On the rock warner
Tal vez tenía la mente ya puesta en el Mundial y se sentía más inspirado por las jugadas de Lionel Messi (los comentarios que dejó en Twitter sobre el futbolista no auguraban nada bueno) que por la música. Porque On the rock es un disco extrañamente flojo para un músico que supo grabar álbumes como Alta Suciedad o La lengua popular, el ajustado y coherente antecesor de este nuevo trabajo. Con un repertorio demasiado extenso, y de una calidad poco destacable, Calamaro desdibuja el talante de artista maduro y aplomado que venía construyendo con temas como Estadio Azteca (del disco El cantante) desparejas pero honestas incursiones en el tango (Tinta roja) y solventes presentaciones en vivo, como en el DVD El regreso o su último concierto en Montevideo, cuando su voz volvió a brillar como antes. Aún así, entre canciones que navegan con dificultad por el peso de la producción artística (Barcos) y variantes de rock que ya hizo demasiadas veces (El pasodoble...), Calamaro logra colocar canciones como Todos se van, que recuerdan por qué tiene uno de los mejores repertorios del rock argentino.
El cuarteto de nos
Lo mejor de... bizarro
Hubo una época en la cual el Cuarteto de Nos no sonaba como un brillante producto aerodinámico, pulido por un proceso de trabajo y grabación tan sagaz como oportuno. Eran tiempos de irreverencias no sólo ante figuras patrias sino también hacia la misma música que componía y grababa el grupo. O al menos eso parecía. Hoy, cuando hay nuevos públicos conquistados y también hay mayores apuestas a consolidar esas conquistas, el humor y las transgresiones se circunscriben a las notables letras de Roberto Musso. En esta colección hay varios ejemplos de los desparpajos iniciales, pero también pruebas de algunos de los más recientes éxitos. El recorrido que va desde Andamio Pijuán hasta Yendo a la casa de Damián e Invierno del 92 ilustra el camino de un grupo que dejó atrás parte de aquello que lo caracterizaba para incursionar en otras latitudes, unas menos excéntricas y más concretas. Eso siempre desilusiona a algunos. Pero no se les puede achacar a los músicos haberse quedado en el cómodo lugar que ocupaban, más allá de que últimamente les guste reversionarse.