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Roos en clave íntima

| El cantautor saca nuevo disco, Hermano te estoy hablando, un repertorio de canciones poco conocidas. Aquí habla del show, de la fórmula de su éxito y de cómo ve a la música uruguaya.

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Con gripe y todo, Jaime Roos dio un recital en San Carlos el sábado pasado. "Es lo que tiene el escenario", cuenta. ¿El espectáculo? Hermano te estoy hablando, el ciclo de shows que el músico presentó el año pasado tanto en Uruguay como en la vecina orilla. Sin un ejército de músicos ni su habitual formato masivo, Roos reclutó a Hugo Fattoruso, Nicolás Ibarburu y Gustavo Montemurro para esta nuevo proyecto que recoge canciones no populares de su carrera.

Dentro de sus principales conquistas como músico, fue un pionero en el desarrollo de la murga-canción y un compositor que logró concretar un lenguaje accesible sin perder por ello en calidad musical. Por eso, consigue una fuerte identificación con la gente, porque hace canciones entendibles y a la vez potentes a nivel expresivo. Ahora, con una propuesta renovada y poco convencional dentro de su trayecto, Jaime Roos vuelve a mostrar su estímulo por reinventarse. De esta manera, continúa sorprendiéndose a sí mismo y a su público. Los recitales de la gira Hermano, te estoy hablando tuvieron una recepción inesperada por parte de la gente y por eso fueron registrados en un álbum de nombre homónimo, que saldrá a la venta el martes 23 de junio con el diario El País (más $240). Al otro día estará en las disquerías.

-Tenés una carrera larga, con cierto reconocimiento de crítica y mucha gente que te sigue. ¿Alguna vez reflexionaste a qué se debe este doble logro?

-Te voy a decir algo ingenioso que me dijo un porteño del ambiente discográfico: `Vos hacés buena música sin que se den cuenta"... Bueno, a partir de mi tercer álbum (Aquello) vi determinada luz y era la siguiente: yo hablo contigo y me entendés, hablo con tu padre y me entiende, hablo con el cuidacoches de acá abajo y me entiende, hablo con un integrante de un grupo de rock y lo mismo. Me planteé, entonces, hacer música para todos. Porque pensé: `si hablamos un lenguaje en donde todos nos entendemos, por qué no hacer una canción popular que todos entiendan`. Y bueno, sí, es algo muy complicado, porque tenés que tener códigos accesibles para todos y que además gusten. En Aquello, en 1980, fue cuando me propuse hacer eso, tomar ese rumbo, inspirado directamente en los Beatles. Se decía en la época en que ellos tenían fans de tres a noventa años. Muchas cosas las he hecho buscando ese lenguaje común y otras cosas las hice sin preocuparme un bledo por aquello, y las hice sólo para mí, sin importarme ciertos hermetismos o sofisticaciones. En ambos casos, siempre traté de hacer buena música, si lo logre o no, los demás son quienes pueden decirlo.

-¿La devolución del público te es suficiente? ¿Qué tanto incide en vos la crítica musical?

-La respuesta del público es muy importante y la de la crítica lo es mucho menos, salvo cuando aparece un crítico que me dice algo que yo no sabía, ahí se lo agradezco. Creo que la función de la crítica es orientar al público y al músico. A ningún artista le gusta que le digan absolutamente nada feo de lo que hace, a un artista le podés insultar a su madre, pero nunca le hables mal de su música. Ahora, cuando leo críticas, tanto buenas como malas, las trato de pasar por un cernidor y analizo si las cosas buenas tienen sentido, o si los defectos que se me señalan también pueden llegar a tener sentido. En algunas ocasiones, cuatro o cinco, las malas críticas me ayudaron. Y todas las demás fueron absoluta basura, motivadas por odios personales, odios políticos, odios musicales… Y aquellos comentarios que me aplauden, debo decirte que soy lo suficientemente autocrítico como para no comerme la comida. A veces, digo: `Tienen razón, esta canción es impresionante. Tiene razón, este arreglo es muy bueno`. Y otras veces digo: `¿Por qué se entusiasma tanto con esto?` (carcajadas).

-Tus mejores cinco álbumes.

-Si yo tuviera que elegir, podría hacerlo, pero pasa que cada disco tiene su momento. Y su importancia cronológica. Ahora, si uno lo ve desde afuera y lo analiza desde su calidad, te diría: Aquello, Siempre son las 4, Mediocampo, Estamos rodeados, La Margarita y Fuera de ambiente. Te dije seis, sacá el que quieras (otra carcajada contagiosa).

-Después de tantos discos y shows, uno madura a nivel compositivo. O al menos, eso es lo que se dice. Un músico, ¿en qué nota este crecimiento? Cierta lucidez en los procesos creativos, rapidez compositiva…

-Hay músicos que florecen a los 25 años y luego se marchitan a los 35. Yo me siento igual que siempre, que en el ochenta, cuando encontré mi camino. Mi primer trabajo fue un examen de ingreso y el segundo fue tirar pelotazos para acá y para allá. Ahora, ya en el tercero marqué la cancha que nunca abandoné y creo que encontré un estilo, el mío.

- Vos, Rada, Mateo, Fattoruso y otros tantos son referentes musicales del ambiente local...

-No, nosotros no somos referentes de nada. Somos de los hermanos Ibarburu, de Gustavo Montemurro, de la barra de ellos, pero de ¿los grupos de rock? No. Nosotros somos un callejón sin salida.

-Has estado en distintas etapas de la música uruguaya. ¿Cómo ves el panorama actual? ¿Creés que falta inspiración letrística o musical?

-Está faltando cierta originalidad que se tuvo en otras épocas, que fueron como doradas y, al mismo tiempo, ahora se está tocando y grabando muy bien, mejor que antes. Entonces, me producen admiración una cantidad de discos que escucho o shows que veo, sobre todo dentro del rock, pero las armonías, letras y arreglos de las canciones me suenan conocidos, no me sorprenden. Ese es el defecto que les encuentro.

-Algunos músicos como Rubén Rada o el Canario Luna están enemistados con usted… ¿Son inevitables estos roces en el ambiente musical uruguayo?

-Serían evitables, pero en estos casos fue inevitable. Pero yo nunca tuve una discusión con ellos ni un enfrentamiento frontal, simplemente me enteré por cosas que dijeron por ahí que tenían una cantidad de problemas conmigo. La gente ha magnificado esto.

-Ahora que estamos en un año político, ¿te interesa? ¿Seguís la campaña de cerca?

-Soy una persona muy interesada en la política, se puede decir que soy un apasionado. Sin embargo, no hago ni declaraciones políticas ni tampoco actividades.

-Sos amigo del precandidato Danilo Astori. ¿Alguna vez te pidió algún tipo de participación de campaña?

-No, jamás. Somos amigos hace 25 años, pero en las últimas cinco elecciones no lo voté. Salimos a comer juntos y tenemos una excelente relación en lo que refiere al análisis y a la polémica política. Pero Astori es una persona demasiado honorable como para pedirme a mí que haga algo por su campaña o por esto o por aquello. En un par de ocasiones le hice unos jingles, pero porque yo se lo ofrecí. Aparte, Danilo tiene un profundo sentido del honor, jamás le pediría eso a un amigo.

-Pasando a tu actividad actual, en Hermano te estoy hablando pasaste del habitual formato masivo a una fórmula de cuarteto, y elegiste un repertorio algo atípico de canciones. ¿Cómo surgió este proyecto?

-Es una vieja idea que tiene más de diez años y que me la vienen pidiendo varios amigos y también cierto sector del público, hacer ese tipo de canciones que no interpreto en el show más masivo. Entonces, existe determinado público que gusta de esos temas que en algún momento llamé `canciones escondidas`, pero no lo son. Son, mejor dicho, `canciones de álbum` y no radiales. Para la gente que escucha álbumes, a veces estas canciones son más importantes que los hits. Vos agarrás el disco Sgt. Peppers y tomás el último tema, A day in the life, ¿fue un hit? Absolutamente, no. Sin esa canción, el disco no existe. Bueno, mi trabajo Siempre son las 4, sin el primer tema, Hermano te estoy hablando, no existe. Con respecto al formato, opté por un cuarteto porque en un principio pensé que este espectáculo sólo iba a poder hacerlo en lugares chicos y de una forma intimista. De ahí que toquemos sentados, en semicírculo, y no parados como siempre. Resulta que salió mejor de lo esperado, y lo digo sin ninguna falsa modestia y con mucha alegría. Terminamos tocando por varios lados, en Córdoba metimos 1.000 personas, en Rosario, en el teatro Solís de acá... Mucha gente no conocía las canciones pero igualmente la respuesta fue muy buena. El cuarteto fue elegido para tocar estos temas entre amigos, pensé en un trío, pero no, necesitaba más elementos armónicos. No hay percusionistas, utilizamos patrones rítmicos que se suceden monótonamente, como una alfombra para que nosotros caminemos por ella. Quise hacer pistas muy sencillitas sin swing ni lucimiento, eso lo hacemos nosotros.

-La selección de canciones para este próximo disco, ¿guarda alguna coherencia a nivel sonoro o lírico, o fue más bien aleatoria? Son piezas que pertenecen a tres o cuatro décadas diferentes…

-Había muchísimas canciones que pudieron ir, qué se yo, como noventa… Pero me di cuenta de que muchos temas tenían letras breves y cinco minutos de una tormenta musical, como No puedo llorar, Candombe de reyes y otras tantas. Entonces dije: `No, para este show, aquéllas no. Tiene que haber un balance entre la música y las letras`. Ambas partes, la sonora y la poética, debían tener cierta densidad y riqueza. Quedaron afuera diez, además algunas no funcionaron en vivo. Este disco es un intento por llevar a una grabación lo que fue el espectáculo Hermano te estoy hablando. Si bien no están todos los temas, aparecen las piezas fundamentales. En el CD hay once canciones (de 17) que fueron grabadas en vivo en el teatro Solís, de ahí que sea casi un disco en vivo. Por último, tratamos de darle una linda presentación y contamos con la participación de uno de los uruguayos más famosos en el mundo pero que se desconoce en el Uruguay: Eduardo Barreto, un dibujante de cómic que durante años hizo Batman, Superman, las Guerras de las Galaxias, entre tantos otros. Con la estética del álbum, quedé contentísimo.

-Fattoruso, Montemurro e Ibarburu, ¿participaron en el redondeo de las canciones?

-Las piezas fueron adaptadas, versionadas, tomando como base los arreglos originales hechos por mí. Ahora, ellos son músicos demasiado talentosos como para ponerles una rienda. En una primera instancia, bajaron a tierra lo que supuestamente tenían que tocar. Pero como tienen tanto talento también son unos atrevidos y saben cuándo tirarse de forma más profunda en el agua que lo que el arreglo indica. Tuve la suerte de contar con estos artistas que son integrantes seguros de la selección: si elegís 11, los otros ocho no sé, los que quieras, pero ellos tres están.

-El DVD Jaime Roos a las 10 lo vendiste por Abitab, el CD Fuera de Ambiente a través de las estaciones de servicio Ancap, y este nuevo trabajo saldrá con el diario El País. ¿A qué se debe esta elección de distribución algo alternativa?

-Económicamente, es más ventajoso para el músico y también para quien invierte miles de dólares en producir un disco. Si bien para mí, es una declaración artística y espiritual, al mismo tiempo, como soy un profesional, tengo que pensar cómo manejarme mejor en una época donde existe una piratería feroz. En esos casos que mencionaste, el resultado va a ser mejor que siguiendo el circuito tradicional. Además, al igual que el DVD Jaime Ross a las 10, que después de su venta en Abitab fue editado por el sello Bizarro y pasó a las disquerías; lo mismo va a ocurrir con el álbum Hermano te estoy hablando (editado por Montevideo Music Group), aunque saldrá un poco más caro.

-Quienes no pudieron verte en ese ciclo de shows del año pasado, ¿podrán verte este año?

-Sí, voy a tocar mucho. Además, también va a salir dentro de unos meses el DVD del show que quedó espectacular. Y ahí la gente se va a dar cuenta de que lo que suena ahí, es lo que estamos tocando, no hay curro (risas).

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