Pequeñas ideas millonarias

Software vendió 200 millones de dólares.

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Eloísa Capurro

Aprincipios de diciembre y en menos de cinco minutos, los uruguayos volvimos a recordar la potencialidad que tiene la industria del software de nuestro país. Y todo fue por un videoclip.

Con la música de Ataque de Pánico, canción del grupo de rock nacional Snake, Federico Álvarez y Rodolfo Sayagués hicieron que Montevideo fuera invadida por robots. Hoy están trabajando en su primera película, financiada por Sam Raimi, director de la franquicia Spiderman.

No son los únicos que miran al exterior por una oportunidad. Según datos de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (Cuti), en 2008 se exportaron unos 219 millones de dólares en software. Es un 116% más que en 2007.

Al éxito se van incorporando formas no tradicionales de software como animaciones y videojuegos. Al menos tres proyectos aceptados por el programa Ingenio del Latu -una incubadora de emprendimientos- tienen que ver con este sector.

"Seleccionamos empresas con un claro perfil exportador e innovador, que tengan una aplicación de tecnología", explicó Enrique Estrago, de Ingenio. Durante 2009 fueron 83 los interesados en participar del proyecto, 52 finalmente presentaron una propuesta y otros 18 llegaron a la etapa de pre-selección.

Entre las ocho empresas que pasaron esta prueba estuvo Estudio Egg, nacida en 2008 y dedicada a la elaboración de videojuegos. "Trabajábamos de forma independiente en el sector audiovisual y nos dimos cuenta que los videojuegos crecían más. Por eso cambiamos", explicó Matías Bergara, de apenas 25 años. Sus otros dos socios tienen también esa edad.

Como otras tantas, es una empresa chica. Según datos de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, el 60% de las empresas de software en Uruguay no emplea a más de cuatro personas. Otro 20% tiene un staff de entre cinco y 19 profesionales y un 18% entre 20 y 99. Apenas un 2% supera los 100 empleados.

Estudio Egg ha diseñado juegos para Presidencia, Dirección Nacional de Medio Ambiente, la Embajada Británica y un par de empresas privadas. Lo más fácil sigue siendo salir al exterior. "Es más viable. El cliente uruguayo no está adaptado a la idea de que un videojuego pueda enseñar", explicó Bergara.

Otro inconveniente que encuentra el sector es la mano de obra. Según un estudio de la Cepal, Uruguay junto a Chile y Costa Rica tienen limitada su capacidad de exportación de software a raíz de su factor humano. Estudio Egg contrata tres programadores, pero encontrarlos no es fácil. "Hay un déficit de programadores especializados", aseguró.

Igual en apenas un año han logrado que su empresa se solvente. En la incubadora del proyecto Ingenio permanecerán dos años, aprendiendo técnicas de marketing y cómo elaborar un plan de negocios. "De allí tendremos casi toda la formación como emprendedores. Pero la empresa ya es sustentable. Este es nuestro trabajo de ocho horas", agregó.

DIFÍCIL EN EL ESTADO. No todos pueden darse el lujo de dedicarse total y exclusivamente a su empresa. Ni siquiera en los rubros más tradicionales del software. No es por falta de trabajo. De hecho la creación de empleos dentro del sector, según datos de la Cuti, no ha hecho más que subir. En 2008 había más de 11.000 puestos de trabajo; un 16% de ellos eran unipersonales. A veces es sólo por falta de tiempo.

La empresa Grupo Tecnológico del Sur, dedicada al desarrollo de sitios web, nació hace seis años y sus tres socios todavía esperan un cliente que les permita darle una dedicación full-time. Mientras tanto siguen con sus trabajos de ocho horas. Tuvieron clientes en Holanda y hoy venden productos a España y Brasil. Todo eso lo lograron con el mínimo de publicidad, pero todavía buscan el proyecto que les asegure una facturación a largo plazo.

No es el caso de Concepto. Nacida en 1993, desarrolla sistemas de gestión para la Aduana uruguaya, la de Costa Rica, Panamá y Ecuador. Emplea a 25 personas.

Pese a ser una empresa chica, el problema para Concepto no fue llegar a ser autosustentable, sino que el Estado le abriera alguna puerta. "Nos llevó unos cinco o seis años entrar al mercado estatal. Los primeros que corrieron riesgos fueron empresas privadas nacionales", dijo su director, Gustavo Ulivi quien a su vez es vicepresidente de asuntos institucionales de Cuti.

Entre los privados encontraron directivos dispuestos a tomar riesgos que los gerentes de las empresas estatales no querían correr. "Por lo general piden que se tengan 20 clientes similares, y es imposible para una empresa nacional porque no hay. Entonces terminan recurriendo a una internacional", agregó.

Desde hace dos años y junto a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Cuti promovió un cluster de empresas de software para exportar asociadas. Allí está la oportunidad incluso de ser tomadas en cuenta a nivel local. "Paradójicamente la experiencia en el exterior fortalece la presencia en Uruguay", concluyó Ulivi.

Sector sin exoneración

El software dejó de tener exoneraciones tributarias. Este año pagará un 50% de lo que debía y el año que viene será el 100%. El gobierno aduce que es un sector maduro, pero desde Cuti se recuerda que se trata de pequeñas empresas. "No se creó otro elemento para ayudar a las empresas más jóvenes a recorrer el camino de la exportación", dijo Gustavo Ulivi.

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