El escritor chileno Pedro Lemebel, Premio Iberoamericano José Donoso, "poeta y marica" como solía definirse a sí mismo, falleció ayer a los 62 años tras una larga lucha contra un cáncer de laringe.
Con una pluma ágil e irreverente, se convirtió en un ícono del mundo gay y de las protestas sociales exigiendo mayor justicia y libertad. El autor de Tengo miedo torero murió rodeado de familiares y amigos. En 2012 había sido sometido a una laringectomía, y al año siguiente ganó el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, ocasión en la que recibió el reconocimiento por su lucidez y coraje a la hora de exponer la complejidad de la sociedad chilena, tributo que fue una especie de coronación de su enorme carrera. El artista se había presentado en Montevideo en 2009, en el Teatro del Notariado, con una de sus performances, Letras que cantan.
"Su proyecto creador, de gran riesgo, se sostiene sobre una voz plenamente contemporánea que da cabida a muy diversos registros y soportes: fotografía, instalación, videoarte, performance, novela, y con una especial contribución en la crónica literaria actual", explicó la entidad que lo premió.
La presidenta Michelle Bachelet lamentó su pérdida y dijo ayer en el Palacio de La Moneda que deja "un legado cultural que enriquece a Chile".
"Pedro fue un creador incansable, un luchador social, un defensor de la libertad y una voz que nunca se apagó, representando a los olvidados: a muchos que se sienten huérfanos en un país que no los representa ni los acoge", dijo Bachelet.
"Tuve la oportunidad de despedirme de él hace unos días y estoy segura de que estaba muy contento, porque avanzamos en algunas de sus luchas, por tener más dignidad y respeto en Chile", agregó.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) lamentó también su partida y coincidió en que "la pluma de Lemebel representa y refleja la fuerza y vitalidad de la marginados, de los excluidos. Él destacó principalmente por su estilo y apuesta literaria única, un invento propio que desde el arte se enfrentó desde siempre al clasismo, la homofobia, la transfobia y el desprecio a lo diferente".
"Hoy despedimos a un grande, al que las élites intelectuales y académicas siempre miraron con sospecha, pero que terminaron por reconocer su creatividad literaria, una pluma que nunca fue moda, sino que arte puro, lo que siempre nos emocionó", expresó la agrupación.
"Pedro no ha pasado a la historia por ser gay. Ha pasado a la historia por todo lo que su escritura es y seguirá representando: una denuncia de las injusticias, un rechazo al clasismo y a la homofobia salvaje que muchos homosexuales, lesbianas y transexuales padecen incluso de otros gays que han denostado y siguen denostando al marica evidente y pobre. Hoy el marica y poeta, como él mismo se describía, está vivo", afirmó.
"Con los pies desnudos bailaron Las Yeguas del Apocalipsis sobre un mapa de América Latina cubierto de cristales rotos. La performance se tituló "La conquista de América y conectó —en la sede de la Comisión Chilena de los Derechos Humanos, el 12 de octubre de 1989— el genocidio español en América Latina con su eco en la dictadura de Pinochet. Pedro Lemebel y su compañero y cómplice artístico, Francisco Casas, fueron cubriendo con sangre propia aquel mapa blanco", dijo al respecto El País de Madrid, señalando también la presencia de su arte contestatario del otro lado del Atlántico, donde tuvo miles de seguidores.
El artista contestatario visitó Montevideo en 2009