Los jardines y parques son un gran atractivo turístico de Punta del Este

| Si se construye una casa nueva, su dueño debería destinar alrededor del 10% de la inversión total para hacer el jardín

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Los jardines residenciales son uno de los principales atractivos de Punta del Este para el turismo. Las manos y cabezas que están detrás de estas verdaderas obras de arte pertenecen a unas veinte empresas de jardinería paisajística de la zona, que han encontrado en cada espacio verde del balneario el medio ideal para volcar sus conocimientos. Para estos empresarios y sus empleados, el diseño, armado y mantenimiento de jardines no es sólo su medio de vida, sino también una vocación.

Octavio Sciandro es paisajista y técnico en jardinería y floricultura. Comenzó a los nueve años a trabajar en el vivero Otto de Maldonado y en 1993 abrió su propia empresa: Monte Rojo que se especializa en el cultivo de rosas, siendo la mayoría de ellas de origen francés. "No soy el único que las cultiva, pero sí el único que las tiene clasificadas por su nombre, y eso me da un respaldo cuando las expongo", dice Sciandro, que se presenta regularmente en la exposiciones de la Sociedad de la Rosa de Montevideo y de Punta del Este y que ha actuado como juez en festivales del exterior.

El servicio que ofrece Monte Rojo para el cuidado de las rosas consiste en visitas periódicas a los jardines de los clientes, en las que orienta al jardinero de la casa en el mantenimiento de los rosales, así como de otros tipos de plantas.

Sciandro también se dedica al diseño, armado y rediseño de jardines. Explica que la demanda para construir jardines desde cero ha ido disminuyendo a medida que la edificación avanza en el balneario. Pero hay mucha gente que desea rediseñar sus jardines, ya sea porque adquirieron la casa recientemente o quieren renovar el paisaje. Las labores que implica armar un jardín son diversas, como nivelar y rellenar el terreno, colocar el césped, poner rocallas y plantar árboles y florales. Pero antes de llevar a la práctica estas actividades, el paisajista debe diseñarlo .

"Si me acuesto con un jardín en mi cabeza, me despierto con el diseño ya resuelto y armado, con los tamaños y los colores adecuados", explica María del Huerto Casañas, propietaria del Vivero Woodlands. Comenzó en 1978 como empleada de Catherine Coombs, una inglesa que impuso el estilo de jardines señoriales que hoy identifica al balneario. Coombs eligió a Casañas, que se había convertido en su mano derecha, como heredera del negocio.

COSTOS. Tanto Monte Rojo como Woodlands cultivan casi todas las plantas necesarias para construir los jardines. La empresaria Casañas afirma que le resulta más difícil hacer un jardín si tiene que salir al mercado a buscar las plantas.

El precio del armado de un jardín es difícil de establecer a priori, pues entran a jugar diversos factores. Depende de la cantidad, calidad y tamaño de las plantas que el cliente elija, si quiere mucha piedra o madera, etc. Según Sciandro, un cálculo que normalmente funciona es el siguiente: si se construyó una casa nueva, el propietario debería destinar aproximadamente el 10% de la inversión total para hacer el jardín.

Jaime Cohen, también dedicado al diseño de jardines, calcula que hacer un jardín de 1.000 metros cuadrados "bastante completo" puede costar unos US$ 8.000-10.000. Cohen trabaja en los jardines de Punta Ballena desde hace diecisiete años, continuando el negocio de su suegro, Juan Gabriel Ferreres, uno de los pioneros, junto con Otto y Di Pablo, en el negocio de la jardinería en el departamento. El empresario asegura que en la actualidad diseña un promedio de dos jardines por año.

La época en que se construye el jardín también determina, para algunos paisajistas, su precio. El propietario de Monte Rojo cobra más en verano porque tiene que pagar jornales más altos debido a la mayor demanda de personal en la zona. Por lo general, intenta que los clientes que deseen construir sus jardines en la temporada estival le confirmen el pedido a mediados de año. De esta forma se asegura entre seis y diez trabajos de creación para esa estación. "Ya no me enloquezco tomando veinte jardines, prefiero trabajar más tranquilo", admite el empresario.

Sin embargo, tanto Casañas como Cohen afirman que sus precios no varían según la época. Además, Cohen asegura que este tipo de labor normalmente no surge en verano, ya que no es la mejor época para plantar.

CLIENTELA. Los clientes de estas empresas son en su mayoría argentinos, uruguayos y algunos brasileños. Sciandro, además, trabaja con europeos que son propietarios de casas de veraneo o que se establecieron definitivamente en Uruguay. Algunos poseen chacras de hasta 30 hectáreas y desean que el parque se extienda por todo el predio.

En el otro extremo, hay clientes que viven en apartamentos y quieren hacer un "jardín" en los pocos metros de balcón que disponen. Los edificios de Punta del Este también demandan paisajistas para diseñar y construir jardines de sus entradas.

El trabajo de los paisajistas está muy vinculado con el del arquitecto. Todos coinciden en que lo ideal es que se planifique el jardín antes de comenzar a construir la casa. La ubicación de la vivienda, su disposición respecto al sol y el lugar de la piscina, si la hay, son factores que toman relevancia a la hora de planear el jardín. "Si el arquitecto y el paisajista no trabajan juntos y no tienen en cuenta esos aspectos, surgen problemas como un jardín dividido en dos o un parrillero sin privacidad", explica la propietaria de Woodlands.

MANTENIMIENTO. Otra tarea que los paisajistas realizan con frecuencia es el mantenimiento de los jardines. Sciandro lo hizo durante mucho tiempo, pero abandonó la labor puesto que hoy no puede competir con quienes, muchas veces sin ser del oficio, "salen al mercado con una cortadora de césped ofreciendo precios mucho más bajos". La propietaria de Woodlands también siente esta competencia pero, al igual que Cohen, realiza trabajos de mantenimiento porque representan una parte importante de sus ingresos fijos.

El empresario de Punta Ballena mantiene actualmente más de veinte jardines de la zona. Ese servicio consta de todas las tareas necesarias para conservar el jardín del cliente en perfectas condiciones todo el año. Cortan el pasto, barren, rebordean, limpian los canteros, combaten la maleza, se ocupan de aspectos fitosanitarios, podan, fertilizan, plantan, supervisan eventuales reparaciones de los sistemas de riego.

El costo para mantener un jardín de 1.000 metros cuadrados oscila entre 5.000 y 6.000 pesos al mes, según datos proporcionados por Cohen. El empresario cobra una cuota fija durante todo el año, pero la frecuencia de las visitas a los jardines varía según la época: en verano acude dos veces por semana, mientras en invierno lo hace dos veces al mes.

Las empresas de jardinería no operan con una gran cantidad de empleados fijos. Monte Rojo tiene tres, Woodlands dos y Cohen cuatro. En alta temporada o cuando están construyendo un jardín, contratan algún trabajador más, distribuyéndose las tareas según las habilidades del personal.

Los jardines son una carta de presentación del dueño

Los jardines de Punta del Este representan el estatus de su dueño. "El jardín es la parte del chalet donde se hacen las fiestas y donde muchas veces surgen o se concretan negocios. Son una carta de presentación para su propietario, semejante a lo que puede ser un Rolex o un auto lujoso", opina Octavio Sciandro. A través de estos predios donde los colores, las formas y los tamaños de la naturaleza se amalgaman brindando un paisaje bello y armónico, los propietarios demuestran su poderío económico. Otros jardines, mientras tanto, "crecen" con la residencia según las posibilidades del propietario: "hay gente que un año coloca el césped, el siguiente planta doscientos arbustos, luego agrega los árboles y más tarde planta cincuenta rosales, etc.", explica el paisajista, quien asegura que su empresa también accede a este tipo de trabajos "por partes".

Un factor determinante en el tipo de árboles demandados para los jardines es la cercanía del predio respecto al mar. La empresaria María del Huerto Casañas puntualiza que en los parques muy cercanos a la costa donde el viento los azota con mucha fuerza, las plantas de crecimiento medio como el pitosporo, el olivo de Bohemia, el formio y las plantas crasas como el aloe son las más pedidas. Los árboles con mayor demanda para estos espacios son araucarias excelsas y tamarices. Las rocallas que muchas veces se construyen en los jardines también se decoran con plantas en sus bordes, para lo cual se requieren especies como verdolagas, copetes, ageratos, dalias enanas, etc. Para los parques donde el viento es más calmo, las plantas de porte medio más vendidas son hibiscus, abelias, laureles y tibuchinas. El jacarandá, el liquidambar, el palo borracho y el ciprés calvo son, dentro de los árboles, los más requeridos para estas locaciones. Según Casañas, el precio de las plantas de porte medio ronda entre los $ 200 y los $ 500.

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