"Son un clavo remachado y los hay desde porteros hasta presidentes"
Solo si te comiste alguna piña —real o dialéctica— en la vida vas a entender estas líneas. O sea, si has tenido algún golpe emocional, si sufriste alguna pérdida afectiva, si te falló algún asunto laboral, si lloraste por alguien, en fin, a esas personas me refiero. Si te crees perfecto desde siempre, o te consideras eternamente estupenda, no sigas, no es para vos lo que sigue. Es contra vos.
Hay personas que son los reyes de la psicorigidez mental. Son las que quieren "parecer" que entienden el mundo que las rodea, pero solo lo razonan desde sus universos cerrados, por eso lo que hacen —como en un juego de Lego— es armar las piezas para que todo encaje dentro de sus cavilaciones. No observan, solo ratifican lo que quieren ver. Estas gentes son un clavo remachado y los hay desde porteros hasta presidentes.
Las personas que tienen psicorigidez, increíblemente, se nos venden como "open minded", dan charlitas de cómo vivir (hasta algunas llegan a TED), escriben algún librito de autoayuda existencial (o de la burrada de turno, da igual) y se nos presentan en sociedad como nuevos "imanes" sin revelar sus recónditos deseos. (Por supuesto, dicen no querer el reconocimiento. Je, je.)
Muchos de estos especímenes son bien peculiares. Están los que encaran para el perfil Paulo Coelho y te dan la receta de ser feliz desde el mundo interior y la autoayuda. (Mire ese libro infame llamado El secreto). Ellos creen, de veras, que te van a salvar de la ruindad planetaria y que solo queriendo, queriendo, que-ri-en-do, lograrás tus objetivos. (¡Ay Dios! Es que hay mucha imbecilidad gratis por allí y la gente es muy buena.)
Otros ejemplares de enfoques dogmáticos son algunas feministas rabiosas que todo lo miran desde el pináculo del odio hacia el otro género, pues nada de lo que un "macho" diga vale, y solo pidiendo perdón por tener miembro viril, el primate es aceptado por allí (de a ratitos). O sea, sos hombre, dos puntos: sos jodido y sos una bazofia. ¡Estás bajo sospecha hijo e perra! ¡Vos, tu cara, el tango y hasta tu vieja por haberte parido! En fin, un mundito algo psicorígido donde no se cuela mucha mirada global. Por suerte, no todas las feministas son así, cada vez son más las que captan que ese talante extremo tiene algo tenuemente nazi y poco inclusivo, digamos.
Bueh, la política es otro lugarcito exquisito donde se encuentra gente que cree que siempre la tiene clara, y donde la esencia es revelarle la verdad a los fieles con movimientos tipo varita mágica de Harry Potter y, ¡pimba!, se hace la luz. Y sí, la política, muchas veces, lleva a encarnar relatos desde lo subjetivo (saben que es discutible la consigna que están "asumiendo" como verdad y le ponen sal al sapito para tragarlo mejor) pero el sentido de participación en algo superior (nación-partido político) termina generando un perfil dogmático.¡Psicorigidez remasterizada digamos! (No hay político relevante que no tenga un poquito.)
¡Ahhh! las religiones…es otro territorio fértil de este asuntillo. La verdad, este Papa nos lleva muertos a todos, porque quebró con eso desde el púlpito católico al abrir su relato a una mirada ventilada y desprotocolizada. Justamente, rompió la psicorigidez del dogma con una perspectiva humanista nueva que ni el más acérrimo crítico hubiera pensado. Nadie le regaló el aplauso planetario, lo ganó con su nueva visión desmarcada, frontal y justa. De la religión islámica mejor no escribo nada porque me da miedito, a decir verdad. En los últimos tiempos sobran señales de que esos chicos (los radicales, digamos) son algo psicorígidos ¿no? De dibujar a Mahoma ni hablamos. Perdón. (Je suis lache).
O sea, la pregunta es: ¿cuanta psicorigidez es posible soportar en esta vida sin que te haga pelota esa inyección venenosa? Mi consejo es rajar ante los psicorígidos que nos rodean. Mentirles, decirles que uno está haciendo yoga, que uno anda mal, que no los va a ver a sus casas porque se mudó de barrio, que tu hermano es asesino, que uno partió hacia el Himalaya; lo que se te ocurra, pero escaparse de ellos es el objetivo central antes que terminar loco y medicado por soportar los delirios de esta gente. Ya con los de uno, alcanza y sobra. Re-sobra.
Cabeza de Turco / POR WASHINGTON ABDALA