El mercado laboral de China aún no ha llegado a su punto de quiebre

| Cuando llegue, los salarios van a subir erosionando el retorno sobre el capital, pero las empresas también pueden migrar

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El pasado mes de junio fue totalmente atípico en lo relativo al comportamiento de los trabajadores chinos y su vinculación con las empresas en las que trabajan.

El lunes, 7 huelguistas en una fábrica de productos de caucho se enfrentaron con la policía china. "El olor del caucho es insoportable", dijo un trabajador migrante al South China Morning Post, "pero además no nos dan siquiera un subsidio por vapores tóxicos". El mismo día Honda sufrió una huelga en una fábrica que produce silenciadores y caños de escape, menos de una semana luego de transar en una disputa previa por la que ofreció un aumento salarial de 24%. El 6 de junio el propietario de Foxconn, fabricante de productos electrónicos, dijo que los trabajadores de Shenzhen podrían ganar 2.000 yuanes (US$ 239) por mes desde octubre si trabajan bien, casi el doble del pago básico que ofrecía antes, luego de una cadena de suicidios ampliamente publicitada.

China es conocida por sus abundantes y flexibles trabajadores. Pero estos incidentes han puesto en duda esa caricatura. En marzo Arthur Kroeber, de la consultora GaveKal Dragonomics, declaró el "fin del excedente de mano de obra" en China. Tres años antes, Cai Fang de la Academia China de Ciencias Sociales sostuvo que China, un país de 13 mil millones de personas, pronto se quedaría escaso de trabajadores.

La oferta de mano de obra de China sigue creciendo. Su población en edad de trabajar va a aumentar desde casi 977 millones en 2010 hasta cerca de 993 millones en 2015, de acuerdo a las proyecciones emitidas en diciembre por la oficina de censos de Estados Unidos. Pero el número de jóvenes (15 a 24 años) que ingresan a la fuerza laboral va a caer casi un 30% en los próximos diez años. Estas proyecciones recogen los resultados de un censo completo en el 2000 y un mini-censo en 2005. Difieren de los cálculos informados por The Economist en el mes de septiembre del 2008, que sugerían que la oferta de trabajadores de veintipico no alcanzaría su pico máximo hasta después del 2015.

El envejecimiento de la fuerza laboral china importa, porque los trabajadores más viejos están menos deseosos de mudarse a las fábricas costeras que dependen de mano de obra migrante. Cai calculó que el 24% de los aldeanos entre 16 y 30 años migran, comparado con sólo el 11% de aquellos en sus 40. "Por años, los negocios simplemente han asumido que China tiene una oferta ilimitada de gente joven que puede obtenerse por salarios modestos y reemplazarse a voluntad", escribe Kroeber.

Ese supuesto tiene larga data. En 1954 Sir Arthur Lewis, un economista interesado en el desarrollo, notó el exceso de personal en las granjas asiáticas, la superabundancia de trabajadores portuarios y pequeños comerciantes, y "los hombres jóvenes que se acercan corriendo para ofrecerle cargar su maleta". Concluyó que "en la mayor parte de Asia, la oferta de mano de obra es ilimitada". Islas de capitalismo existían en medio de un mar de trabajadores de subsistencia. Mientras eso fuera cierto, los enclaves capitalistas podrían crecer sin que aumentaran los salarios: sólo tenían que ofrecer a los trabajadores un poco más de lo que pudiera ser conseguido con mucho esfuerzo en el vasto interior subdesarrollado. Pero eventualmente, la economía llegaría a un punto de quiebre. Los enclaves capitalistas utilizarían tanto de la fuerza laboral del país que la oferta remanente de agricultores, comerciantes, trabajadores portuarios y cargadores de maletas caería por debajo de su demanda.

Cai cree que China ya ha alcanzado este "punto de quiebre Lewisiano" y que su llegada puede notarse en trabajadores más exigentes y aumentos de salarios. Como predijeron correctamente Cai y sus colegas el año pasado, el cambio mejora los derechos de los trabajadores en las negociaciones empleador-empleado porque los trabajadores pueden forzar a los empleadores con la amenaza implícita de irse a otro trabajo. Los aumentos de salarios conseguidos por los trabajadores en Honda y Foxconn son inusualmente grandes. Algunas ciudades, como Pekín, anunciaron aumentos en los salarios mínimos de hasta un 20%. Si los salarios continúan aumentando a este ritmo, marcarían una curva pronunciada en el mercado laboral chino.

Sin embargo, un cambio tan abrupto es difícil de explicar solamente con demografía. La oferta de jóvenes móviles puede estar a punto de caer pero todavía es mayor que hace cinco o diez años, cuando la masa de jóvenes era inusualmente pequeña. Este baby-bust fue un eco demográfico de las hambrunas rurales que asolaron China desde 1958 a 1961, reduciendo el tamaño de la cohorte de los padres de esa generación chica de jóvenes de hace diez años.

PUNTO DE RETORNO. De hecho, hay buenas razones para dudar que el punto de quiebre haya llegado. Las subas de salarios vienen después de un período de salarios congelados durante la crisis financiera, señala Tao Wang de UBS. Por sí solos, los aumentos de sueldos en su mayoría son recuperación de las bajas sufridas el año pasado. La economía subdesarrollada del interior de China sigue siendo vasta. Alrededor del 40% de la fuerza laboral del país permanece en la agricultura, donde su productividad es aproximadamente un sexto de su nivel en el resto de la economía. La participación también está cayendo lentamente: Richard Herd y sus colegas en la OCDE piensan que hace falta otra década para caer al 25%.

Sir Arthur mencionó varias razones por las que los salarios podrían subir incluso antes de que un país llegue a su punto de quiebre. El propio salario "de subsistencia" podría subir, por ejemplo. "El nivel de subsistencia es solamente una idea convencional, y las convenciones cambian", señaló Sir Arthur. Los migrantes están menos deseosos de dejar su hogar porque las condiciones en el interior de China han mejorado. "El `hogar` ahora tiene agua corriente, electricidad, autopistas, hasta acceso a internet", dice Ha Jiming de CICC, un banco de inversión. Un estudio del gobierno sobre migrantes que regresaron encontró que el 30% no estaban seguros si salir de nuevo, comparado con un 24% dos años antes.

Sir Arthur también señaló que a menudo hay una brecha entre los salarios que se pagan en la economía capitalista y los ingresos de subsistencia del interior. Donde se encontraban las islas de capitalismo con el mar de trabajo de subsistencia, no había una "playa" sino un "acantilado". Para motivar a los trabajadores a que pasen ese acantilado, las empresas tienen que pagar extra, subsidios por vapores tóxicos y cosas por el estilo. Con el envejecimiento de la fuerza laboral china ese extra puede aumentar. Pero de nuevo, esto no señala por sí solo el punto de quiebre.

Ese punto va a llegar, por supuesto. Cuando llegue, los salarios van a subir erosionando el retorno sobre el capital. Pero como sostuvo Sir Arthur, los trabajadores no son los únicos que pueden migrar. Los capitalistas también pueden ir a donde los trabajadores son abundantes. Primero, las fábricas intensivas en mano de obra van a trasladarse al interior. Eventualmente van a salir por completo de China, igual que abandonaron antes Japón y Taiwan. Después de todo, es la razón por la que Honda y Foxconn abrieron sus plantas en China para empezar.

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