El escultor uruguayo Eduardo Lapaitis fue objeto el pasado miércoles 7 de un merecido homenaje de la Junta Departamental de Montevideo, que rindió tributo a su larga trayectoria en el terreno de las artes visuales, que ha representado tanto en Uruguay como fuera de fronteras.

Autodidacta de formación, su arte se ha expresado principalmente en el campo de la escultura, y más concretamente en las piezas en metal, siendo autor de obras de gran porte.

La carrera de este artista nace vinculada a su trabajo, dado que se trata de un especialista en cajas fuertes y puertas tesoro, y fue en la empresa Omar Fontana donde encontró su vocación. Como él explicó a El País, trabajando en esa empresa fue que comenzó a valorar muchas piezas de metal que quedaban en desuso, y pidió para reaprovechar ese material con fines artísticos.

Fue así que comenzó a levantar (muchas veces en su propio lugar de trabajo) esculturas de varios metros de altura, en general de motivos abstractos, que trabajó en base a sus conocimientos de soldadura y su familiaridad con los distintos metales. Su éxito fue tan que pronto integró los distintos Salones Nacionales, desde 1965 en adelante.

En su larga carrera el artista ha logrado emplazar sus obras en lugares clave, tanto de Montevideo como del Interior y el mundo. Entre ellas, la Cruz de la Paz, compuesta por dos mil piezas circulares y actualmente está instalada en la Gruta de Lourdes. Sin embargo, reconoce que por las propias características de su obra, no es fácil hoy en día comercializarlas, dado que demandan un lugar grande para instalarlas.

Su arte lo ha llevado por el mundo, permitiéndole viajar a lugares significativos vinculados al mundo del metal y la escultura. Así, tuvo la oportunidad de recorre en Chile los grandes establecimientos mineros, e ir conociendo por el mundo a otros artistas de lenguaje estético similar al de él.

El escultor Eduardo Lapaitis recibió un merecido tributo