El 18 de abril en el Parque Central actuará por primera vez Kiss en Uruguay. La legendaria banda estadounidense de rock está de gira mundial en la que celebran sus 40 años haciendo música con la cara pintada.
Ahora que se anuncia su llegada a Uruguay (el 18 de abril en el Parque Central), Kiss podrá mostrar por qué a pesar de todo, siguen siendo una leyenda del rock.
Y por qué han sabido mantenerse (no se puede decir con dignidad pero eso nunca los preocupó) como un vistoso circo ambulante del rock. Llegarán a Montevideo presentando su 40 Years una antología.
Quizás su mayor mérito además de una colección de canciones bien rockeras y pegadizas haya sido su total desparpajo. Primero para mostrarse desde el comienzo con sus caras pintarrajeadas como unos personajes de historieta (o unos payasos maléficos), con una actitud y un vestuario inalterables a pesar de que ya son sexagenarios. Lo otro es su impudicia para enorgullecerse de su propia ambición comercial. No muestran ningún respeto por su propio legado, más preocupados por construir una marca (lo consiguieron) que por tomarse en serio su alcance musical (que alguna vez lo tuvieron).
Formados en 1973 por el bajista Gene Simmons y el cantante Paul Stanley —quienes reclutaron a Peter Criss en batería y a Ace Frehley en guitarra— Kiss dejó en claro ya desde el comienzo que la puesta en escena era lo suyo. Después de trabajar duro y en tres discos perfeccionar su glam rock de originalidad limitada, fue con su Alive! (de 1975) que se hicieron verdaderamente estrellas. Eso quedó afianzado con discos como Destroyer, Dinasty e incluso los cuatro discos solistas que editaron simultáneamente en 1978. Tuvieron el club de fans más fiel y grande del mundo, la Kiss Army. Hicieron películas, comics y vendieron muñequitos como locos. El año pasado ingresaron al Salón de la Fama del Rock and Roll
En 1983 se presentaron sin su característico maquillaje, una movida que les resultó rentable (todo en Kiss está basado en los ingresos que genere) mientras fue novelería, así que volvieron a sus máscaras, lo que la gente quiere de ellos. De cara lavada eran una banda más.
A esa altura, comienzos de la década de 1990, de los originales ya solo quedaban Simmons (con su lengua larga y su bajo con forma de hacha) y la virilidad de pelo en pecho de Stanley. Están en litigio con todos los exmiembros de la banda. Simmons fue protagonista de un reality show, Family Jewels sobre la familia que armó con la actriz erótica, Shannon Tweed. Fue un momento de gloria para un rockero cuya pretensión más evidente fue ser un millonario de perfil alto.
Además de repetir la fórmula, Kiss se dedica exclusivamente a mantener el negocio. No ceden en su amor por el maquillaje, las plataformas y su vestuario del espacio exterior. Y aunque todo suena demasiado repetido y prefabricado, tienen una colección de canciones alojadas en el corazón de los rockeros duros: “Detroit Rock City”, “Rock and Roll All Nite”, “Lick It Up” y “I was made for Loving You”, entre tantas. Verlos en vivo será toda una experiencia audiovisual.
Hay algo medio patético en este Kiss avejentado, es cierto, y sí representan algo de lo peor del rock. Pero tampoco hay que pedirles seriedad y trascendencia. Nunca las ofrecieron. Lo suyo es sólo un circo de rock and roll. Es bastante.
La banda Kiss estará el 18 de abril en el Parque CentralFERNÁN CISNERO