación no verbal, verdaderos detectives de los códigos del lenguaje corporal. La estrategia que elaboran es sencilla: entablar contacto con la futura esposa, inventarse una identidad falsa (de ex compañera de la universidad) y enfrentarla a una conversación de café que será filmada. Estudiando en el video los gestos, tics y posturas corporales, el equipo confirma las dudas del caballero: la dama miente cuando dice estar enamorada. Adiós matrimonio.

La historia corresponde a un capítulo de la serie estadounidense Lie to me (Miénteme, en español), que emite el canal Fox los lunes a las 22.00, cuya trama está basada en las investigaciones del sicólogo Paul Ekman, pionero en el estudio de las expresiones faciales y su vínculos con las emociones.

Lejos de los escenarios donde transcurre esta ficción, Gustavo Rey y Gustavo Olivera también se especializan en la comunicación no verbal. De hecho, hace 8 años que realizan talleres sobre el tema, aunque en este caso el objetivo no es desenmascarar novias mentirosas, sino difundir nuevas herramientas de observación.

Decir sin hablar. La comunicación no verbal le incumbe al cuerpo, y aunque los tonos e inflexiones de la voz también son objeto de estudio, lo importante es lo que se dice sin palabras. "Lo que mejor expresa el sentir de una persona es el lenguaje del cuerpo", señala Rey, licenciado en comunicación y conductor del programa Abrepalabra (Océano FM). En este marco, la cara es el centro de atención. "Es un idioma más profundo que el de las palabras", acota Olivera, un autodidacta que se define como "gran observador de la vida".

Volviendo a la novia mentirosa, ¿qué indicios pudieron delatarla? Para empezar, haber contraído el cuerpo y cruzarse de brazos, tratando de ocultar las manos, extremidades que pueden convertirse en verdaderas "buchonas" de los sentimientos reales. O también pudo haber tenido la actitud opuesta: gesticular más de lo habitual.

Paralelamente, el acto de mentir provoca tensión emocional, porque "la persona está diciendo algo incongruente con lo que el cuerpo quiere reflejar", explica Rey. Este nerviosismo se traduce en temblores faciales (imperceptibles para el ojo no entrenado) y sequedad en la boca. "Al que miente le cuesta tragar lo que dice", ilustra Rey.

El lenguaje de los ojos puede tener dos direcciones bien diferentes: evitar el contacto visual o mirar fijo y sostener la mirada con el objetivo de ser más convincente. Otro indicio es el movimiento ocular. "A veces se trata de buscar incongruencias, ver si se está inventando una historia o si efectivamente se la está recordando", dice Rey. En el primer caso, el movimiento ocular se dirigirá hacia la derecha, y en el segundo, a la izquierda. Acotación: en el caso de las personas zurdas, la lógica de interpretación es exactamente la opuesta.

Cualquiera de estas expresiones corporales son de carácter inconscientes. Es más, sería imposible mover a conciencia aquellos músculos temblorosos que indican nerviosismo. Pero atención, la expresión corporal de la mentira se compone de la combinación de gestos y no debe analizarse sin tener en cuenta el contexto. Además, debe buscarse un patrón. "Tampoco es que si hacés esto y luego aquello quiere decir que estás mintiendo", explica Rey.

Teoría. El sicólogo Paul Eckman, inspirador de Lie to me, estudió en la década del setenta la relación entre las emociones y las expresiones faciales. Interesado en corroborar que la humanidad comparte ciertas expresiones más allá de las diferencias geográficas y culturales, estudió a un tribu de Nueva Guinea que no había tenido contacto con otras civilizaciones. Allí comprobó su teoría y elaboró una lista de seis expresiones "universales": repugnancia, ira, miedo, sorpresa, tristeza y alegría.

Saber las características de las "micro expresiones" que codifican a la alegría puede ser útil, por ejemplo, para identificar a los interlocutores poco sinceros. "Cuando la risa es auténtica, se marcan las patas de gallo. En la falsa, sonreís de la mitad de la cara para abajo", explica Rey.

Mucho se ha escrito sobre la comunicación no verbal y, como en casi todos los temas, hay tantas teorías como investigadores. Además de las líneas de expresión facial, se analizan el movimiento de las manos, de las piernas e incluso la vestimenta, que también habla las personas. "Hay autores que afirman que el 55% de lo que comunicamos proviene del lenguaje no verbal", cuenta Rey.

Sin embargo, la mayoría se queda en las palabras cuando interpreta y decodifica a los demás. Si a veces resulta complejo vincularse teniendo en cuenta una sola arista de la comunicación, quizás sea aún más difícil teniendo en cuenta estros otros aspectos. Olivera y Rey no lo padecen. Al contrario, lo ven como un camino para conocer un poco más de las personas.

"Uno puede disfrutar más del otro, entenderlo mejor", asegura Rey, en tanto que Olivera va un poco más lejos: "Es una ventaja porque así conocés el alma de las personas y no sólo lo que crees conocer", señala.

Te lo digo sin palabras

Reflexión. Expresión inmortalizada en la escultura de Auguste Rodin: El Pensador. Comunica evaluación, análisis; en solitario o frente a un interlocutor.

"A ti te hablo". El dedo índice señala, pero también ordena. Puede comunicar agresividad. Los grandes líderes y/o déspotas suelen tener un dedo índice largo.

Pedantería. Las manos atrás de la nuca y el cuerpo levemente inclinado hacia atrás hablan de una personalidad o conducta en la que predomina la soberbia.

Manos en ojiva. Un clásico de los grandes oradores. Se interpreta como equilibrio y apertura mental. Si se pierde la calma se desarma el ademán.

Escudo. Los brazos cruzados, hombros contraídos y manos pegadas al cuerpo: buscamos protección. Cuanto más ocultas están las manos, más defensivo.

Malas noticias. Llevarse las manos a la cabeza indica que estamos en problemas. Cuanto más atrás van las manos, más es la desesperación de la persona.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar