El gremio del pirata es muy sacrificado

| Cada noche es una historia distinta de sexo, burbujas y dólares. Casi toda la gran farándula porteña recala allí por las noches. Un emblema actual del "porteño piola".

Compartir esta noticia
Souvenirs. El rincón dedicado al habitué número uno. 500x295
Souvenirs. El rincón dedicado al habitué número uno.

Un lugar lleno de mujeres bonitas, muchas de ellas operadas, hombres que fanfarronean y sólo les falta el parche de pirata, un feudo que abunda en celebridades frívolas, amantes de la doble o triple vida. No es Argentina, aunque se podría decir que es una alegoría perfecta: se trata del cabaret más famoso de Buenos Aires. Se llama Cocodrilo.

Al frente del negocio está Omar Suárez, un hombre de 39 años, muy "canchero", famoso por ser íntimo amigo de Diego Maradona y apenas amigo de Nadia Epstein, la "mala" de Gran Hermano. Hace 13 años es el dueño del cabaret. O boliche, como él prefiere llamarlo.

Para Suárez, la clave del éxito de Cocodrilo -un personaje más en los programas de chimentos- es la heterogeneidad de su oferta. "Traté de buscar que venga el tipo con la esposa, una pareja, que venga una mujer sola a bailar, chicas en grupo para una despedida de soltera, que vengan tipos a arreglar un negocio. Cuando lográs esa mezcla, sumado a tipos que vienen y hacen su historia, está bien. Les ponemos onda con shows, fiestas, y logramos que el que viene a Cocodrilo pueda decirlo y no queda pegado por ahí".

Después de conocer el lugar se puede dar fe que es cierto que van "tipos a arreglar un negocio", dado que abundan los hombres con la corbata en la cabeza como si fuera una vincha y la camisa por fuera del pantalón. Es muchísimo más difícil descubrir una pareja o una solitaria (y despistada) mujer que haya ido a bailar.

Si hay algo que no pasa inadvertido en el lugar es el caño que está detrás de la barra. Alrededor de ese caño se mueven las bailarinas y strippers contratadas por Suárez. A los hombres, acodados en la barra, les basta con alzar la vista para tener acceso al cuerpo entero de las bailarinas, cubiertas apenas por una tanga minúscula a la que llaman "hilo dental". Algunas,terminan en topless y esperan una propina a cambio.

Suárez explicó que el caño es el entretenimiento más utilizado en las despedidas de solteras. Está convencido de que la principal fantasía de una mujer común hoy es bailar en un caño, al punto que la técnica del cabaret ya se enseña en las mejores academias de baile porteñas.

Pero Cocodrilo no es sólo el caño, aclaró. "También es las burbujas del champagne". Suárez sólo toma champagne francés. Su encargado le sirve una copa tras otra. Parece que las burbujas del champagne de Cocodrilo "te desinhiben más que en cualquier otro lado". La botella de champagne cuesta 140 pesos argentinos, 1.162 uruguayos.

Suárez afirmó que las mujeres que van solas (el día de la visita, el feriado del 1° de mayo, no había ninguna) no se escandalizan al ver mujeres casi desnudas, con "hilos dentales" en lugar de bombacha, o incluso jeans, como en cualquier boliche. "Nuestros shows no son exhibicionistas, son artísticos, bien logrados, con profesionales del baile. Una noche te podés encontrar con `Pocho` La Pantera, otro día al transformista Mariana Arias haciendo un show de plumas, otro día un grupo de cumbias cantando". Esa noche le tocaba a Mariana Arias, que se llama igual que la actriz pero es un travesti (transformista, dice él) que tuvo un papel en Tumberos.

Los que nunca entraron corrían el rumor de que la entrada costaba 50 pesos argentinos (415 uruguayos), pero Suárez dice que no cobra entrada. Cobra una consumición mínima de 30 pesos (250 uruguayos) que adentro la puede canjear por un vaso de whisky o una lata de cerveza. A los turistas que compran la entrada a Cocodrilo en paquetes se les cobra 50 pesos, pero con ella pueden tomar una copa de champagne, o juntar tres entradas y tomar una botella de la misma bebida que toma el dueño.

Las chicas que van llegando a las dos de la mañana no pasan a su camarín a cambiarse sin antes pagar peaje besando a Omar Suárez. Y a él le encanta. Le da un beso a una, unos mimos a otra, le pasa la mano por la espalda a una tercera.

Cocodrilo es uno de los lugares preferidos de los famosos argentinos, sobre todo hombres. El número uno se lo lleva Maradona, por lejos. Hay más de 40 fotos de Suárez junto a Diego, como le dice: está de barba, sin barba, con un mechón amarillo, en forma, gordo, de rulos, y más gordo. "Diego viene acá y lo dice públicamente, y la gente sabe que viene, toma algo y comparte una noche con amigos", se jacta Suárez. Es un invitado de la casa que nunca paga sus copas, el propio dueño y los hombres del lugar se pelean por invitarlo.

En el segundo piso de Cocodrilo hay autógrafos de Maradona, firmas en una pared, un mural del "Diez" pintado a tamaño real, zapatos de él, llaveros, chancletas con su firma, pelotas de golf, camisetas. "Él siempre fue fiel a mí. Será porque nunca le pedí dinero, y cuando fui a visitarlo a Cuba me pagué todo yo".

Pero Diego Maradona estaba internado el día de la visita, y por eso esa noche no iba a poder concurrir. Tampoco "Rafa" Di Zeo, el líder de la barrabrava de Boca, por estar preso.

Abajo, detrás de la barra, hay fotos de decenas de famosos, casi todos futbolistas. Están Ariel Ortega, la "Brujita" Verón, Bruno Marioni, el español Cañizares, David Trezeguet, entre tantos otros, el boxeador Roberto "Mano de Piedra" Durán y "La Hiena" Barrios, el cantante Bahiano, Andrés Calamaro, el grupo Maná y muchos más. Nazarena Vélez hizo shows en Cocodrilo, estuvo Marixa Balli, Beatriz Salomón y la "Coca" Isabel Sarli es habitué y amiga personal de Suárez. Hasta hay una foto de ¡Mirtha Legrand! pero no fue sacada en Cocodrilo.

"La gente sabe que más allá de que es un cabaret, puede venir a pasar un momento grato", insiste él.

-¿Cuánto puede costar estar con una chica?

-Yo quisiera creer que lo que decís no se cumple, que las chicas que vienen acá no hagan "eso" por dinero, pero todo depende de la chica, del cliente también. Como no es mi negocio, no me meto.

-Usted sabe que hay chicas que se prostituyen.

-No sé si la palabra es prostitución…

-Si tienen sexo por dinero, ¿cómo se llama?

-Por ahí aceptan algún regalito… Pero prefiero que quede ahí, en el imaginario de la gente. Vienen muchas chicas a buscar regalitos, pero esto está abierto al público en general. No hay control ni llevo una estadística.

-Pero trabajan para usted…

-No, no. Este es un lugar donde vienen chicas de distintas clases y que hacen de su vida lo que quieren. Puede venir una famosa, una artista, una bailarina, como pueden venir diez chicas a una despedida de soltera, como pueden venir chicas que por irse con un tipo piden algo a cambio…

-¿Y a usted no le dan un porcentaje de esa salida? ¿No le dan nada?

-No, no. Está comprobado. Es otra de las cosas que explican los éxitos de Cocodrilo: no está manejado como un prostíbulo, ni como nada que se le parezca.

-No entiendo. Si es así, usted está ofreciendo su lugar de trabajo gratuitamente para que ellas trabajen…

-No. Es erróneo el concepto. Yo tengo un local donde se hacen shows todas las noches, donde hay espectáculos artísticos, y viene gente de todo tipo. Yo no me voy a poner a discriminar qué vienen a hacer, con su vida hacen lo que quieren. Después, el único negocio nuestro es vender consumición en el bar, atender bien a la gente para que el cliente vuelva.

Con el grabador apagado estalló: "¡Mirá lo que querés que te diga! ¡No puedo decirte eso!". Pero después, volvió a decir que no tiene nada que ver con las chicas que alquilan amor.

Bailarina clásica

Any, de 33 años, mide 1,65 (con tacos), es rubia, de ojos claros y voluptuosa. Se define como bailarina y stripper. Baila arriba de la barra, en el caño. Hace sólo dos meses que está en Cocodrilo, pero antes trabajaba en otro cabaret. Es una representante de lo que Suárez definió como "profesionales del baile" porque es profesora de… danza clásica. A su marido no le molesta que termine en topless para delirio de los hombres.

Dijo que se dedica a esto por su amor al baile, que le encanta lo que hace y no reniega de su labor. "Es cierto que no estudié para stripper sino para danza clásica, pero me gusta, no me avergüenza".

Any no dejó de dar clases de baile ni de fitness. Algunos alumnos varones, incluso, han venido a verla sacarse la ropa en Cocodrilo. Después van a la clase, como si nada. "Acá me ven con un poco menos de ropa, pero si vas a un gimnasio en verano hay chicas con `shortcito` y top, así que es casi lo mismo".

No tiene una mensualidad fija como bailarina, sino que depende de la cantidad de shows que haga en el mes, pero suele ganar de 2.000 pesos argentinos en un mes bajo a 4.000 en uno bueno (de 16.600 a 33.200 pesos uruguayos). Le tocó el turno y se fue.

En una esquina de la pista estaba el boxeador Jorge "Roña" Castro con su mujer y otra pareja amiga. Estaba borracho, pero recién eso se evidenció cuando la transformista Arias hizo su número y lo llamó al micrófono. A "Locomotora", el otro apodo que tiene el integrante de Gran Hermano Famosos, se le trabó la lengua cuando quiso saludar a su amigo, que cumplía años.

Suárez, entre champagne y champagne, toma el micrófono y conduce la noche. Pide que los presentes voten a Castro para que no se vaya de la casa de Gran Hermano, y anuncia que la semana siguiente llegarían a Cocodrilo las vedettes Florencia de la V y Eliana Guercio para festejar los 14 años del "boliche".

Regalitos de 300

Morena tiene 20 años y se destaca por menear la cola. Hace diez meses que viene a trabajar a Cocodrilo, y antes era panadera. No tiene hijos ni pareja, y tampoco empacho en decir que hace esto por dinero, no por necesidad. Estar con ella 15 minutos cuesta 200 pesos argentinos (1.160 uruguayos), pero el interesado tiene que pagarle un trago de 50 pesos (415) en la barra.

-Y eso es la ganancia de Omar Suárez, ¿no?

-Sí, claro. Yo lo tomo o no, pero vos tenés que pagarlo aparte. Pero los 200 son para mí.

Nada de "regalitos", ella acepta dinero. Y Suárez obtiene 415 pesos uruguayos por cada chica que sale.

Barbie, de 23 años, y Romina, de 22, son las más requeridas por los varones que se acercan a preguntar tarifas. Son como dos conejitas de Hugh Hefner -rubias, lolas operadas, ojos claros, muy maquilladas-, con la diferencia que la primera cobra 300 pesos argentinos (2.490 uruguayos, más los 415 del trago) y mide 15 centímetros menos que Romina, que cobra 200 más la copa, y no está nunca más de tres minutos en la pista.

Barbie, rubia a la fuerza, se llama Bárbara y dice que también llegó a Cocodrilo por el dinero. No se escucha entre las prostitutas VIP argentinas el manido discurso de "lo tuve que hacer por mis hijos". Barbie, como Morena, Any o Romina, no tiene hijos. Ella sí aclara que se dedicó a lo que hace por sus padres, que no vivían bien.

Ahora viven muuuuy bien. La nena, que cobra casi 2.500 pesos uruguayos la salida y tiene por lo menos un par por noche, va "casi todas las noches" a Cocodrilo. No quiso decir cuánto gana en un mes: "sacá las cuentas". De acuerdo: Barbie gana unos 30.000 pesos uruguayos por semana, 120.000 al mes, si concurre seis días a la semana con un promedio de dos salidas.

Muy distinta es la situación de Luis, el hombre que trabaja toda la noche adentro del baño masculino, limpiando los retretes y vendiendo condones y chicles.

Hace diez años que trabaja en el cabaret y dice que está tan "harto de ver culos" que cuando sale de vacaciones con su mujer no quiere ver ninguno. Cobra "como un albañil o un pintor", dijo, y después especificó: 15 pesos por día, seis días a la semana. Gana 747 pesos uruguayos por semana, menos de 3.000 por mes.

"Y cada tanto, cuando está tranquilo acá, puedo salir y caminar por la pista entre las chicas… ¿No precisás un condón?"

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar