Esta esquina es clave, es peligrosa, pero… está tranquila. ¡Vamos a provocarlos! Jeje", bromea el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, "la" estrella de su departamento durante el quinto Pilsen Rock. Va en su coche oficial con chapa número uno en el asiento del acompañante y se refiere a la esquina de Rivera y Manuel Oribe, donde un grupo de jóvenes cantaba, saltaba y agitaba banderas en la previa del comienzo del festival.
La plaza Independencia estaba tranquila a esa hora del viernes porque en esa pasada no reconocieron a Vidalín. Cinco minutos después, el auto oficial manejado por el "Pampa" Morena -un fiel ladero del héroe- volvió a pasar por la esquina en cuestión. Morena ya había conseguido cambio en monedas para darle a los pedigüeños rockeros. El primero que reconoció al intendente hizo cundir la alarma: "¡¡Vidalín!! Vamo` arriba Vidalín! ¡Arriba el Pilsen Rock, es lo mejor que hay, eh!". "Una monedita pa`l vino, intendente, usted puede". Atrás vinieron muchos más.
Las muestras de afecto y pedidos de solidaridad al jefe comunal son cotidianas pero se exageran durante el fin de semana del festival. Y como dicen, hay amores que matan. Unos 20 adolescentes y algún que otro adulto, llevados por el fervor, el vino y el canabbis, empezaron a zarandear el auto de Vidalín mientras lo alentaban. Él sonreía.
En el asiento de atrás se sentía como dentro de una cuna que estaba siendo mecida, o como en un bote. De pronto, algunos jóvenes, exaltados, decidieron probar la carrocería del coche. Unos le pegaban patadas a las puertas traseras; un par se trepó al capó y al techo del auto, hasta que uno se resbaló y astilló por completo el parabrisas.
La cara de Vidalín era un poema. Parecía que se iba a transformar en Hulk, pero a último momento se contuvo, prefirió quedarse en el auto pero increpar al muchacho. Optó por rezongar como lo que es, un docente: "Ah no, eh… ¡acá uno se portó mal!", gritó. Los muchachos se reían compulsivamente, uno de ellos le pidió disculpas por las molestias causadas, otro le susurró que el maleducado era un argentino "que viene a meter lío" y un tercero le prometió que si lo ayudaba con plata, le tranquilizaba a la barra.
El auto siguió. Media cuadra después, el intendente municipal explicó que prefirió no bajarse porque iba a ser peor: "si tenía quilombo con ese, saltaban 15 a defenderme".
Había pasado el temblor, y el Pilsen Rock todavía no había empezado.
Vidalín ya lo había advertido: el viernes de noche y el lunes al mediodía son los días más complicados. Sin música en el escenario formal, aquellos con abundancia de ocio, no saben qué hacer. Y aparecen las reacciones fuera de lugar.
El síndrome Baño del Papa
Después de quitarle trascendencia al episodio, se imponía la recorrida de rigor por la ciudad, para ver cómo iban las cosas. Vidalín saludaba desde su auto a cada muchacho, chica o vendedor ambulante en la vereda: "¿Cómo andan?" "Pórtense" o "¿Qué dice la barra?". Pronosticaba a quién le iría bien y quién padecería el efecto Baño del Papa. "Los de la calle Oribe van a hacer plata, éste acá frente a la terminal también... éste no, éste se clava con toda la mercadería", auguraba.
La entrevista con el hombre más popular de Durazno y, sin dudas, del propio festival rockero más importante del Uruguay, comenzó como sin querer, como hablando de bueyes perdidos. "Esto es paz", dijo mientras veía unos muchachos caminando y bebiendo del pico de una botella, sin hacer alharacas.
La pregunta era inevitable: había pasado la medianoche hacía rato y los jovencitos compraban alcohol en kioscos callejeros como si nada, ignorando la ley que lo prohibe. "¿Qué querés que te conteste? Mirá, los comerciantes de Durazno la hacen toda este fin de semana, y con la plata tiran hasta las fiestas".
Morena, encargado de filtrar las llamadas a Vidalín, le pasa el teléfono sólo cuando el jefe comunal acepta. Si es una radio aunque sea de un paraje lejano siempre dice que sí; si es un político o empresario, depende.
Al ver sobre la ruta a los inspectores de Bromatología se detiene a hablar con ellos. El doctor Gustavo Noguera y sus inspectores Francisco Carrocio y Julio Viera explican que se licitaron 80 puestos ambulantes y todo estaba en orden. "Hasta ahora no hemos requisado mercadería, no nos ha pasado", explicó Noguera.
Otra llamada a un teléfono que ardería todo el fin de semana: "¿Cómo anda, ídolo? Ok, vamos para ahí", le dijo a su interlocutor. "Es el Peti", aclaró al cortar. Explicó que íbamos para el local de Adeom y pensamos que la reunión era con ediles. Pero no, era Orlando Pettinati, y acudíamos a una cena con empleados de Radio Futura, encargada de la transmisión oficial del evento y de la que el conductor es gerente.
Tras el cordero con ensaladas, el intendente propuso meterse entre la gente, pero esta vez, caminando, como uno más. Al otro día, atendiendo a una estudiante de periodismo diría: "Estar entre los jóvenes es para darles el gusto. No sé cuál es el concepto que existe de los gobernantes o de los políticos en general. Es como de una casta, de alguien que está en un pedestal. No es mi caso: yo me siento uno más y hago lo mismo que haría cualquiera de ellos. En este caso trato de mimetizarme con los jóvenes como un elemento de contención".
Había decenas y decenas de gurises bebiendo vino cortado o cerveza en la calle, escuchando música y cantando. Cuando lo ven a Vidalín entran en shock: es como si vieran a una estrella de rock. Hace dos años, incluso, subió al escenario junto a Hereford con una guitarra al hombro y amagó con puntear alguna nota.
Todos le piden una foto, y él no rechaza ninguna. Fotos como si estuviera tomando cerveza, mirando alguna chiquilina, sosteniendo banderas. Siempre sonriendo. Otros chicos que lo ven a lo lejos corren para tener la figura repetida del festival: la foto con Vidalín.
Los que le gritan "¡Cacho!" o "¡Cachito!" son lugareños, los que exclaman "¡Carmelo!" o el más formal "¡Vidalín!" son forasteros.
Una barra lo pone en el medio y gritan al unísono: "¡Se siente, se siente, Carmelo presidente!" Están informados de sus aspiraciones. Hay que estar cerca de él para ver la euforia que despierta este dirigente blanco, con actitudes de caudillo y discurso siempre políticamente correcto. Tiene cosas de Benito Nardone y del "Pepe" Mujica, aunque admira a Luis A. Lacalle. Los jóvenes no saben nada de eso, sólo que tuvo mucho que ver con la gestación del Pilsen Rock hace cinco años, la fiesta pagana que ellos precisaban para celebrar.
Conciente de su popularidad, desafió al día siguiente, mientras esperaba su tripa gorda con palmitos y remolachas: "Te voy a llevar a caminar por Montevideo y vas a ver que es igual... Por eso quiero ser presidente".
-¿Lo dice en serio?
- Voy a ser presidente de la República.
-¿Por qué está tan seguro?
-Todas las cosas tienen su tiempo. Este es mi tiempo: dedicación, esfuerzo y humildad, aunque manteniendo la convicción de lo que uno pretende alcanzar. Yo tengo metas a corto, mediano y largo plazo. Quiero ser presidente de los orientales en 2010, con el apoyo de mi partido. Este gobierno actual, con el que mantengo una buena relación y frente a quien trato de constituirme en una oposición constructiva, tiene gente que está en edad de buena consejera, ocupando un buen lugar en el Senado le estaría siendo más útil al país. Yo estoy en la edad de trabajar y aportar.
-¿Y cree que aporta más desde dónde?
-Desde lugares ejecutivos, no legislativos. Me gustan los cargos ejecutivos, me he formado para eso: en la Universidad de la República; en la Universidad de Haifa; en Alemania; en la Universidad de Los Andes o en la Nacional, ambas de Colombia. He estudiado para la administración pública y me he formado en la más importante de las universidades que es la del boliche y la de la vida. Siempre logré todo en base al sacrificio de mis padres y al personal.
La noche del viernes, para el jefe comunal duraznense y potencial presidenciable, terminó cerca de las dos de la madrugada.
Compañero Cacho
A las 10 de la mañana del sábado se fue hasta un local que era una guardería Caif y que será un hospedaje para funcionarios municipales, con cuchetas y baños claramente identificados por género: celestes para los varones, rosado para mujeres. Cuando llegó la escribana la piropeó: "Acá llegó lo que me alegra la mañana… Usted tiene que ser mi secretaria", sugirió fanfarrón. Esa galantería de seductor estaría avalada por su señora, María, aclaró en otro momento. Hay cierta complicidad entre el profesor de Filosofía y su ex alumna, su esposa desde hace 20 años. "Ella me conoció así. Me muestro así en todos lados, tal como soy".
A la hora del discurso habló el presidente de Adeom Durazno, el edil comunista Raúl Curbelo, y después le tocó a Vidalín. Agradeció a los medios (le encanta hacerlo), se complació de ayudar a sus empleados ("soy de la teoría de que si mantengo a mis obreros felices, me van a rendir más y protestar menos") y en un momento sostuvo que se siente "un compañero más" de sus funcionarios. Curbelo hizo un mohín burlón.
Firmó el comodato que leyó en voz alta la escribana y volvió a su despacho, a media cuadra. Ahí atendió a Jimena, la estudiante de periodismo de la Universidad de Montevideo. "¿Quieren café con viagra?", invitó.
Un minuto antes atendió un par de chicas que entraron para pedirle entradas para el Pilsen Rock. Él agarró un talonario y les dio tres. Lo habían llamado desde Pando al celular para pedírselas. "Todo el mundo tiene mi celular", se ufana. Parece que es un número fácil.
Horas después lo llamó un hombre de 82 años para decirle que este año no iba a poder ir al concierto de rock porque su hijo de 56 no lo dejaba.
Pero como no todo es Pilsen Rock, recibió al empresario Luis Solari, del consorcio Norte-Sur S.A., que vino desahuciado a pedirle ayuda porque había seguido todos los pasos de una licitación y la burocracia lo frenó al llegar al Ministerio de Vivienda. Le pidió su celular a su secretaria, llamó al director nacional de Vivienda, Gonzalo Altamirano, y le dejó un mensaje al viceministro, Jaime Igorra.
Cuando Solari se fue, parcialmente consolado, hicieron entrar a una mujer en crisis. La señora no tiene trabajo y su marido ha dejado de cobrar su salario de policía por problemas psicológicos. La mujer estaba a punto de llorar. Vidalín le dijo: "¿sabés que tenés un gran marido? Es una gran persona, yo le quiero conseguir trabajo. ¿No tenés plata? ¿Precisás ahora mismo?" Sí, precisaba. Él escribió algo en un papel y aparentemente puso un billete dentro. Llamó a Domingo Boquiardo, su hombre de confianza, y le dijo que "si sobra alguna canastita, vaya a parar ahí".
"Esta es la otra cara de ser intendente. No son todas flores. De estas tenés miles". Todos lo "manguean", como él dice, pero se reconoce como un gran "mangueador".
El despacho de Vidalín -imponente cuadro del desembarco de los 33 Orientales, retrato de Cristo, fotos con Lacalle y Tabaré Vázquez, otra con sus hijos; piso moqueteado y baño privado detrás de su sillón- es un desfile de gente. El que entró sin golpear es su colega de Flores, Armando Castaingdebat.
Mientras Vidalín atendía una llamada de una FM del interior, el jefe comunal trinitario hizo confesiones. "Con esto del Pilsen Rock hay una delgada línea entre la armonía y el peligro: guachos que mean las puertas de la casa, que largan el chivo por cualquier parte, que acampan en las plazas. Creo que Flores no está preparado para eso, quizás por eso no funcionó el festival Flores en Diciembre. Acá deben haber 60.000 personas", estimó, bajando a tierra sin querer los cálculos entusiastas de Vidalín que había dicho que "hay un piso de 100.000 y un techo de 200.000".
Cuando cortó, Vidalín insistió con que el extraño recibimiento a su auto en la noche del viernes fue un incidente puntual, protagonizado por unos pocos y estaba convencido de que fueron argentinos.
Otra recorrida más por la ciudad, el sábado al mediodía: Casteingdebat era el chofer, Vidalín acompañante. Los gurises saludan con gritos a Cacho, a Carmelo o a Vidalín. "La gente ya no vota a los partidos políticos, vota a las personas", reflexionó el hombre idolatrado. Cuando vio un puesto que llamaba a firmar para derogar la ley de caducidad, se enojó: "mirá estos pajeros, me vienen a hacer política acá… Estos zurdos aprovecharon la volada".
Y lo que él hace durante el Pilsen Rock, ¿no es política? "Puede ser, pero discrepo con el embanderamiento. Trato de separar estos festivales de mi actividad política. Si bien yo sé que esto me genera un rédito político -no soy tonto-, es el premio a una apuesta frente a otros que no arriesgaron. Trato de deslindarlo de un fin político. No le doy un perfil político al rock o al certamen de mimos y estatuas vivientes".
"La sumatoria del rock, el folklore, los mimos, las llamadas, la movida tropical, la llegada de universidades privadas, los talleres de artes plásticas, de danza y conjuntos de cámara: todo eso implica cultura. La cultura a la que apuesto me da rédito político. En este país la mayoría de los integrantes del sistema político dejan de lado la cultura. Los pueblos que dejan de lado la cultura nunca alcanzan la meta que se proponen", sentenció.
La hora de la verdad
Tras el almuerzo se fue hasta las vías del tren a esperar el malón de jovencitos que llegaba a Durazno. Para la ocasión le mandó a su hijo Martín que le comprara una remera del Pilsen Rock, y se la puso. Tiene el 5 en el pecho formado con imágenes de líderes de bandas de rock y gente del público.
Un joven le dijo que se moría si aceptaba ponerse su peluca rubia para la foto. Y Vidalín se la colocó para el flash.
Después de la bienvenida, invitó a ver el partido Uruguay-Bolivia a su casa. Presentó a María, a la perra recién operada e invitó un café. Pronosticó un 6 a 0 (estuvo cerca). Insultó a Forlán por un gol errado.
Vidalín llegó al backstage del festival a las 19.30. Un allegado le presentó al vocalista de la banda Silverados. El joven frontman lucía una remera roja con la leyenda: "Cacho presidente, Gonza senador". Y Cacho siguió en plan sociales: quería saludar a los chicos de Malacate. Le daba la mano a los varones y beso a las damas; todos se miraban y se reían.
Pidió que le presentaran a Roy Berocay, periodista, escritor y líder de La Conjura, porque quería confirmar si se trataba de un compañero de la infancia que se llamaba igual. Cuando quedaron cara a cara, Berocay le dijo que no era esa persona. "Igual me presento", dijo el jefe comunal.
Un funcionario municipal le comentó que había cuatro familias evacuadas por las lluvias y fueron derivadas al estadio Landoni. Serán las que recibirán una vivienda municipal cuando acepten el derrumbe de sus hogares inundables. "Es pelo a pelo, sino, no les doy casa". En realidad fueron 56 personas afectadas por las lluvias del viernes 12.
"¿Vamos a la cancha?", sugirió. Y se metió entre la gente en pleno festival. La misma historia de siempre: todos querían una foto con el intendente. No podía avanzar cuatro pasos sin fotografiarse con algún grupo de jóvenes. ¿El recital? Bien, gracias.
Miró una cámara filmadora de frente y dijo "¡Zás!", para un programa del interior. Después, se puso entre dos promotoras de papas chips y masticó una con la bolsa de papas al revés, escoltado por las chicas, .
A las 21 horas dijo: "vení, vamos a Vietnam". Vietnam eran las carpas de la Cruz Roja, donde atendían a chicos con intoxicación alcohólica o de drogas, según explicó un médico. Hasta esa hora habían atendido 150 personas; al final de la noche fueron 300.
Los doctores tampoco aguantaron la tentación: se sacaron una foto con el hombre del fin de semana.
Arrancó Bersuit y Vidalín se malhumoró con la arenga anti-papelera del "Pelado" Cordera. "A éstos no hay que traerlos más, fue un error", opinó. Al menos se reconfortó al saber que parte del público abucheó la oratoria del líder del grupo argentino.
No comentó nada de los incidentes con bombas molotov y botellas a la entrada del festival, cuando unos 400 jóvenes pretendieron ingresar sin pagar y fueron reprimidos con balas de goma y gases lacrimógenos. Al otro día dijo que siempre estuvo enterado al instante, pero prefirió el silencio para poder reflexionar qué decir.
"Fue un grupo minúsculo de inadaptados, un 0,0 y algo por ciento, frente a una enorme mayoría que disfrutó con responsabilidad", fue su evaluación.
¿No firma?
A las nueve de la mañana del domingo 14, unos jóvenes desayunaban cerveza en la plaza Sarandí, frente a la intendencia. Vidalín salió a la vereda a saludar jóvenes y un par se le acercó para preguntarle si quería firmar contra la ley de caducidad. Cacho hizo un silencio y luego solo dijo "no". Se fueron tentados de la risa.
Recién llegaba a su despacho. Venía de una reunión de la Comisión de Seguridad del espectáculo. Entre todos evaluaron los incidentes de la noche anterior, a los que se sumaban el robo de un auto con secuestro incluido. Fernando Ambrosio y un amigo estaban durmiendo en un auto cuando a las seis de la mañana fueron encañonados y obligados a permanecer en el coche, con las manos atadas. Los oportunistas se llevaron el coche y arrojaron a los muchachos en un bañado, en las afueras de la ciudad. Los ladrones fueron detenidos a la noche en Cerro Largo. Además, un coracero y su caballo fueron heridos.
"Si pasa algo, para la sociedad soy el primer responsable. Lo tengo claro. No obstante, hemos aceptado la participación del Ministerio del Interior, el de Salud Pública y el de Turismo, cada cual en el rol que le corresponde. Y les estoy muy agradecido", dijo.
Sabe que de suceder una desgracia, puede ser el Aníbal Ibarra -el intendente porteño que perdió su cargo por la tragedia en Cromagnon- uruguayo. Tal vez por eso, el domingo le dijo a El País que estaba indeciso sobre una eventual sexta edición del Pilsen Rock en su departamento. Que algunos cientos pusieran en peligro la seguridad de miles lo había llamado a la reflexión.
Al mediodía se prendió a la idea de pasear en su moto para las delicias del público del evento, pero su hijo mayor la tenía en el taller mecánico. Su camarada Morena habló con un puñado de metaleros que habían llegado para ver el show de Rey Toro y entonces se subió a una muy parecida a la que usó el "Che" Guevara cuando salió a recorrer el continente.
Lentes de sol y pose motoquera para flashes, delirio y cámaras testigo; vueltita a la manzana, fotos con una remera metalera, y aplausos a granel.
-¿No se ha puesto a pensar que el identificarse tanto con el Pilsen Rock puede ser un arma de doble filo? Me refiero, por ejemplo, a los que piensan que usted es un payaso por ponerse una remera del Pilsen Rock y que se suba a una moto chopera.
-Lo he valorado personalmente, en el seno de la familia y lo he valorado políticamente. Ese elemento de la vestimenta o la mimetización con los jóvenes: es para contenerlos. Quiero que me vean como un igual, pero como capitán del equipo, sin estar en un estatus social superior. Eso me permite manejar situaciones difíciles. Pero este Pilsen Rock, así como tiene cuestiones beneficiosas o positivas, puede tener de las otras. Un ejemplo ilustrativo es lo que pasó en Cromagnon, donde una sola chispa abrió una suerte de estímulos desencadenantes que produjeron situaciones de angustia, de dolor y de muerte y con consecuencias para un gobernante por el hecho de ser la cara visible de la ciudad. Eso lo tengo muy presente.
El sábado Vidalín contestó con evasivas a la pregunta de si asumía que tenía un estilo populista de hacer política. Dijo que siempre fue así, mucho antes del Pilsen Rock, cuando era sólo Cacho.
Al otro día, cuando eligió ir en la motocross de su hijo mayor al Parque de la Hispanidad, luego de pasearse por el centro ("vamos a hacer un poco de circo"), en determinado momento no tuvo más remedio que confesar: "Y sí… soy populista, jeje".
El presidenciable
Aqui un fragmento de una larga entrevista con Carmelo Vidalín. Porque no sólo de Pilsen Rock vive este hombre.
-Usted dijo que no quería politizar el festival...
-Hemos visto pocas o ninguna bandera. Para mí sería muy fácil chiflar y que aparezcan miles de de banderas. No se debe confundir el fenómeno social con la política.
De acuerdo: si usted chifla vendrán cientos de banderas celestes y blancas, pero otro chiflará y seguramente aparecerán más tricolores. Y le opacarían la fiesta al anfitrión.
-En este fenómeno social eso no pasaría. En el pasado sí, en la primera edición había banderas políticas de esas.
"El gobierno tiene que ser menos soberbio y escuchar más a los partidos tradicionales, porque fueron los que hicieron el país. Tiene que corregir su rumbo en la seguridad, en la educación y la salud. Hay que crear políticas para detener la emigración de los jóvenes, para que no se sigan yendo", evaluó el sábado Vidalín.
Esa noche a las tres de la mañana se despertó y tomando yogur (se declara "lácteo-adicto") recordó algo que le preocupa: el tema de las relaciones laborales. "Empresariado, obreros y Ministerio de Trabajo: esa relación tripartita me preocupa. Soy técnico en Relaciones Laborales, egresado de la Universidad de la República, por tanto opino con propiedad".
"El país está viviendo un momento de bonanza económica espectacular. Me imagino lo que hubiera sido una coyuntura de bonanza económica en un gobierno del Dr. Lacalle. ¡Mi Dios!".
Vidalín se define un hombre de centro, de centroizquierda o centroderecha "según el momento", dijo una vez; "según el contexto", dijo otra. "Si pensamos en los años 60 o 70 de mi país, me ubico a la derecha; si tomamos la izquierda europea como un PSOE o una Tercera Vía, o la izquierda de Chile, me tiro para ahí".
Y a propósito de la década de 1960, opinó que "el sistema político no ha hecho un mea culpa con respecto a su actuación de esos años. Se lo hemos exigido a los tupamaros y a los militares, pero los políticos tenemos que bajar del pedestal y reconocer errores", dijo.
Finalmente confirmó que aunque Lacalle cambie de opinión y se presente como candidato a presidente, él igual se presentará.
Ayuda a medios
El edil colorado edgardo lerena ha acusado al intendente de Durazno de pagarle a periodistas y medios locales "para que escriban bien de él", así como colocado avisos municipales en todos los medios locales con el mismo fin.
Vidalín contesta con cierto sarcasmo: "Sí, sí, les pago sí. A todos. Si no lo hago, los medios no sobreviven y los periodistas tampoco porque cobran muy poco".
-Pero eso le puede generar un compromiso o condicionar al periodista o al medio de comunicación...
-No , no se los genera. Hay de cal y de arena, como todo. Es una apuesta a la libertad, en la medida que los medios le hacen llegar a la población las noticias de nuestro departamento, lograremos una mejor identificación con nuestra identidad. Además, es una forma de agradecimiento a los medios, por haber estado en los momentos difíciles de las inundaciones de mayo. Mirá que también piden ayuda los medios nacionales, eh...