En la ciencia económica hay un creciente interés en entender la psicología de las personas que viven por debajo de la línea de pobreza.
¿Existen factores psicológicos que sesgan la manera en que los pobres toman sus decisiones? Frank Schilbach (MIT), Heather Schofield (Pennsylvania), y Sendhil Mullainathan (Harvard) acaban de publicar una investigación, "The Psychological Lives of the Poor", en la revista científica American Economic Review, y nos ofrecen algunas pistas para responder a esa pregunta.
Un primer concepto clave es la capacidad cognitiva. Consiste en los mecanismos psicológicos que sustentan la capacidad de resolver problemas, retener información, involucrarse en razonamientos lógicos, etc. Un segundo concepto importante: el control ejecutivo. Es la habilidad de manejar las propias actividades cognitivas: planificar, prestar atención, controlar los impulsos, monitorearse a uno mismo. Señalan los citados investigadores que tanto la capacidad cognitiva como el control ejecutivo son recursos escasos, y su mal funcionamiento rápidamente contagia a otros rasgos psicológicos.
Estos aspectos claves se pueden medir, tanto en un laboratorio como en trabajo de campo. Estos estudios se han estado aplicando por más de 70 años, ya son parte de la psicología experimental, y son replicables en contextos distintos.
Pobreza y alcohol.
La literatura económica asocia el consumo excesivo de alcohol a la pobreza, pero no se ha profundizado suficiente en las consecuencias de ese consumo excesivo. Una de las consecuencias del alcohol es que disminuye la capacidad de atención, causando que los individuos puedan centrarse sólo en señales muy fuertes, simples, y de corto plazo. Los autores citan una investigación que consistió en otorgar incentivos económicos a un grupo de trabajadores que percibían salarios debajo de la línea de pobreza, para que reduzcan, durante el día, el consumo de alcohol. A otro grupo le dieron las mismas transferencias económicas pero sin cambiar su conducta. Aquellos que recibieron incentivos para no consumir alcohol durante el día aumentaron sus ahorros en 60% en comparación al resto.
Pobreza y economía.
Ser pobre significa tener menos dinero para comprar cosas, pero también significa tener más preocupaciones que son una carga para su capacidad cognitiva y su control ejecutivo. Enfrentan ingresos esporádicos y hacen malabarismos con los gastos. Aunque no estén en ese preciso momento tomando decisiones financieras, estas preocupaciones los distraen, les pesan, y terminan tomando malas decisiones en otros campos (educación, salud). En "The Psychological Lives of the Poor", los autores citan un estudio con pequeños productores de azúcar en India. Estos campesinos pobres reciben su ingreso anual de manera zafral, luego de la cosecha, pero les es muy difícil tomar las decisiones adecuadas guardando algo del dinero para cuando no es época de cosechas. Como los períodos varían según la región, se puede comparar la capacidad cognitiva de los pequeños productores que están en la parte alta del ciclo de ingresos (por la venta de la cosecha) con otros productores que están en la parte baja del ciclo (ya pasó la etapa de venta y ya no disponen casi de recursos más allá de la subsistencia). Los resultados impactan: los que están en el período de pobreza del ciclo sufren realmente consecuencias mentales grandes. Cuando uno es pobre, los desafíos económicos son mucho más que eso: son también cognitivos. ¿Por qué centrarnos en los pobres? Schilbach, Schofield, y Mullainathan ofrecen dos razones. La primera, la analogía con el concepto de capital humano: se aplica a todo el espectro socioeconómico, pero entender la vida de los pobres a través de esa mirada ha sido invaluable. Entender las múltiples manifestaciones de la pobreza a través de los conceptos psicológicos de capacidad cognitiva y control ejecutivo puede ser igualmente clave por ayudarnos a considerar mecanismos e impactos que tradicionalmente no consideramos. La segunda razón para centrarnos en los más pobres: hay razones para pensar que las disminuciones en la capacidad cognitiva y en el control ejecutivo podrían afectar especialmente a este sector. Estas personas más vulnerables tienen una mayor probabilidad de enfrentar muchos de los problemas al unísono (malnutrición, stress, alcoholismo) y de que sean más profundos.
Los aportes de la piscología nos ayudan a no juzgar livianamente la conducta de los más pobres, y nos desafían a científicos sociales y a los diseñadores de política a bajar al terreno, a conocer verdaderamente la vida de los menos privilegiados.
ALEJANDRO CID