Con Par, sobre su nuevo disco y la electrónica local.
El nombre se le ocurrió, quizás, mucho antes de empezar a grabar su propia música. Ignacio Adda tocaba el bajo en bandas de rock alternativo y aspiraba a hacer un dúo electrónico, que bien podía llamarse Par. El dúo nunca terminó de concretarse mientras él se fue acercando a las programaciones y a otro abordaje musical, hasta que en 2009 decidió adoptar Par como nombre para su proyecto personal artístico, con el que el año pasado editó el disco Arq.
"No vengo del mundo de la electrónica de pista, ni siquiera me interesó ese ambiente para salir", cuenta Adda, y asegura que siguiendo ese camino de coqueteo constante con la experimentación electrónica, Elefante fue la banda uruguaya que más vio en vivo: "Era la referencia nacional de lo que yo quería hacer dentro del rock".
Esa referencia se fue perdiendo desde el momento en que se fue cansando de la dinámica y los problemas propios de las bandas, y en un momento decidió desechar todo lo que había generado para empezar "de cero" con algo instrumental, que sería lo que terminaría definiendo su historia.
—¿Qué tan difícil es ponerle tu voz a algo que no tiene voz?
—Ahí está la clave y es la búsqueda que sigo hasta hoy: cómo tratar de darle una personalidad, cierto mensaje y cierta estética a algo que no tiene una voz que te esté diciendo nada. Fue difícil la decisión de tirarme de una a hacer algo instrumental, porque no era la idea original, y tampoco veía que pudiera llegar a pasar algo con un proyecto instrumental que sabía que no iba a pasar a pista. A medida que empecé a decantar todos los instrumentos fue apareciendo mi voz. Empecé a sacar cosas hasta Arq, que es el que menos cosas tiene en comparación con los trabajos anteriores, de capas y capas. La configuración que me armo para tocar es mi voz.
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Proceso.
La electrónica que propone Par no tiene nada que ver con la electrónica de baile (EDM), sino que es una concepción más de cámara, más cercana a la música incidental de una película, a algo que quiere generar sensaciones e imágenes. En ese sentido, Adda encontró en la elaboración de marcos teóricos una manera para estructurar su trabajo: para Arq —lo hizo en base a tres sintetizadores— tradujo en sonidos los movimientos arquitectónicos modernos (para lo que realizó una investigación previa), y así apostar a ubicar al oyente en diferentes espacios, ambientes.
"Ahí sí funciona estrictamente como soundtrack, según lo que te sucede en el día, lo que te está pasando a vos. Pero en el tratamiento que le di al sonido busqué generar una cosa más ambiental", cuenta.
Par, que viene de hacer la música para un cortometraje de terror de Voces anónimas (se estrena este año) y para la obra de teatro española Pornocapitalismo —"son cosas que se enmarcan dentro de mi búsqueda"— evalúa presentar Arq en vivo y trabajar sobre remixes, para darle otra forma a esos mismos espacios sonoros.
Par: "veo un panorama bastante interesante".
"La electrónica de pista en este momento está que explota", dice Par sobre la escena electrónica uruguaya en su más amplio espectro. "Hay unas fiestas impresionantes, hay gente que está laburando muy profesionalmente. Y después tenés el otro costado", sigue en referencia a la rama en la que se ubica, "que no tiene un canal de difusión tan claro ni masivo, porque es música más de auditorios y no para boliches a las dos de la mañana. Hay un ambiente, sí, y viene gente a tocar de afuera que además hace workshops. Somos una pequeña multitud, y veo un panorama bastante interesante".
MÚSICABELÉN FOURMENT