Lifan y Nordex sin ensamblar; tienen a todo el personal en seguro de paro.
Las dos empresas —Lifan y Nordex— que ensamblan vehículos 0 kilómetro en Uruguay tienen sus plantas sin producir y todo su personal en el seguro de paro. Hace menos de un año ocurrió lo mismo con otra compañía, Chery, que también dejó de producir en el país.
Aunque la realidad de las primeras dos es diferente a la de Chery, porque ambas esperan comenzar a producir aunque en distintos plazos, todas tienen un mismo punto en común que afectó su producción: Brasil. El país norteño, principal comprador de los vehículos que se armaban en Uruguay para exportar, atraviesa problemas de toda índole y se convirtió en el último año en el dolor de cabeza más grande para la industria automotriz local.
El 19 de mayo del año pasado, representantes de la ensambladora china Chery informaron al gobierno que suspendían la producción ya que llevaban varios meses sin armar un solo vehículo en su planta de Paso Carrasco. En julio, comunicaron que abandonaban el país. Allí, despidieron a los 350 trabajadores que estaban en el seguro de paro.
Ese fue el primer golpe para la industria automotriz local, pero faltarían un par más.
El gerente general de Lifan en Uruguay, Pablo Revetria, informó a El País que la fábrica de armado de vehículos lleva parada varios meses. El corte de la actividad comenzó el 23 de diciembre pasado cuando le fueron otorgadas al personal las licencias pendientes. Luego de cumplida esa etapa los 270 trabajadores fueron enviados al seguro de paro.
"La situación económica, la crisis política, el tipo de cambio y la caída de las ventas se volvieron temas insostenibles y la dirección de la empresa en China resolvió parar la producción y enviar a todo el personal al seguro de paro", explicó Revetria.
Ahora, el gerente local de Lifan continúa monitoreando la situación en Brasil y envía informes a la cúpula de Lifan en China a la espera de una nueva resolución.
Pero son varias las decisiones que se deben tomar en Lifan. "Hay que definir si se empieza a producir este año, de ser así en qué momento y con cuánto personal. Es un hecho que a Brasil le va a llevar un tiempo recuperarse. Entonces, cuando la producción se retome seguramente sea con mucho menos personal del que teníamos, porque los volúmenes van a ser mucho más chicos", dijo el empresario.
Igualmente, Revetria destacó un hecho como positivo. "No resolvieron irse todavía como hizo Chery. Continúan con la decisión de mantener la presencia en el mercado brasileño y argentino y por tanto seguir con la fábrica en Uruguay. Eso se mantiene, pero no sabemos cuándo vamos a arrancar de nuevo", señaló.
Lifan posee un stock de vehículos con el cual puede cubrir pedidos desde Brasil durante siete u ocho meses, ante la caída de la demanda de automóviles desde el país vecino.
La compañía también había apuntado hacia el mercado argentino, pero ingresar todavía le llevará tiempo.
Revetria explicó que en el caso de Argentina se trabaja con un distribuidor con el fin de lograr la entrada de los modelos que se ensamblan en Uruguay. "Pero en caso de que se consiga van a ser volúmenes más chicos. Aparte, en Argentina hay una producción local muy fuerte y los precios son competitivos", dijo el empresario. Por lo tanto, no justificaría comenzar una nueva etapa de ensamblado solamente pensando en venderle a Argentina. Por eso, una recuperación de la demanda brasileña es lo que necesita Lifan para volver a producir.
La situación actual de Nordex (que ensambla en Uruguay las marcas Kia y Geely) es similar a la de Lifan.
El director de la compañía, Nelson Rebelo, dijo a El País que la fábrica se encuentra parada y los 170 trabajadores en el seguro de paro.
"La caída de la economía brasileña nos llevó a estar sin actividad porque nuestra mayor producción es para Brasil, ya que hace tiempo que no exportamos a Argentina y entonces tenemos un sobre stock", informó el ejecutivo.
En Nordex tampoco se tiene pensado dejar de producir en la plaza local. Rebelo indicó que la situación actual es la misma que Lifan, pero con altas probabilidades de reanudar el ensamblado de vehículos en un par de meses.
Pero, más allá de esa posibilidad, la industria automotriz local se enfrenta a una situación compleja por su alta dependencia con el mercado brasileño, donde la mezcla de una serie de elementos —recesión económica, caída de la demanda, además de la crisis política— no permite ver un horizonte positivo en el corto plazo.
Incluso, desde el gobierno se sostiene que la caída de las ventas de automóviles a Brasil no pasa únicamente por una cuestión de tipo de cambio. En ese sentido, el presidente del Banco Central (BCU), Mario Bergara, fue explícito al respecto. "La caída en la compra de autos en Brasil es de 40%. Podemos tener el dólar a $ 80 que no le vamos a vender un auto más", afirmó el jerarca el miércoles 9 de este mes durante un almuerzo organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM).
La realidad muestra que las armadoras de vehículos se encuentran sin producir; eso ocurre en un sector que en algún momento soñó con exportar 15.000 vehículos al año.
Fuerte freno en exportaciones.
Según datos de la Unión de Exportadores (UEU) durante el año pasado las exportaciones totales de vehículos automóviles mostraron una caída de 41,3% medida en dólares y de 43,4% en toneladas respecto al año anterior. Además, en los dos primeros meses de este año, los automóviles no figuraban entre los 10 primeros productos de venta al exterior. Por su parte, el año pasado, las exportaciones generales a Brasil tuvieron un descenso de 30,2% en comparación con 2014. El país norteño quedó posicionado como segundo comprador de mercadería uruguaya en el año. A su vez, en el acumulado de los dos primeros meses de 2016, las colocaciones verificaron una caída de 42,3% respecto al mismo período de 2015, según los datos de la UEU.
UN SECTOR EN PROBLEMAS