EDUARDO GUDYNAS (*)
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) acaba de presentar el reporte de 2008 para nuestro país. Bajo el título "Política, políticas y desarrollo humano" (**), el propósito del informe es analizar cómo incorporar la "política" al "desarrollo humano".
Hasta donde puede verse en ese reporte no existe el tema ambiental. Apenas aparece mencionado en los informes de encuestas de opinión pública. No existe una sección sobre temas ambientales. La búsqueda de palabras claves como "contaminación" o incluso "medio ambiente" no arroja resultados sustanciosos. En palabras más claras: no se trata el tema ambiental.
El lector se queda con la duda si esa omisión se debe a que los técnicos que prepararon el informe consideran que es una cuestión irrelevante para el "desarrollo humano", o por el contrario, piensan que no tiene sentido ocuparse de la calidad del ambiente debido a que estamos viviendo en un paraíso ambiental. Seguramente esta segunda opción es infundada. Por si acaso sería bueno que el equipo redactor se diera una vuelta por las usinas de la IMM para el manejo de la basura montevideana, o le diera un vistazo a los que viven debajo de los puentes sobre los arroyos Miguelete o Pantanoso. Pero la primera opción es la más preocupante. Es un nuevo ejemplo de las dificultades que tiene la academia convencional uruguaya para abordar los temas ambientales. Se concibe al desarrollo bajo las perspectivas analíticas de las décadas de 1950 y 1960, mezclado con complejas consideraciones "politológicas" contemporáneas.
No se abordan cuestiones "políticas" del debate ambiental como, la discusión sobre el modelo agropecuario y la tenencia de la tierra, el debate sobre la matriz energética nacional (¿por qué coinciden todos los partidos políticos en instalar una planta nuclear?), o el debate con Argentina por Botnia. Ni siquiera se ilustra sobre cambios políticos institucionales en temas ambientales recientes, como la instalación del Sistema de Áreas Protegidas, los cambios que el Frente Amplio ha hecho en el Mvotma sobre la gestión del agua.
Esto también se relaciona con las resistencias de los grupos partidarios para abordar de manera sustantiva el tema ambiental. Qué podemos esperar de los actores políticos, si estos analistas olvidan la cuestión ambiental; qué podemos esperar del parlamento si este informe no cumple con uno de sus objetivos prioritarios ofreciendo nuevos temas, que sean originales en sus visiones, aguijoneando sobre cuestiones relevantes que deben abordarse cuanto antes.
Todavía más: en tanto el reporte analiza las opciones para el "desarrollo humano", esta amnesia ecológica del texto deja en claro una visión recortada del desarrollo, sea en el plano nacional, sea en el plano individual. La calidad del ambiente como condición para alcanzar una vida sana, que constituye uno de los componentes claves en el Índice de Desarrollo Humano, se desvanece. Los Objetivos del Milenio, donde existen componentes ambientales, no son tenidos en cuenta. Las conclusiones del reporte no abordan el tema ambiental, ni siquiera en las visiones más conservadoras, como una necesidad para lograr mejores mercados de exportación. Nada.
Desde este punto de vista, el reporte es conceptualmente incompleto. Y no es la primera vez que el tema ambiental no aparece en un informe del desarrollo humano del PNUD Uruguay. Por lo tanto, frente a este reporte no se puede estar a favor ni en contra ya que simplemente no considera el tema ambiental y, por lo tanto, es otro paso atrás. Es un informe en ese sentido bastante uruguayo, inmerso en un pasado que ya fue.