El software no debería patentarse

| Los tratados comerciales no estimulan demasiado a los productores de software, en virtud de que los programas ya se venden libremente, afirma el experto pero advierte que "la luz amarilla" está en las patentes y sus chicanas judiciales

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POR LAURA V. MELÉNDEZ| |

Su empresa acaba de ganar la licitación de la DGI para el desarrollo tecnológico de algunos subsistemas de gestión ¿Qué alcance tiene la adjudicación?

Artech siempre ha funcionado como una incubadora de empresas que después se independizan y siguen su camino. Este es el caso de Genexus Consulting, que fue la que se adjudicó la licitación. Esta empresa es la que se dedica al área de servicios de consultoría; la DGI está en un proceso de transformación enorme, no sólo por la aplicación de la reforma tributaria. Es un organismo que tiene claro que tiene que cambiar pero lo complejo es definir cómo hacerlo.

¿Hubo un llamado público?

Se dio una situación en la que las intenciones estaban claras pero había mucha incertidumbre respecto a la ejecución. La DGI venía siendo asesorada por la Agencia Tributaria Española, fundamentalmente en cómo aplicar el impuesto a la renta y, como parte de eso, lo relativo a la informática. Los españoles no pensaban que en Uruguay hubiera tecnología para manejar esas cosas, pero con el paso del tiempo la DGI, que ya era usuaria de Genexus, les fue mostrando las herramientas y encontraron muchos técnicos capacitados en tecnología moderna. A partir de ahí se decidió hacer un llamado alrededor de la plataforma Genexus. El punto clave es tener flexibilidad durante un proceso de transformación donde hay muchas cosas que deben ajustarse.

¿Cuánto tiempo estiman que durará ese proceso?

Los plazos los marca la aplicación de la reforma tributaria pero ya hay una serie de pasos que se están ejecutando.

¿Concretamente, qué es lo que hará Genexus Consulting?

Va a ayudar a la construcción del software. Este es un software a medida para las necesidades de la DGI. Nosotros actuamos como soporte de la gente que está definiendo y como ayuda en la construcción del software. Hay dos hechos que marcan un punto de inflexión en el proceso de la DGI. Uno es la posibilidad de exportar las cosas que se puedan construir y que la DGI fuera, además de un ente recaudador, un generador de tecnología para otras DGI del mundo.

¿La idea es armar una consultora propia al estilo de lo que han hecho UTE y Antel?

No sé cómo se implementará. Pero si los sistemas funcionan tan bien como se espera va a ser algo valioso que le va a interesar a otros países, así que puede haber una gran oportunidad para seguir exportando software uruguayo.

¿Y el otro hecho?

La industria del software en Uruguay ha cuestionado su relacionamiento comercial con el Estado. He reflexionado mucho sobre el por qué de eso y mi conclusión es que, cuanto más esté una empresa del Estado en un proceso de transformación o en competencia, más predispuesta está a contratar software local.

¿Por qué?

Porque una de las características del software uruguayo es que se ha adaptado bastante a las transformaciones. Esto tiene que ver también con que en la región hemos sido bastante inestables, tanto política como económicamente, por lo que el software se ha adaptado a manejar la incertidumbre. Afortunadamente, para nosotros, el mundo se mueve en un marco de mayor incertidumbre.

El año pasado, la expectativa de Artech era crecer 15% ¿Cuáles fueron los números finales?

El 2006 fue un año muy bueno para nosotros, y esperamos un 2007 bastante bueno. Una forma de medirlo es que estoy viajando cada vez más. Artech creció más o menos un 22%, y lo viene haciendo sostenidamente. Estamos contentos no sólo por eso sino porque las demás empresas asociadas a Artech también han crecido.

¿Cuáles son esas otras empresas?

Hay empresas en las que algunos accionistas de Artech tienen participación pero hay otras en las que no tenemos nada que ver. Por ejemplo, GxVision, que se encarga de sistemas de facturación por cable y que en este momento está trabajando para otras firmas que necesitan sistemas de facturación a usuarios, como telefónicas. Fue también un muy buen año para ellos. Otra es la que llamamos "la fábrica" que trabaja sólo con proyectos Genexus para clientes de Estados Unidos. En este caso esperamos un crecimiento del 100% en 2007.

Se ha hablado mucho de las exportaciones uruguayas de software. ¿Cuál es la cifra que debiera manejarse?

El dato exacto es difícil de tener pero a ojo creo que anduvimos en los U$S 150 millones. Y creo que para 2007 hay muy buenas expectativas.

¿La falta de profesionales calificados y de técnicos con perfil comercial sigue preocupando al sector?

La formación comercial es nuestro foco de mayor debilidad. En cuanto a la formación técnica estamos con desempleo cero que es bueno de alguna manera. Lo que está haciendo el Latu es un buen ejemplo y las universidades están encarando el tema. Hay que cuidar de que no se desvíe pero desde el punto de vista estratégico es eso. En la parte comercial no tenemos una historia de buena formación. En eso estamos mal y hoy es uno de los cuellos de botella para vender software en el exterior. Hay muy pocos ingenieros de sistemas con vocación o formación en el área comercial. Y cada vez que aparece alguno lo cuidamos como una joyita. Creo que hay que trabajar más en eso.

El otro tema sensible al sector es el de las licitaciones estatales...

Afortunadamente, eso está cambiando. Es mucho mejor la situación hoy que hace cinco años, aunque persisten ciertos reflejos que tienen más que ver con una concepción equivocada del mundo tecnológico: "Dado que no quiero arriesgar elijo al más grande de todos porque es lo más seguro". Y ahí es donde no estoy de acuerdo. En el terreno tecnológico el más grande no es el más seguro.

¿Ve una apertura en este gobierno?

En la medida que se necesitan más transformaciones, como en el caso de la reforma del Estado, mayores oportunidades tenemos nosotros.

Desde hace muchos años, desde filas gubernamentales se habla de la importancia del sector tecnológico ¿Cuánto hay de discurso y cuánto de realidad?

Hoy creo que hay dos o tres cosas que van a ayudar mucho. Una es el tema del gobierno electrónico, para lo cual se creó una agencia que manejará el relacionamiento entre el gobierno y los ciudadanos. Uruguay no estaba bien en eso y ahora se empezó a trabajar.

¿El país tiene la infraestructura adecuada -léase ancho de banda- para llevarlo adelante?

Como toda cosa compleja hay que hacer crecer varias cosas a la vez. La otra iniciativa del gobierno, que a mí me parece una cosa fabulosa, es el plan Ceibal, más conocido como el proyecto de una computadora por niño, surgido del MIT. El objetivo del gobierno es poder entregar a cada escolar un PC.

¿Le parece viable?

Creo que es una cosa extremadamente ambiciosa y viable. Ambas cosas a la vez. A mí personalmente me encantan los sueños grandes y ojalá que se puedan cumplir. Al mismo tiempo, como todo proyecto tecnológico está lleno de riesgos.

Más allá de los riesgos, es una iniciativa que puede llegar a cuestionar el destino de dineros públicos que van a una PC y no a un plato de comida...

Es increíble cómo la mayor parte de la gente dice eso. Primero, no todos los niños del Uruguay están en una situación de hambre, y en segundo lugar se les está dando una herramienta para el largo plazo.

¿Coincide con la visión de que falta quien salga a vender Uruguay?

Eso es otro síntoma de la debilidad que tenemos en el tema comercial. Tenemos un montón de cosas buenas que no estamos pudiendo comunicarlas.

¿En qué puede afectar al sector un TLC con EE.UU?

Generalmente no tenemos mucha relación con los tratados de libre comercio porque el software se comercializa de una forma razonablemente libre entre los países y no hay demasiada protección de las partes. Respecto de la propiedad intelectual tampoco hay demasiado problema porque somos creadores y cualquier cosa que nos proteja nos favorece. Lo que es complicado y discutido en el mundo es el tema de las patentes de software. Hay mucha gente que opina que el software no debería patentarse y yo estoy muy cerca de esa línea.

¿Por qué no debería patentarse?

Porque es tan difuso que podría patentarse cualquier tipo de cosa. Normalmente esto termina en grandes firmas de abogados que compran patentes y litigan; ganan su plata haciendo juicios sobre las patentes. Por eso, cuando me hablan de tratados de libre comercio donde prendo la luz amarilla es en el tema patentes de software.

perfil

Nombre: Nicolás Jodal

Cargo: Vicepresidente de Artech

Edad: 46

Estado Civil: casado, cinco hijos con edades que van desde 23 a 2 años.

Es Ingeniero en Sistemas, egresado de la Universidad de la República, pero acusa "algunos posgrados en la universidad de la calle". Por su trabajo, pasa gran parte de su tiempo viajando y se ha convertido en un gran "paseador de libros" ya que en lugar de estimularlo a leer los vuelos le dan sueño. Cuando viaja por negocios no tiene mucho tiempo para conocer y está permanentemente conectado.

Abrazó el golf como deporte pero sin dejar la adrenalina del automovilismo, disciplina que cultiva con relativo éxito.

negocio.

Artech creció 22% en 2006 y superó sus expectativas

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