En su año 50 dentro de la televisión, Cacho de la Cruz vuelve con dos programas. Mañana se reestrena como Chichita, un personaje que tuvo escondido por cuatro años: "Van dos veces que vuelve Chichita; es como un diablito que llevo adentro y sentí que era momento de volver con el personaje", cuenta el conductor y actor con mayor permanencia en la televisión nacional.
Pero no será la única apuesta televisiva de Cacho de la Cruz. Se están ajustando los detalles para la salida de Parque jurásico, un show dominical que hará con Julio Alonso, Álvaro Navia (Waldo) y Lucila Rada, entre otros. La propuesta tiene algo del histórico Show del mediodía, con juegos y participaciones de humor. La cantina de Chichita irá los domingos de 12:30 a 14:00 y pegado, Parque jurásico hasta las 17:00. Así que Cacho será, otra vez, el dueño de las tardes dominicales de Canal 12.
El histórico animador recibió a Sábado Show justamente después de los ensayos de Parque... A los 72 años y más de 6.500 programas a cuestas, De la Cruz se define con la misma energía de aquel primer día de 1959 cuando comenzó en Saeta (Canal 10) el camino televisivo en Uruguay. Hombre de pocas palabras para los medios ("No me gusta ir a los programas, porque no creo que haya que figurar"), uruguayo convencido por más que haya nacido en Buenos Aires y padre de cuatro hijos, Cacho respondió a todo. De su trayectoria, de la tevé nacional, de las decenas de figuras que nacieron en alguno de sus ciclo y hasta de la relación con Laura Martínez. "No estamos separados. Llegamos a un acuerdo de que si seguíamos viviendo juntos nos íbamos a matar. Porque es muy feo llevar el trabajo a la casa. Decíamos: "no vamos a hablar de televisión en casa", pero a los cinco minutos estábamos hablando de nuevo. Entonces, ella vive a dos cuadras de mi casa, comemos juntos, vamos a todos lados y hacemos todo lo que hace una pareja para que sea feliz. Solo vivimos en casas separadas", asegura De la Cruz.
Pero claro, las versiones de separación las atribuye a un "periodismo amarillo" que ha llegado a Uruguay, junto a otros fenómenos contagiados de Argentina. "Estamos argentinizados y a veces, me da pena mirar la televisión uruguaya", dice con tono enérgico. Después de varias horas de ensayo, vestido de particular, con unos jeans y buzo azul, el conductor charla distendido en una sala de maquillaje de Canal 12.
-¿No se molestó cuando le dijeron que el programa con Julio Alonso se iba a llamar Parque jurásico?
-No, si es la verdad. Somos dos dinosaurios de la televisión, pero de los que no se extinguieron todavía. De hecho, con Alonso teníamos pensado hacer una obra de teatro con ese nombre, en la que nos presentamos como dos dinosaurios y contamos nuestra historia. Yo estoy en televisión desde 1959, cuando empecé en Saeta. En 1962, el 2 de mayo, pasé a Canal 12 y de ahí no paré. Tengo muchas cosas para contar que la gente no sabe, de los entretelones de las telecachadas, por ejemplo. Y Alonso también tiene muchas historias. Ha recorrido más de 105 países.
-Con esa perspectiva de 50 años en la televisión, ¿cómo la ve ahora?
-Es fantástica en un 60%, pero hay un 40% que sobra. Y dentro de eso, un 15% de cosas que son irresponsables. La tomadura de pelo, la cachada, la imitación, que es muy valorable, pero no llegar al extremo de ofender.
-¿A qué se refiere concretamente?
-Mirá, yo he trabajado en cabarets de tercera categoría; tocaba el trombón y hacíamos espectáculos de humor. Te imaginás que en ese ambiente decíamos cualquier disparate. Pero yo ahora prendo el televisor y escucho esos disparates (o algunos peores) a cualquier hora. El otro día vi un programa (NdR. Malas compañías) al que fue una sexóloga que dio una clase de cómo usar elementos para las fantasías sexuales. Y sacaba cada cosa de la valija que no podía creer. Yo tengo un hijo de 8 años que es adicto a la televisión, pero se la tengo limitada a algunos canales y horarios. Otro día, en un programa argentino, vi a dos vedettes que se peleaban y se decían las cosas más monstruosas. Eso solo agrega rating, lo mismo que mostrar al muerto en un accidente de tránsito. ¿Qué agrega eso?
-El rating manda hoy, ¿cómo era en sus comienzos?
-Era algo que formaba parte del negocio. Pero hoy el rating se puede medir segundo a segundo. Entonces, imaginate que ahora nosotros estamos saliendo al aire. Acá tendríamos un aparato que nos diría cuándo sube o baja la audiencia. Con eso, tenemos que ver qué hacemos para subir, si cambiamos de tema o no.
-¿A usted le afecta esa locura?
-Me he ido adaptando porque los tiempos cambian. Con Chichita, por ejemplo, digo barbaridades, pero no directamente. Las doy a entender, sugiero y el que agarra, agarra. En la presentación, por ejemplo, yo clavo una zanahoria; eso puede ser muy subido de tono, pero no es un consolador. Eso es el humor. Algo para que el que mire lo entienda a su manera.
-¿Está contento con el regreso de Chichita?
-Sí, ya van dos veces que vuelve. Y está vez viene de Europa, con mucha plata, pero sigue siendo la misma anormal de siempre. Además, no vamos a hacer almuerzos, sino el formato de cantina. Eso nos permite presentar músicos, bailarines, magos y a la vez, que haya varias mesas. Vamos a tener tres tópicos. Una mesa va a ser política, entonces como Chichita pondrá su brutalidad ahí, se va a sentar también un periodista serio para sacarle otro jugo al invitado. En otra mesa va a estar (José Carlos) Álvarez de Ron y esa será de deportes. Y la tercera de cultura general. Chichita andará por las tres mesas.
-Y Parqué jurásico, ¿cómo lo ve? ¿Se parece al Show del mediodía?
-Tiene un parecido. Pero va a ser un programa que, si lo hacemos bien, puede revolucionar todo lo que es el entretenimiento en la televisión. Por ejemplo, habrá un juego que se llama "el timbrazo". La gente va a mandar mensajes de texto con su dirección y la computadora va a eligir uno al azar. Tenemos una chica con el móvil y le vamos a decir: `Andá al barrio Malvín". Llega y le decimos: "Andá a la calle Amazonas, ahí hay un kiosko, preguntá por la familia González". Y así le vamos dando pistas hasta que llega a la casa y aparece un camión con todos los muebles nuevos, living, comedor, todo. Esto yo lo hacía en Centroamérica y la gente mataba. En otro juego, vamos a hacer cantar a personal de empresas, entes públicos. Vamos a una empresa y se selecciona a los cinco mejores para el canto y el baile. En el primero que va a salir, Alonso hizo cantar a un grupo de bomberos y yo me fui a una empresa. Después, muchos juegos, de barajas, acertijos, con cosas de humor también. La ventaja que tenemos es que al Canal 12 le encantan estas cosas, entonces la pantalla es perfecta, la escenografía, el sonido, todo.
-Al último Show del mediodía no le fue muy bien, ¿por qué?
-Porque le erramos. Nos encasillamos en algo y estábamos atados. Después de salir al aire nos dimos cuenta de que nosotros necesitábamos aire. Por ejemplo venía un invitado y nosotros nos teníamos que parar porque el invitado no cabía en la mesa. Pero bueno, ya está. La macaneamos, pero fue una buena experiencia porque sirvió para cambiar.
-¿Por qué no va a otros programas?
-Mirá, yo no me peleo con nadie. Lo que pasa es que no quiero poner más cara en televisión. Si voy a los programas, van a decir: "y este tipo está en todos lados". Entonces, no, me quedo en mi casa. Mi verdadero vicio son mis hijos, mi familia y la música. Como todos son músicos, hasta el más chiquito empezó a aprender piano, les digo: vamos a tocar algo. Y nos divertimos.
-¿Por qué no hacen un grupito?
-No da para eso. Da para que pasemos un buen rato. Maxi viene los fines de semana y a veces, nos ponemos a tocar entre todos.
-En este año, Maxi está creciendo mucho...
-Sí, es una figura que recién está rompiendo el cascarón. Tiene un proyección impresionante.
-¿Va a superar al padre?
-Seguramente. Pero lo que rescato es que yo nunca los induje a nada. Son ellos solos. Ahora, el más chiquito me dijo: "papá, quiero estudiar piano". Bueno, yo tengo un profesor conocido, pero lo mejor es que lo elijas vos. Con Maxi, lo mismo. Un día me planteó que no quería estudiar más. Perfecto, prefiero que me lo digas a que te hagas la rabona y vayas a fumar o chupar por ahí. Pero eso sí, mañana empezás a trabajar. Y lo presenté en Canal 5, en Charoná, Así empezó.
-¿No se inició con usted?
-No, no. Después de eso, pasó como un año y el ingeniero Horacio Scheck, que era directivo de acá, me preguntó: ¿Puede ser que haya en Canal 5 un hijo tuyo que hace un show cómico?" Sí, le dije. "¿Y por qué no lo traes para acá?". No, no, yo no tengo por qué traerlo. Llámenlo ustedes. Así fue. De noche me encuentro con Maxi en casa y me dice: "Papá, me llamaron de Canal 12". Andá, si te sentís cómodo, pero no digas que sos el hijo de Cacho de la Cruz. A vos te llamaron porque te vieron. Si mañana te echan, no vengas después a preguntarme por qué te echaron. Si lo hacen, es porque no servís para la televisión.
-Usted es argentino, pero se radicó en Uruguay. ¿Volvería a su país?
-Ni loco, este es el mejor país del mundo. Lo que veo con cierta pena es que los uruguayos se están pareciendo cada vez más a los porteños. Cuando yo llegué a Montevideo, hablaba de "che y bo" y acá me dijeron: "No, porteño, en Uruguay decimos "tú". Bueno, decime hoy quién habla de "tú" en Uruguay.
-La televisión tiene mucho que ver en eso.
-Por supuesto, estamos ahora con esto del periodismo amarillo, que nos viene de Argentina. Acá mismo (en la sala de maquillaje) estaba un día Mónica Farro, que trabajó con nosotros y yo le dije: "Mónica, hubo una cosa que no me gustó ayer de vos. Estuviste en el programa de Tinelli y te peleaste en la tribuna con otra chica (Claudia Fernández) y se dijeron tanta cosa que Tinelli miró a la cámara y dijo: `¿Los uruguayos son todos como ustedes?` Entonces, Mónica, por tu culpa a mí me están señalando con el dedo. ¿Sabés una cosa? No vengas más al programa". Así fue, no vino más. Pero quedó en eso, ella nunca habló mal de mí, ni yo tampoco de ella.
-Dice que Uruguay es un país maravilloso, pero también hay mucha crítica. Usted mismo ha recibido varias veces...
-Hasta dijeron que tenía Sida. Una vez me llamó un amigo mío y me dice: "Estoy acá con una señora que dice que te está cuidando en el Clínicas, que estás enfermo de Sida". Increíble, pero es así: pueblo chico, infierno grande.
-¿Pero estuvo enfermo de verdad?
-Sí, he tenido y tengo problemas respiratorios. Yo fui un fumador empedernido, de tres cajillas por día y me quedó un daño grande en los pulmones, pese a que dejé hace 26 años. Tengo asma por el cigarrillo y también se agrava cuando ando nervioso. Pero de ahí al Sida... por favor. También han dicho que trato mal a los niños; hace 37 años que hacemos Cacho Bochinche. Si habrá tiempo para descubrirme si los llego a tratar mal. Pero que hablen. En este país, como dicen, naides es naides. Una vez me encontré con un ingeniero alemán que había venido a trabajar para UTE y dijo una gran verdad: en el resto del mundo, cuando surge un triunfador, lo suben al carro del triunfador y lo empujan y van con él. Acá, suben al triunfador y le pinchan las ruedas al carro.
-Pero un caso como el suyo, de 50 años al aire, ¿cómo lo explica?
-Porque yo no sigo el hilo de la crítica. No salí a decir: no tengo Sida. Ahora hay una persona (NdR. Michell de León) que hace imitaciones y se burla de mí. Yo le dije: hacelo, pero no me pidas que valore tu trabajo, ni nada. Yo lo inicié en la televisión, lo traje a mi programa. Igual que Gaspar (Valverde), el conductor de Terapia de pareja. Yo tenía una oficina en la Plaza Cagancha y allí me paró una vez un señor: "Cacho, tengo a mi hijo, que toca rock and roll, pero no quisiera que entrara en la joda que es todo eso. Usted podría probarlo". Lo probamos en teatro para niños y así nació Gaspar. Creció muchísimo y es muy bueno en lo que hace, pero yo no quiero entrar en eso de las burlas. Que las hagan, pero yo ser cómplice... no me parece.
Política & fútbol
-¿Cómo se define políticamente?
-Tengo 72 años y he visto pasar a muchísimos presidentes, pero ninguno me hizo pensar que fuera diferente al otro. Mirá ahora, que estamos cerca de las elecciones, nunca vi tantos arreglos en la ciudad. Siempre es igual. Entonces, no me identifico con ningún político, me divierto mucho con ellos. Mismo como Chichita, les pregunto cada cosa... Claro, yo soy una ignorante y digo disparates.
-¿Cuadro de fútbol?
-Tampoco me identifico. Yo jugué mucho al fútbol, llegué hasta la tercera especial de River, en Argentina. Pero hoy, las cosas se han disvircuado mucho. Hoy, los chicos de 8, 9 años, preguntan a los padres. ¿Qué es mejor? ¿Ser abogado o jugador de fútbol? Está tan instalado en el negocio de fútbol, que no me dan ganas ni de mirarlo.
-¿Su hijo le preguntó eso?
-Por suerte, todos mis hijos rumbearon para el arte, para la música. Ahora, el más chiquito se puso a estudiar piano y también debutó conmigo en el teatro. No sabés cómo tiraba la letra. Impresionante.